No, Otegi: un 'rehén' no es un etarra preso, sino el hombre que tú secuestraste para ETA

Hoy Arnaldo Otegi, recién salido de prisión por su condición de terrorista de ETA, ha dicho que los etarras que siguen en prisión son "rehenes" del Estado, como si estuviesen secuestrados.

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Están presos por formar parte de una banda de asesinos

Pues no, Otegi, tú haces aquello que ETA ha hecho con aún más frecuencia que matar: mentir. Un etarra preso es un individuo condenado por un sistema judicial democrático, con todas las garantías procesales, por formar parte de una banda de asesinos. Algunos de ellos no sólo están en prisión por el grave delito de formar parte de esa mafia, sino también por haber cometido otros crímenes a su servicio, como amenazar, secuestrar y asesinar a otras personas, y todo con el fin de poner de rodillas a nuestra Nación para arrebatarle una parte de su territorio e implantar en ella un régimen totalitario de ultraizquierda. Dicho sea de paso, se trata de unos fines tan perversos e intolerables como los métodos utilizados por ETA para alcanzarlos.

Así fue el secuestro de Luis Abaitua a manos de Otegi y sus cómplices

Rehén era, precisamente, la persona a la que tú secuestraste el 19 de febrero de 1979. Esa persona se llamaba Luis Abaitua Palacios, y tenía mujer y seis hijos en el momento del secuesto. Era director de la planta de Michelín en Vitoria y no se metía en política. Unos días antes, el 5 de febrero, un grupo de etarras había secuestrado y disparado un tiro en la rodilla a Georges Roucier, el director general de esa misma empresa de neumáticos, en Lasarte (Guipúzcoa). Abaitua ya había recibido amenazas de muerte, lo típico de una banda mafiosa como la tuya. Estoy seguro de que la memoria no te falla y que te acuerdas perfectamente, pero como parece que algunos no se acuerdan, diré que según la sentencia que te condenó por aquel secuestro, tú fuiste el que encañonó a Abaitua y le obligó a subir al maletero de un coche, para después tenerlo diez días metido en un húmedo agujero excavado en un monte, cerca de Elgóibar, un zulo con unas pequeñas dimensiones: 2,5 metros de largo, 1,5 de ancho y 1,8 de alto. Cualquier celda de cualquier prisión española parece una suite de un hotel del lujo al lado de eso.

Durante el secuestro, tú y tus cómplices le sometisteis a la "ruleta rusa", práctica que consiste en poner una bala en un revólver, girar el tambor y apretar el gatillo apuntando a la cabeza de la víctima. Lo propio de un miserable desalmado como tú. Por este crimen fuiste condenado a seis años de prisión, de los que sólo cumpliste la mitad. Tras su liberación, Abaitua llegó a su casa sucio, demacrado, cansado y con seis kilos menos de peso. Tras la durísima experiencia, quiso abandonar su tierra y su empresa le dio un empleo en Brasil. En junio de 1980, ETA secuestraba a otro directivo más de Michelín: Luis Hergueta Guinea. Le asesinó de dos tiros en la nuca.

Una democracia no puede tolerar que se justifique a terroristas

Dicho esto, me pregunto a cuento de qué las víctimas de la banda terrorista de Otegi tienen que aguantar que este miserable esté justificando a sus cómplices, presentándolos como víctimas cuando han sido los responsables de miles de crímenes. Como cabía esperar, Otegi no se ha apartado de la obediencia de ETA, y sigue defendiendo a quienes como él se han dedicado desde esa banda mafiosa a sembrar el terror entre los españoles con fines, insisto, tan perversos como los métodos usados. En una democracia no se pueden permitir este tipo de cosas. Si Otegi tiene que volver a prisión por apología del terrorismo, qué vuelva.