Empieza a ser muy habitual escuchar sorprendentes declaraciones en las que algunos afirman una similitud e incluso una identificación entre el cristianismo y el comunismo. ¿Es cierto eso?
En este blog ya he dedicado multitud de entradas a denunciar esa ideología totalitaria, pero hoy voy a ceder este espacio a otro autor, concretamente a un Papa santo que vivió bajo un régimen comunista y sufrió su opresión directamente: Juan Pablo II.
"En el fondo, el paganismo nazi así como el dogma marxista tienen en común el ser ideologías totalitarias, con tendencia a trasformarse en religiones substitutivas."
(Carta apostólica con ocasión del 50º aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, 27 de agosto de 1989)
"Cuando, en el año 1979, ya siendo Obispo de Roma, me fue posible visitar por primera vez Gniezno, la cuna del cristianismo en mi patria, pensé en la vecina tierra checa, de donde nos llegó el cristianismo el año 966. Nuestros vecinos hermanos del sur ―los checos y los eslovacos― en varias ocasiones han recordado ese acontecimiento, invitando al Papa visitar su país. Pero, durante estos once años, la visita no fue posible. La piedra del sepulcro cerraba herméticamente la entrada a la Iglesia que está en Bohemia, Moravia y Eslovaquia. El sistema de ateísmo político y de la programada opresión de la Iglesia en Checoslovaquia era especialmente impenetrable. Los múltiples esfuerzos de la Santa Sede para asegurar al menos el mínimo de la libertad religiosa fueron continuamente rechazados. Durante estos cuarenta años se llegó al punto de que sólo poquísimas sedes episcopales pudieron contar con su pastor. Se intentó someter toda la vida de la Iglesia al programa del Estado marxista. Pero, aun en condiciones sumamente difíciles, la Iglesia, como la comunidad de los creyentes, conservó su vitalidad e incluso, bajo muchos aspectos, se regeneró espiritualmente."
(Audiencia General, 25 de abril de 1990)
"Se proponen preservar del comunismo a sus pueblos exaltando e incrementando el poder del Estado, pero con esto corren el grave riesgo de destruir la libertad y los valores de la persona, en nombre de los cuales hay que oponerse al comunismo."
"El marxismo había prometido desenraizar del corazón humano la necesidad de Dios; pero los resultados han demostrado que no es posible lograrlo sin trastocar ese mismo corazón."
"En el pasado reciente, el deseo sincero de ponerse de parte de los oprimidos y de no quedarse fuera del curso de la historia ha inducido a muchos creyentes a buscar por diversos caminos un compromiso imposible entre marxismo y cristianismo. El tiempo presente, a la vez que ha superado todo lo que había de caduco en estos intentos, lleva a reafirmar la positividad de una auténtica teología de la liberación humana integral."
"El marxismo ha criticado las sociedades burguesas y capitalistas, reprochándoles la mercantilización y la alienación de la existencia humana. Ciertamente, este reproche está basado sobre una concepción equivocada e inadecuada de la alienación, según la cual ésta depende únicamente de la esfera de las relaciones de producción y propiedad, esto es, atribuyéndole un fundamento materialista y negando, además, la legitimidad y la positividad de las relaciones de mercado incluso en su propio ámbito. El marxismo acaba afirmando así que sólo en una sociedad de tipo colectivista podría erradicarse la alienación. Ahora bien, la experiencia histórica de los países socialistas ha demostrado tristemente que el colectivismo no acaba con la alienación, sino que más bien la incrementa, al añadirle la penuria de las cosas necesarias y la ineficacia económica."
"A esta concepción se ha opuesto en tiempos modernos el totalitarismo, el cual, en la forma marxista-leninista, considera que algunos hombres, en virtud de un conocimiento más profundo de las leyes de desarrollo de la sociedad, por una particular situación de clase o por contacto con las fuentes más profundas de la conciencia colectiva, están exentos del error y pueden, por tanto, arrogarse el ejercicio de un poder absoluto. A esto hay que añadir que el totalitarismo nace de la negación de la verdad en sentido objetivo. Si no existe una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres: los intereses de clase, grupo o nación, los contraponen inevitablemente unos a otros. Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder, y cada uno tiende a utilizar hasta el extremo los medios de que dispone para imponer su propio interés o la propia opinión, sin respetar los derechos de los demás. Entonces el hombre es respetado solamente en la medida en que es posible instrumentalizarlo para que se afirme en su egoísmo. La raíz del totalitarismo moderno hay que verla, por tanto, en la negación de la dignidad trascendente de la persona humana, imagen visible de Dios invisible y, precisamente por esto, sujeto natural de derechos que nadie puede violar: ni el individuo, el grupo, la clase social, ni la nación o el Estado."
(Encíclica Centesimus Annus, 1991)
"El mismo curso de la historia mundial está poniendo de manifiesto la falacia de las soluciones propuestas por el marxismo. Este sistema teórico y práctico exacerba metódicamente las divisiones entre los hombres, y pretende resolver las cuestiones humanas dentro de un horizonte cerrado a la trascendencia."
(Discurso al Presidente de la República de Chile, 22 de abril de 1991)
"El sistema marxista ha fracasado y eso ha sucedido precisamente por los motivos que la Rerum novarum aguda y, casi proféticamente, ya había señalado. En este fracaso de un poder ideológico y económico, que parecía destinado a prevalecer, e incluso a extirpar el sentido religioso en las conciencias de los hombres, la Iglesia ve ―más allá de todas las causas sociológicas y políticas― la intervención de la Providencia de Dios, la única que guía y gobierna la historia."
(Audiencia General, 1 de mayo de 1991)
"Desde la celebración del Primer Encuentro Nacional de la Iglesia en Cuba ha habido en el mundo grandes transformaciones, que han marcado nuevas pautas en la sociedad y en las relaciones internacionales. Entre esas transformaciones cabe mencionar la caída, en Europa del Este, de un sistema político basado en la filosofía marxista (cf. Centesimus annus, 22), el cual tenía su influjo en Naciones de otros continentes.
Dicho sistema, difundiendo el ateísmo, acarreó a la Iglesia de aquellos países grandes pruebas, pues consideraba irrelevante e incluso nociva la profesión y práctica de la religión. En muchas ocasiones daba un tratamiento burocrático, excluyente y severo a la Iglesia, a sus instituciones y a los creyentes en general. Éstos se vieron limitados y a veces impedidos de proclamar el mensaje de Cristo y, en no pocas ocasiones, vivir la propia fe (Ibíd., 29). Si bien las condiciones de la Iglesia entre vosotros no eran exactamente las mismas que las descritas, los católicos cubanos, que hace diez años celebraban su Primer Encuentro Eclesial, habían experimentado situaciones difíciles."
(Mensaje a los participantes en el II Encuentro Eclesial Cubano, 2 de febrero de 1996)
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Comentarios:
Jandro
Muy sensatas las palabras de aquel Pontífice. Lo malo es que ningún comunista querrá escucharle, aunque realmente nunca haya sufrido el Comunismo en sus carnes, a diferencia de Juan Pablo II.
Por otra parte, no vendría mal que algún Papa actual leyese a quien le nombró obispo auxiliar de Buenos Aires, que no se lía en este asunto. En fin, yo creo que cada uno, aunque sea Papa, aporta sus propias vivencias a su labor pastoral, y a veces esas vivencias se dan en un ambiente de confusión política que no permite identificar bien los males del sistema.
12:15 | 12/11/16
Carlos
El Papa Francisco sigue haciendo Iglesia.
Qué pena…!
14:03 | 12/11/16
Maite
En todo lo que dices en tu artículo hay mucha verdad.
Por eso no puedo entender que políticos de partidos que se dicen de centro-derecha, como algunos del PP, quieran tomar la dirección equivocada respecto a la religión cristiana, como por ejemplo la ideología de género, imponiendo a los colegios católicos semejantes aberraciones.
¿Por qué se posicionan contra las creencias católicas gente que debería respetarlas, desde partidos que históricamente han defendido las posiciones cristianas?
Deberíamos profundizar en esto, antes de posicionarnos los cristianos respecto a los partidos. Tener en cuenta este tipo de cosas antes de dar o no dar nuestro voto.
Lo que piensan las izquierdas de la religión y de la Iglesia lo tenemos muy claro, pero las derechas han cambiado su dirección y no somos conscientes de ello.
Profundicemos y despertaremos
15:44 | 12/11/16
pacococo
San Juan Pablo tenia las cosas claras. Otras personas no lo sé, habrá que oír o leer lo que dicen, sin intermediarios, que los medios suelen interpretar y sacar conclusiones.
Maite
Hace mucho que el pp se declaró socialdemócrata o al menos una parte importante, pero actúan como si lo fueran. Y por supuesto cristófobos aunque son los que cuando les preguntas son muy católicos. No hay más que recordar aquellos diputados que votaron en contra, nunca más se supo de ellos.
El problema es que la mayoría de la gente no quiere enterarse, les va muy bien mirando la TV e incluso viendo 13TV, sin meterse en la red y mirar un poco. Aún no hemos asumido que la democracia es una lucha diaria y que la libertad se conquista, no te la regalan.
Y ya llevamos muchos años de engaños y mentiras por parte de la casta como para investigar un poco y pensar por nuestra cuenta. Pero supongo que eso es pedir peras al olmo y no olvidemos que sarna con gusto no pica.
21:00 | 12/11/16
pacococo
Maite
¿Como que en todo lo que dice hay mucha verdad? ¡Todo es verdad, todo son palabras de S. Juan Pablo!
En la primera lectura del comentario no me había dado cuenta del matiz.
21:03 | 12/11/16
Carlos
Si el cabeza de la Iglesia Católica hace estas manifestaciones, qué nos puede extrañar lo que hagan los partidos políticos por muy de centro derecha (ja…!) que se declaren…?
22:05 | 12/11/16
luis j.
Que se lo digan a Nguyen van Thuan, que lo metieron en la cárcel por pensar igual que los comunistas, sus captores. Y como él tantos otros.
El Papa no acaba de enterarse de que cuando suelta una de sus frases lapidarias no puede dejarla a medias y debe completarla sin tan siquiera añadir una coma en ella, a fin de que los buitres de los medios no puedan sacarle tanta punta como le sacan.
Aunque uno pueda intuir lo que el papa quiere decir no estaría de más saber con más seguridad qué se cuece en su cocina.
10:35 | 13/11/16
Maite
Pacococo
No me refiero a que haya mentiras o errores, sino a que hay otras muchas verdades, que por la brevedad del artículo no se dicen.
San Juan Pablo II fué el Papa cuyas encíclicas y enseñanzas me formaron tras mi conversión. Fui comunista y soy cristiana, así es que sé un poco de ambas cosas: de los engaños que se cuentan para captar juventud incauta y de las cosas que se esconden y no se dicen, porque son vergonzosas verdades históricas.
Jesús tuvo Misericordia de mí, así como de otros muchos de mi generación y, aunque no lo merecíamos, nos atrajo a la Verdad. ¡Gloria a Dios!
14:17 | 13/11/16
Luisa Carrasco
Me alegra mucho leer lo que dice Maite en su último comentario, y -como siempre- un placer leer a Jandro. Opino que, efectivamente, cada uno aporta a su labor (sea la que sea) sus propias vivencias con todo lo que eso conlleva (ambiente familiar y social, modo de captar y entender la realidad…), y que debemos ser más comprensivos con todos, pero especialmente con aquellos que por su edad y por su «trabajo» merecen un especial respeto. Hay mucha gente que ha sido educada en ambientes muy diferentes y que, aun siendo muy buenas personas, piensan y actúan de un modo muy diferente.
Hace un par de días leí algo -escrito por una persona supuestamente cristiana- que me entristeció profundamente. Decía: «A los comunistas, ni agua…», mientras criticaba a «otro cristiano»… Parece mentira que se esté acabando el «Año de la Misericordia» y sigamos sin enterarnos… «Dad de beber al sediento», «enseñar al que no sabe», «corregir al que yerra», «sufrir con paciencia los defectos de los demás»… eso es lo que debemos hacer los cristianos, y no lanzarnos a la yugular de aquellos con los que no estamos de acuerdo o que directamente nos ofenden. No olvidemos tampoco que Dios no ha venido a salvar a los justos, sino a los pecadores (por suerte para nosotros). No es a nosotros a quienes nos toca excluir a nadie de la salvación, sino, precisamente, colaborar para que se haga extensiva a aquellos que no creen o no han recibido aún «la Buena Noticia».
13:08 | 14/11/16
Carlos
Estando bastante de acuerdo con casi todo lo que se comenta, creo que es interesante hacer una observación.
El Papa, como «cualquiera» pude estar influenciado por sus vivencias.
Pero el Papa, precisamente por ser quien es, no es «cualquiera» y se le supone una preparación y capacidades por encima de los «cualquiera».
Por eso creo que es imprudente, o por lo menos un lujo que como Papa no se debería permitir, hacer algunas afirmaciones políticas.
Por lo demás, a nadie se excluye de la salvación, más bien se trata de autoexclusión.
De la gente que sigue el Comunismo, seguro que muchos lo hacen convencidos de que es una opción válida por desconocimiento, adoctrinamiento o sectarismo y no por eso se les podría calificar como malas personas.
Lo que si que es malo, demostrado a lo largo del pasado siglo y lo que llevamos de éste, es la ideología comunista y a esa ideología yo si la descalifico y condeno.
14:26 | 14/11/16
Elentir
Creo que a veces nos confundimos a la hora de interpretar lo que significa la misericordia. Esa virtud anima a compadecerse a los sufrimientos y miserias de los demás, pero no puede implicar dar por bueno o por correcto lo que no lo es. Si el Papa decide ir tres veces a un periodista que no graba sus entrevistas, y una vez tras otra ese periodista publica una la entrevista llena de titulares que provocan polémica, es evidente que no es el periodista es único que está haciendo algo mal.
Y bastante prudente he sido, por cierto, al escribir esta entrada, a la vista del daño que provocan esos titulares por la confusión que siembran.
16:26 | 14/11/16
luis j.
Cuando alguien se ve obligado por mor de los deslices verbales del Papa o de cualquier otro a exponer, explicar y aclarar las verdades profundas de la preciosa doctrina católica, ha de entender que está recibiendo un don gratuito. Pero cuando son los medios generalistas los que se aprovechan de ellos para hacer escarnio de dichas verdades, es obvio que se impone una revisión profunda del modo de decir las cosas, a no ser que al interlocutor dicha doctrina le traiga al pairo, lo cual no creo. Al Papa se le presupone una preparación intelectual y espiritual que se da por hecha y asentada, y a partir de ahí es relativamente fácil intuir las cosas que quiere decir pero que deja a medias. Pero eso no está al alcance de la inmensa mayoría del populacho que se considera a sí misma igual o más preparada que el Papa en temas de índole incluso teológica. Y esto es un hecho. Y yo doy por hecho que el Papa no desconoce las persecuciones cruentas a que el comunismo ha sometido al cristianismo a lo largo de la historia. Que hable más clarito, que tampoco es tan complicao macho.
17:53 | 14/11/16
Luisa Carrasco
Elentir, a mí me ha parecido muy bien este post, y así te lo he hecho saber de varios modos, creo recordar, y te agradezco tu prudencia. Mi comentario no va por lo que se dice en él, sino por los que han surgido a raíz de éste o de otros artículos respecto a las desafortunadas declaraciones, supuestamente, del Papa.
Opino, como tú, que la misericordia no es dar por bueno lo que no es. Precisamente, a mí me cuesta mucho callarme ante los errores ajenos, aunque, sí intento corregirlos con buenos modales (no siempre consigo eso, y, a menudo, pierdo los nervios con quienes más confianza tengo), y es por eso que recordaba antes que corregir al que yerra y enseñar al que no sabe son dos obras de misericordia. Siento si se ha entendido mal, no me refería a corregirte a ti ni a ninguno de los que están comentando este artículo, sino a que, si uno cree que el Papa o quien sea se está equivocando, es a esa persona a la que debemos dirigirnos para intentar sacarla de su error.
Respecto a lo que dice Carlos, yo también condeno el comunismo, y no entiendo que siga estando permitida la existencia de partidos comunistas en países que se dicen democráticos.
18:42 | 14/11/16
Gedeón McHale
Yo no soy creyente en nada ni, por tanto, católico, pero hay algo que los que comparan la doctrina cristiana y el comunismo olvidan, creo que deliberadamente. La doctrina cristiana preconiza una guía de conducta basada en la libertad individual: el hombre debe ser justo y misericordioso a través de un proceso introspectivo, de conocimiento, que la doctrina define como Fe. El comunismo, sin embargo, propone un modelo de sociedad donde la voluntad del individuo no es relevante y donde los comportamientos deben adecuarse coercitivamente a las decisiones emanadas desde el órgano central del partido. Para el cristianismo, el hecho de que un hombre pague impuestos para construir hospitales no es relevante, porque no es un acto voluntario, y la propia acción del gobierno para obligar al hombre a pagar es pecaminosa, porque es violenta. Esa cantinela de que el comunismo se parece al cristianismo es obra de la Teología de la Liberación, de la que Bergoglio ha obtenido su visión doctrinal, y que fue, como es conocido, concebida y financiada por el gobierno comunista de la URSS. Pero nada más lejos de la verdad.
10:50 | 15/11/16
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