Un sencillo gesto de patriotismo que puede lograr que los catalanes vuelvan a ser libres

Este domingo se celebran elecciones al Parlamento de Cataluña, una convocatoria muy importante para muchos catalanes que aman a España.

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Digo que es importante porque cada voto cuenta. Después de tantos años de verse sometidos a un dominio separatista que ya se parece peligrosamente a una dictadura, muchos catalanes que se sienten españoles pueden haber llegado a un grado tal de desánimo que les desanime a ir a votar. A ello han contribuido, todo hay que decirlo, los sucesivos gobiernos de España con su política de claudicación ante el secesionismo, una política que se ha traducido ya demasiadas veces en un abandono hacia los muchísimos catalanes que se sienten españoles. Un abandono que se tiene que terminar ya.

Ya ha llegado la hora de que nos convenzamos de que el separatismo no es un camino sin salida, como algunos quieren hacernos creer, como si Cataluña, el País Vasco y Galicia no tuviesen otro futuro posible que el de ver rotos sus lazos históricos con España. Hacer retroceder al separatismo es posible y es tan necesario como recuperar la Libertad que esa ideología odiosa pretende arrebatarnos, porque allí donde ha brotado el separatismo, éste ha ido acompañado de prácticas mafiosas y totalitarias para silenciar al que discrepa. Gallegos, catalanes y vascos tenemos dos futuros posibles: con España y la Libertad, o con el separatismo y su dictadura mafiosa. No hay término medio.

Cuando los separatistas dicen que quieren una Galicia o una Cataluña libres, mienten. Lo que quieren en realidad es convertir esas regiones en dictaduras en las que sólo ellos puedan opinar, en las que los que hablamos español seamos tratados como apestados, en las que la libertad de pensamiento sea erradicada en las escuelas mediante el adoctrinamiento nacionalista, en las que la gente tenga miedo a discrepar del separatismo, porque eso significa sufrir coacciones, amenazas o incluso palizas. Lo que quiere el separatismo es precisamente ese fascismo que dice rechazar de boquilla, pero que aplica con el mismo desprecio por la democracia que demostraban los fascistas.

En el día de hoy, los catalanes que aman a España pueden hacer un sencillo gesto de patriotismo para el que apenas hay que correr riesgos: votar. Ese voto, que algunos les han desanimado a emitir durante años para hacerles creer que no servía para nada, es la forma que tenemos en democracia de empezar a cambiar las cosas. Si tú no vas a votar, los separatistas votarán por ti y seguirán decidiendo por ti, tratándote como un extranjero en tu propia tierra, como un error al que hay que corregir a base de miedo. No se lo permitas. Otros han expuesto mucho más para defender a España en Cataluña: tú sólo tienes que votar. Toma todas las precauciones necesarias dada la situación sanitaria que vivimos, pero no dejes que la mafia separatista decida por ti. Hoy puedes lograr que las cosas en tu tierra vuelvan a cambiar y que los catalanes volváis a ser verdaderamente libres. No pierdas esta oportunidad, por favor.