Irene Montero pone «fuera de la ley» a los que discrepamos de un dogma izquierdista

La historia nos demuestra que la llegada de los comunistas al poder siempre tiene como resultado un retroceso en materia de libertades, y España no iba a ser menos.

El significado del concepto 'violencia de género' y su perversa finalidad política
¿Por qué hablan de 'violencia de género' pero no hicieron una ley de 'violencia separatista'?

Una ministra que se declaró «comunista» hace tres años

La diputada de Podemos y ministra de Igualdad Irene Montero se declaró "comunista" en 2017, identificándose así con una ideología totalitaria que ha promovido una serie de dictaduras que han matado más de 100 millones de personas. Así pues, no es de extrañar la barbaridad que ha pronunciado hoy en el Congreso.

Montero pone «fuera de la ley» a quienes piensan que la violencia no tiene género

En la sesión de control al Gobierno, la diputada de Vox Mireia Borrás preguntó a la ministra: "¿Cuál es la utilidad del Ministerio de Igualdad?" La respuesta de la ministra fue la siguiente: "este Ministerio sirve para que todos los españoles, y particularmente todas las mujeres, especialmente en los momentos más difíciles, sepan que los que piensan que, como ustedes dicen, que la violencia no tiene género, están fuera de la ley".

No hay ninguna ley española que prohíba emitir esa opinión

Para empezar, la señora ministra debería informarse un poco antes de decir esas burradas. No hay ninguna ley española que prohíba discrepar de un concepto ideológico como es la "violencia de género", un concepto introducido por el PSOE con la Ley de Violencia de Género en 2004. Dicha norma definió la "violencia de género" como "la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia".

Un concepto ideológico que considera a las mujeres oprimidas por los hombres

Lo que ese concepto viene a afirmar es que si una mujer es maltratada por su marido, ese maltrato es fruto de la manifestación de una "discriminación" y unas "relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres". Esto es como afirmar que las mujeres están oprimidas por los hombres, y discrepar de una afirmación así es absolutamente legítimo, por cuanto esa afirmación es un intento de trasladar el dogma comunista de la lucha de clases a los sexos. En la práctica, lo que Irene Montero pretende que creamos es que estamos fuera de la ley quienes negamos que las mujeres estén oprimidas por los hombres, como si esa supuesta opresión fuese un dogma legal del que nadie puede discrepar, como si viviésemos en una dictadura.

Irene Montero se salta la Constitución y la separación de poderes

Por si Irene Montero lo ha olvidado, el Artículo 16 de la Constitución ampara "la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley". Así mismo, el Artículo 20 protege el derecho a "expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción". Por otra parte, un ministerio no legisla: las que legislan son las Cortes. Así que al poner fuera de la ley a los que no opinamos como ella, como lo ha hecho hoy, Irene Montero se salta la Constitución y la separación de poderes. Un motivo más que suficiente para reclamar su cese.

El partido de Montero pidió en marzo legalizar la apología del terrorismo

Se da la circunstancia de que en marzo el partido de Irene Montero pidió legalizar la apología del terrorismo y los ultrajes a España, las humillaciones a las víctimas del terrorismo, las calumnias, injurias y amenazas a los Ejércitos y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, las ofensas y el escarnio a los miembros de confesiones religiosas y otros delitos que constituyen claros abusos de los límites de la libertad de expresión. No deja de resultar curioso comprobar que los mismos que no toleran que se discrepe legítimamente de sus opiniones, al mismo tiempo pretenden legalizar atentados contra el derecho al honor y la dignidad de las personas. Si algo ha demostrado la izquierda es que no reconoce más ley que sus caprichos.