Este sábado 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María, se cumplen 100 años de uno de los episodios históricos más decisivos y a la vez más ignorados del siglo XX.
La independencia de Polonia y el expansionismo bolchevique
En 1917 se había instaurado en Rusia la primera dictadura comunista, después del golpe de Estado bolchevique de noviembre de ese año. El 3 de marzo de 1918 la dictadura de Lenin firmaba el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania, una humillante rendición que empezó a descomponer el antiguo Imperio Ruso. En el tratado, los bolcheviques renunciaban a Besarabia, Bielorrusia, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania, Ucrania y la zona rusa de Polonia. La mayoría de esos territorios declararon su independencia.
En noviembre de ese año terminaba la Primera Guerra Mundial con la derrota de Alemania y del Imperio Austro-Húngaro. El 11 de noviembre de 1918 Polonia recuperaba la independencia de todo su territorio después de 123 años desaparecida de los mapas, tras la tercera y última partición en la que fue ocupada por austriacos, prusianos y rusos en 1795. La Segunda República polaca tendría que iniciar de inmediato una lucha por su propia supervivencia, pues a causa de la derrota alemana, la Rusia bolchevique dio por no válidas las renuncias que había hecho a parte del territorio de la Rusia zarista y se dispuso a invadirlas, no sólo con pretensiones meramente nacionalistas, sino también con el objetivo de extender el comunismo por Europa a sangre y fuego.
Finlandia y Estonia: los primeros retrocesos del comunismo
Entre enero y mayo de 1918 se libró una Guerra Civil en Finlandia, entre los partidarios de su independencia (que tuvieron el apoyo de Alemania y de voluntarios de otros países, entre ellos muchos miembros de la Legión Polaca) y los comunistas finlandeses, apoyados por la Rusia bolchevique. La contienda acabó con la primera derrota militar del comunismo. Nada más terminar la Primera Guerra Mundial, Bielorrusia, Estonia, Lituania y Letonia fueron invadidas por los bolcheviques, encontrando una fuerte resistencia en Estonia, que terminaría con la derrota de los bolcheviques en febrero de 1920. Fue la segunda derrota militar del comunismo. Al igual que en Finlandia, los estonios tuvieron apoyo extranjero, en este caso del Reino Unido, rusos blancos y voluntarios letones, finlandeses, alemanes y nórdicos.
La ofensiva bolchevique contra Polonia y el contraataque polaco
En enero de 1919 estallaron en Europa una serie de levantamientos comunistas alentados por la Rusia de Lenin: Alemania, Hungría, Rumanía e Italia. En febrero Lenin lanzó contra Polonia sus fuerzas militares para acudir en auxilio de los insurgentes comunistas. Los polacos demostraron ser unos enemigos duros: son un pueblo con una larga tradición militar y muchos de ellos tenían experiencia militar, pues habían combatido en los ejércitos de Alemania, Austria-Hungría y Rusia en la Primera Guerra Mundial. En marzo de 1919 los polacos pasaron al contraataque, recuperando Vilna (la actual capital de Lituania) y echando a los bolcheviques de Kiev, la capital de Ucrania, en mayo. El Jefe del Estado Polaco, Józef Piłsudski, tenía el sueño de crear una federación de países, "Międzymorze" (Entremares), que frenase el expansionismo ruso.
Los bolcheviques a las puertas de Varsovia
A diferencia de lo que había ocurrido en Finlandia y Estonia, Polonia apenas tuvo ayuda del exterior. Se formó una unidad de pilotos voluntarios procedentes de EEUU, la 7ª Escuadrilla Kościuszko, y Hungría ofreció ayuda militar, pero Checoslovaquia no permitió su paso por su territorio. Finalmente, la falta de apoyo de los ucranianos acabó cambiando las tornas y en mayo de 1920 los bolcheviques pasaron de nuevo a la ofensiva. El Ejército Rojo invadió Polonia y el 10 de agosto de 1920 cruzó el río Vístula, dispuesto a ocupar Varsovia. Polonia parecía condenada y todas las delegaciones diplomáticas abandonaron la ciudad, salvo dos: la británica y el Nuncio de Su Santidad, Achille Ratti, que dos años después se convertiría en el Papa Pío XI.
Una inesperada victoria polaca coincidiendo con el día de la Asunción de María
Polonia se había movilizado de forma desesperada: la gente de las ciudades y los campesinos tomaron las armas para defender su Patria de la invasión comunista. El 14 de agosto de 1920 el Ejército polaco logró vencer al Ejército Rojo en Ossów, a 23 kilómetros de Varsovia, en un combate en el que murió heroicamente el sacerdote Ignacy Skorupka, que animó a avanzar a los soldados polacos empuñando un crucifijo, una imagen que resume bien el significado que los propios polacos le dieron a esta guerra: un enfrentamiento entre la cultura cristiana occidental y el ateísmo comunista. Por fin, el 15 de agosto, coincidiendo con la fiesta de la Asunción de la Virgen, las fuerzas polacas vencieron al Ejército Rojo en una sorpresiva maniobra envolvente ideada por Józef Piłsudski, y que tuvo como principal ariete a las fuerzas montadas. Fue la última gran carga victoriosa de la historia de la caballería.
Las importantes consecuencias del «Milagro del Vístula»
El pueblo polaco, fervientemente católico, vio aquella victoria contra toda esperanza como un milagro, que además se produjo en una fiesta dedicada a la Virgen María. Por eso hoy en Polonia se conoce a la Batalla de Varsovia como "el Milagro del Vístula". Temeroso de que los polacos pasasen nuevamente a la ofensiva e invadiesen toda Rusia, Lenin pidió la paz y se declaró un alto el fuego en octubre. Aquella victoria polaca frenó el expansionismo comunista en Europa durante casi dos décadas, hasta la invasión germanosoviética de Polonia de 1939. Lenin no tuvo más remedio que abandonar su ideal expansionista y aportar por la política del "socialismo en un solo país". La guerra terminó con la firma del Tratado de Riga el 18 de marzo de 1921.
La Batalla de Varsovia fue injustamente olvidada y despreciada tal vez por la mala conciencia que generó en Occidente, que había dejado sola a Polonia ante el Ejército Rojo, a pesar de lo cual ese país, con sus propios medios, sin apenas aliados y sólo dos años después de recuperar su independencia, fue capaz de vencer y humillar a las fuerzas bolcheviques, a pesar de que le superaban en número. Hoy en día aquella batalla merece ser recordada como uno de los momentos más decisivos del pasado siglo, que fue posible gracias al valor y la fe del pueblo polaco.
Bibliografía:
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Comentarios:
Robson
12 września 1683 Wiedeń
15 sierpień 1920 Warszawa
Teraz przyszedł czas żeby zniszczyć tęczową zarazę i trzeci raz uratować Europę
Czesc i chwała Bohaterom.
7:31 | 15/08/20
Marcial
Polonia y España, únicas naciones en la Historia que han derrotado al Islam y al Comunismo, gracias al Cristianismo.
10:41 | 15/08/20
Marcial
Es ilustrativa la frase que pronunció un caudillo soviético que tras ser derrotado huyó con su hueste de caballería a Prusia y fue allí internado. Resumía el odio y la impotencia ante el triunfo polaco y el resentimiento que alimentaría la invasión de 1939.
10:45 | 15/08/20
Marcial
Desde que leí la trilogía polaca de Sienkiewickz me hice a la idea del papel de Polonia en la Historia.
10:47 | 15/08/20
wladimir
He leido sobre este hecho historico
y debo decir que si los bolcheviques hubiesen ganado…esta seria la «proa» sovietica en Europa occidental…Gracias a Dios y a los Polacos se evito este avance prematuro del comunismo en Europa
por otro lado tengo que añadir que los polacos y sus valientes husares lucharon tambien contra otro temible enemigo…el mismo imperio mongol con un ejercito dirigido por Baidar y Kadan (nietos de Gengys Khan) y Orda Khan,jefe de la Orda oriental,invadieron en 1240-1241 y fueron derrotados y posteriormente hubo una segunda invasion (1259-1260) y una tercera invasion (1287-1288) que tambien fueron derrotadas a su vez….
Polonia..Sosten de Europa occidental y la Cristiandad
11:17 | 15/08/20
Diego
Esta guerra olvidada tuvo graves consecuencias dentro de la URSS.
Las fuerzas soviéticas dividieron su ofensiva en dos puntas de tenaza: al sur atacaba un ejército cosaco de caballería cuyo jefe era Semyon Budionny y como comisario político estaba un tal Iosif Stalin. Por el norte atacaba un ejército al mando de un joven general llamado Tujachevsky y tenía como punta de lanza otro ejército de caballería que iba más o menos por libre, la Konarmya. En un momento dado el avance arrollador de Budionny se detuvo, la Konarmya se pasó de frenada y en vez de envolver Varsovia siguió avanzando hacia el Oeste mientras Tujachevsky avanzaba sobre la capital polaca. Pildzuski se la jugó mandando todas sus reservas para defender Varsovia.
Tujachevsky reclamó refuerzos a Budionny para consumar el esfuerzo final y este se los negó.
Para cuando los soviéticos trataron de recuperar la iniciativa, la Konarmya estaba aislada y sin suministros, Budionny estaba atascado en una lucha que ya no podía ganar y los polacos estaban derrotando a Tujachevsky a las puertas de Varsovia.
Al final los soviéticos se replegaron como pudieron (o sea de mala manera, dejando atrás miles de muertos, heridos y prisioneros así como toneladas de equipo), la Konarmya se rindió… en Prusia Oriental a los alemanes y ya de vuelta en Moscú, todo eran reproches mutuos entre los distintos líderes sobre quién era el culpable de la derrota. Los resquemores internos solo se saldarían (o no) con las purgas estalinistas del Ejército Rojo en 1937-1938. Tujachevsky fue la «estrella» de esa primera purga, mientras que Budionny se libró. Está claro que Stalin no olvidaba.
11:54 | 15/08/21
Jokin
Buenos días.
¿Como puedo encontrar info de la participación como comisario político de Stalin en la Batalla de Varsovia?
Gracias.
12:16 | 10/10/21
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