"Podéis ahorraros el artículo", dice, porque esas cosas "no nos interesan nada"

Una feminista anima a no leer un artículo que defiende la presunción de inocencia del varón

Ayer El País Semanal publicó un demoledor artículo del escritor Javier Marías titulado "Ojo con la barra libre", sobre la presunción de inocencia de los acusados por acoso sexual.

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Un artículo que afirma lo obvio: las mujeres no siempre dicen la verdad

El artículo se refiere al llamado movimiento "Me Too", que está dando lugar a una ola de denuncias de acoso sexual contra personajes famosos en Estados Unidos. Aunque la amplia mayoría de las denuncias no van acompañadas de pruebas, esas acusaciones están sirviendo para dañar gravemente la reputación de los acusados, bajo la premisa de que las denunciantes, por el hecho de ser mujeres, gozan de presunción de veracidad.

Javier Marías apunta: "En vez de ser el denunciante quien debía demostrar la culpa del denunciado, era éste quien debía probar su inocencia, lo cual es imposible. (Si a mí me acusan de haber acuchillado a una anciana en el Retiro, y la mera acusación se da por cierta, yo no puedo demostrar que no lo hice, salvo que cuente con coartada clara.) De hecho, en esta campaña, se ha prescindido hasta del juicio. Las redes sociales (manipuladas) se han erigido en jurados populares, son la misma muchedumbre que exigió la ejecución de Jesús y la liberación de Barrabás en su día." Al final de su artículo, el escritor concluye lo siguiente:

"Dar crédito a las víctimas por el hecho de presentarse como tales es abrir la puerta a las venganzas, las revanchas, las calumnias, las difamaciones y los ajustes de cuentas. Las mujeres mienten tanto como los hombres, es decir, unas sí y otras no. Si se les da crédito a todas por principio, se está entregando un arma mortífera a las envidiosas, a las despechadas, a las malvadas, a las misándricas y a las que simplemente se la guardan a alguien. Podrían inventar, retorcer, distorsionar, tergiversar impunemente y con éxito. El resultado de esta “barra libre” es que las acusaciones fundadas y verdaderas —y a fe mía que las hay a millares— serán objeto de sospecha y a lo peor caerán en saco roto, haya o no pruebas. Eso sería lo más grave y pernicioso."

Un derecho básico que ya está siendo vulnerado en nuestro país

La denuncia de Javier Marías está cargada de razón y, además, tiene un sólido fundamento jurídico. En todo país democrático el que acusa a otra persona de un delito es el que tiene que aportar las pruebas de su acusación. El acusado goza del derecho a que se le considere inocente hasta que se demuestre lo contrario. La Constitución Española ampara este derecho en su Artículo 24, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos lo ampara en su Artículo 11:

"Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa."

Se trata de un mecanismo jurídico imprescindible para garantizar la convivencia, ya que ese derecho garantiza que una persona no pueda ser condenada sin pruebas. Lamentablemente, nuestra democracia lleva ya años saltándose ese principio. Recordemos que la vigente Ley contra la Violencia de Género de 2004, sin citarla, otorga en gran medida una presunción de veracidad a la mujer, lo que ha dado lugar a una ola de denuncias falsas y a situaciones realmente dramáticas de hombres que sufren venganzas a manos de sus parejas sin haber hecho nada malo. Ante esa situación incluso algunas mujeres se han manifestado pidiendo que se respete la presunción de inocencia de los varones. Así mismo, se están aprobando leyes autonómicas que establecen la inversión de la carga de prueba para acusados de discriminación por diversas razones, esto es, que los acusados de discriminación o de ciertos delitos de odio tienen que probar su inocencia.

Amparo Rubiales llama "misógino y machista" a Marías y pide no leer su artículo

Tras la publicación del artículo de Javier Marías, la feminista Amparo Rubiales, exdiputada y militante del PSOE, publicó un mensaje en Twitter animando a no leer el artículo, y acusando a su autor de "misógino y machista", simplemente por decir cosas que son de puro sentido común.

El feminismo se ha acostumbrado a dictar "fatuas" para defenestrar a todo el que le lleva la contraria, usando adjetivos como los que dirige Amparo Rubiales contra Javier Marías, y a menudo para incitar a linchamientos mediáticos contra el discrepante. Lo llamativo es que la feminista del PSOE, a falta de argumentos para contestar a Marías, se dirige a sus seguidores como si pensara por ellos y les dijese lo que deben leer y lo que no. Y todo porque el escritor ha salido en defensa de un derecho tan elemental como la presunción de inocencia. Lo más alucinante de todo esto es que Amparo Rubiales es Doctora en Derecho, abogada y profesora titular de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. ¿Esta señora enseña a sus alumnos que el acusado de un delito no tiene presunción de inocencia? ¿O sólo limita la supresión de ese derecho a aquellos casos en los que al feminismo le resulta conveniente?

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(Foto: Montserrat Boix - Wikimedia)

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Comentarios:

  1. Luna

    Quedaba pendiente desde hacía tiempo la ampliación de supuestos para la pena permanente revisable pero las izquierdas levantaron polémica cuando coincidió con un varios delitos monstruosos, tomó la palabra y dijo que «sería una venganza» y «que no se puede legislar en caliente». La campaña «me too» se presenta de una forma muy enrarecida y cuestionable (recordemos lo que son los delitos contra el honor, lo que es la difamación y la calumnia)para «calentar legislaciones» y aquí no se levanta nadie para quejarse por eso.
    En efecto, la llamada inversión de carga es un mecanismo tan contrario a la presunción de inocencia que en muchos países se relaciona en Derecho con lo que se conoce como «prueba diabólica» y consiste precisamente en lo que explica Elentir: la exigencia de que se pruebe algo que no es posible ante la imputación directa de la culpa.
    Y siempre encontramos que falta la bidireccionalidad, es decir: Las feministas u homosexuales pueden ofender a quienes no lo son, insultarle de la forma más descarada, ridiculizarle o mentir sobre ellos impunemente, mientras que la simple sospecha o acusación de que una persona lo haga contra ellos puede llevar a esta inversión de carga y a la activación de leyes LGBTYTODOLODEMÁS que blinda por completo la acusación y hasta al juez le quedan vedados procedimientos para esclarecer los hechos. Cuanbdo un privilegio no tiene razón de ser, se constituye en una prevenda. Cuando a una argumentación como la que expone Javier Marías le achaca una profesora de Derecho un par de insultos y la falsedad de todo lo que dice en contra de todo lo que ella bien sabe y conoce, se llama prevaricación.

  2. Papulus

    Es lo de siempre. El feminismo comulgando con las ideas más totalitarias del comunismo trasnochado.
    Lo peor de todo es que hay hembristas que lo defienden.

  3. Elentir. Es otro ejemplo del ‘mal’ que hay hoy en día de las redes sociales que manipulan la opinión publica.

  4. La verdad verdadera, perdona la redundancia desaparece y la mentira se convierte en verdad.

  5. Isidro García Getino

    Mucho peor todavía es que nuestro Parlamento se apreste a legislar en el mismo sentido, a anular la presunción de inocencia , a dar pábulo a los comisarios políticos, a legislar CONTRA los niños, etc, etc.

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