El movimiento proaborto ya deriva hacia planteamientos antidemocráticos

EEUU: la ocurrencia de un diario izquierdista que podría conducir a un régimen totalitario

La izquierda estadounidense continúa rabiosa por la sentencia del Tribunal Supremo que señaló que el aborto no es un derecho constitucional.

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The New York Times da por muerta a la Constitución de EEUU

En medio de esa rabieta, uno de los medios más influyentes de la izquierda estadounidense, The New York Times, publicó ayer un escandaloso artículo titulado "The Constitution Is Broken and Should Not Be Reclaimed" (La Constitución está rota y no debe ser reclamada). En él, dos profesores de Derecho -Ryan D. Doerfler de la Universidad de Harvard y Samuel Moyn de la Universidad de Yale- proponen sin rodeos acabar con la Constitución de los Estados Unidos.

Los propios autores del texto reconocen que "las constituciones nacionales se han asociado con un conjunto de libertades y valores básicos que, de lo contrario, las mayorías transitorias podrían pisotear", pero contrapesan esa idea precisamente con la frustración que sienten ellos mismos ante el hecho de que la Constitución de EEUU no considere un derecho el acto de matar a un ser humano inocente e indefenso en el vientre materno: "las constituciones, especialmente la rota que tenemos ahora, inevitablemente nos orientan hacia el pasado y desvían el presente hacia una disputa sobre lo que la gente acordó alguna vez".

Los ecos del comunismo y el nazismo en un infame texto

En ese infame texto, sus autores afirman que "nuestra Constitución actual es inadecuada, razón por la cual sirve tan bien a los reaccionarios", y la califican como "un texto que es notoriamente antidemocrático" y con el que "los progresistas se ven obligados a navegar por características fijas", y citan expresamente lo que afirman como "el derecho al aborto". Y mediante esa retorcida argumentación, pasan a hacer unas afirmaciones tramposas y peligrosas:

"Al dejar a la democracia como rehén de restricciones que son más difíciles de cambiar que el resto del orden legal, el constitucionalismo de cualquier tipo exige un consenso extraordinario para un progreso significativo. Condiciona una democracia en la que el gobierno de la mayoría siempre debe importar más a los vetos sobrevivientes de poderosas minorías que invocan el pasado constitucional para obstruir un nuevo futuro".

Es asombroso que estas barbaridades las hayan escrito dos profesores de Derecho. La razón de ser de las constituciones es poner límites al poder político para salvaguardar los derechos fundamentales. Su existencia se debe a la experiencia acumulada a lo largo de la historia por los abusos cometidos por un poder político ejercido sin ninguna limitación. El mundo ha conocido ejemplos tan claros de ese absolutismo político como el nazismo y el comunismo.

Los efectos que podría tener la dispartada propuesta del diario izquierdista

La idea de que una constitución es un estorbo para la mayoría no es nueva, pero sigue siendo igual de peligrosa que antaño. Si los derechos fundamentales pueden ser redefinidos cada 4 años por mayorías pasajeras, entonces no cabe hablar de derechos fundementales, sino de meras concesiones caprichosas de la mayoría a las minorías que pueden ser suprimidas cuando a la mayoría le dé la gana. La infame ocurrencia publicada por The New York Times podría dar pie a que una mayoría estableciese leyes racistas como las aprobadas en Alemania tras la victoria electoral del Partido Nacional-Socialista en 1933, leyes que discriminaban de forma aberrante a los judíos. Sin una protección constitucional de los derechos fundamentales, cualquier atropello es posible.

La deriva antidemocrática del movimiento proaborto

No es ninguna sorpresa que esa filosofía del Derecho sea defendida por dos profesores partidarios del aborto. La izquierda viene pisoteando el primero de los derechos humanos desde hace décadas con sus políticas abortistas. Lo ha hecho, con frecuencia, estirando o manipulando el sentido de los textos constitucionales, para someterlos a los caprichos de la mayoría. Por fin, cuando en EEUU el Tribunal Supremo pone límites a ese abuso, lo que pretende la izquierda es destruir los límites a cualquier abuso de poder: totalitarismo puro y duro, por mucho que se disfrace como "democrático" por el hecho de que el abuso sea respaldado por la mayoría. ¿O acaso lo democrático en la Alemania de la década de 1930 apoyar la igualdad de derechos de los judíos que su supresión, respaldada por una mayoría parlamentaria? Evidentemente no. La democracia no significa que la mayoría siempre tenga la razón, sino que ésta pueda elegir a un poder político limitado por los derechos fundamentales. Un poder político ilimitado es totalitarismo, por mucho que haya sido elegido por una mayoría en las urnas.

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Imagen: Me & Folly.

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Comentarios:

  1. wladimir

    no es de extrañar…

    de parte del bando ultraizquierdista y progre norteamericano estas clases de propuestas…al propio Joe Biden la candidata (entonces) Ocasio le propuso que aplicase la «dictadura de Rooselvelt» y que el fuera el «Rooselvelt del Siglo XXI»…

    https://es.wikipedia.org/wiki/Dictadura_de_Roosevelt

    estas clases de sinsentidos son cosa corriente entre los Progresistas y los partidarios de la «Dictadura de las Minorias» ultraizquierdistas….

  2. Aguador

    Quizá es que yo soy más del siglo XX… pero me resulta raro hablar de «comunismo estadounidense». Naturalmente, la realidad es la que es. Pero habría saber quién paga a quién para que saque estos y otros escritos tan vomitivos y tan nocivos para la libertad de las personas.

  3. Teros

    Es increíble hasta que punto cierto tipo de pensamiento esta carcomiendo las democracias.

  4. Jandro

    Tenemos que esperar estas y muchas más reacciones histéricas. Al fin y al cabo, tenían la sensación de que la mentalidad de buena parte de los países de occidente estaba totalmente anestesiada y aspiraban a apuntalar el derecho a matar seres humanos en edad prenatal de una manera definitiva.

    Creo que la respuesta provida a este tipo de comportamientos debe ser la firmeza y la templanza, poniendo en evidencia así a los que patalean porque no han conseguido involucrar al sisrema judicial en su despreciable agenda.

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