Una pregunta incómoda para el Día Mundial del Síndrome de Down

¿Qué ejemplo da una sociedad que descarta a miles de hijos porque no serían perfectos?

Luisa me envió hace poco este vídeo en inglés, publicado hace una semana por CoorDown y titulado "¿Cómo me ves?". Lo protagoniza, en su mayor parte, la actriz Olivia Wilde.

Dejen de intentar 'curar' el síndrome de Down descartando a quienes lo tienen
La subnormalidad es considerar que los niños Down merecen respeto pero no merecen vivir

Yo he tenido mucha suerte en la vida, porque he conocido a personas mucho más bellas que Olivia Wilde. Algunos estarán pensando que me muevo mucho entre pasarelas de modelos, pero no es así. La belleza es aquello que complace a la vista o al espíritu por la perfección de sus formas, pero las formas no tienen por qué ser los rasgos de una cara, unos bonitos ojos azules o un cuerpo escultural. La forma en que una persona influye en tu vida, para mejor, a menudo te aporta más belleza que cualquier actriz despampanante o que un bonito paisaje.

¿Quién es tan iluso como para creerse perfecto?

En mi caso, una de esas bellas personas es un tío mío. No es que tenga el aspecto de Hugh Jackman (yo tampoco). No es que sea muy listo (yo tampoco). A mucha gente seguro que le cuesta entenderle (como a mí). Seguro que en el cole se encontró con muchas dificultades (¿quién no?). Eso sí, mi tío es muy sociable, le va dando la mano a todo el mundo y consigue arrancarle una sonrisa a cualquiera (en eso me gana por goleada). Mi tío no es perfecto. Yo tampoco. Mi tío tiene el síndrome de Down. Yo soy miope, tengo muy mala leche, no me gusta hacer deporte, digo muchos tacos, y además... Bueno, mejor paro, que si me pongo a escribir mi lista de defectos, esta entrada no sale hasta el mes que viene. Muchas personas como mi tío son descartadas antes de nacer porque no son perfectas. Por el mero hecho de tener síndrome de Down ya les consideran indignos de vivir, una catalogación que me cuesta creer que se dicte, sin más, contra miles de seres humanos que ni siquiera han tenido la oportunidad de demostrar todo lo que valen. Y todo porque no son perfectos, como si lo fuesen los que establecen esa estúpida barrera para impedir nacer a otros. ¿Quién puede ser lo bastante iluso como para creerse perfecto, y exigir que sus hijos lo sean?

¿En qué ha quedado el más elemental de los derechos humanos?

En teoría, todo ser humano tiene derecho a la vida por el mero hecho de serlo. Es uno de esos derechos humanos de los que se habla con tanta frecuencia, pero a los que se les empiezan a añadir asteriscos en cuanto procedemos a concretarlos. En este caso, mucha gente considera, en serio, que las personas con síndrome de Down no tienen derecho a vivir. De momento aceptan su liquidación antes de nacer, porque el vientre materno no es transparente y no se puede ver al hijo por nacer a simple vista. Con los nacidos no lo plantean por ese mismo motivo. La teoría, más o menos, es que si le puedes ver, entonces no le puedes matar. Lo que mucha gente no se ha planteado es de qué forma se puede llegar a justificar que se descarte a ciertas personas en aras de una perversa idea de la perfección. Cualquier persona con cualquier tipo de enfermedad congénita podría entrar en ese saco, por el mero hecho de que mucha gente cree que un niño perfecto es uno que viene sin ningún tipo de problema de salud. Pero ¿por qué limitarse a la salud? Con la misma facilidad con que se dicta una condena a muerte a los niños Down, se podría extender por doquier la pena capital para "imperfectos" de todo tipo. Para muchos lo perfecto será tener un hijo rubio. Para otros un signo de imperfección será que el niño salga bajito. ¿Y cuánto tardará en extenderse esa selección más allá del nacimiento? Hace unos años el biólogo británico Richard Dawkins, muy popular entre los ateos radicales, defendía la eugenesia nazi en aras de lograr niños más perfectos o niños a la carta. Si hay que sacrificar vidas, pues se sacrifican. Si hay que instalar en la sociedad la idea de que cualquier tipo de imperfección, por subjetiva que sea, te convierte en reo de muerte en el vientre materno (o incluso fuera de él), pues se hace. Es monstruoso.

Descartar a los 'imperfectos' no es un ejemplo a seguir

Nuestra sociedad cree en serio que está en la cima de los tiempos en lo tocante al progreso. Consideramos que nuestra sociedad es la referencia a seguir y la regla sobre la que se ha de medir el acierto de cualquier hecho del pasado. Ser progresista se considera hoy lo correcto, y con ese término se asocia, entre otras cosas, la aceptación social del aborto y la total desprotección de los niños por nacer. Si esto es progreso, pues yo abomino del progreso. Que una sociedad intente conseguir avances tecnológicos que nos proporcionen una vida más cómoda no puede justificar, de ninguna forma, que para alcanzar ese fin se utilicen medios tan despreciables como matar a seres humanos inocentes e indefensos. Descartar a miles de hijos porque no son perfectos no es un ejemplo a seguir por ninguna sociedad que busque el Bien y la Justicia. Hoy es el Día Mundial del Síndrome de Down, y por ello quiero insistir en esta idea que lamentablemente estamos perdiendo. Pedir la inclusión de las personas con síndrome de Down al mismo tiempo que se acepta que sean descartadas antes de nacer es una muestra de monumental hipocresía.

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Comentarios:

  1. Una sociedad enferma, desnaturalizada e involucionista. Hemos vuelto a Esparta del monte Taigeto.
    Retrocedemos,

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