Se ha convertido en uno de los términos más ambiguos de todo el mapa político

Deberíamos empezar a revisar con atención de qué hablamos cuando decimos 'derecha'

En nuestra sociedad estamos asistiendo a un constante vaciado del significado de muchas palabras, a menudo con el fin de manipular las conciencias.

Marxismo cultural: qué es, cuál es su historia y cómo está logrando degradar la democracia
Siete pistas útiles para identificar a los auténticos extremistas del mapa político

Uno de los términos que se han vuelto más ambiguos en política es lo que llamamos "derecha". A menudo algunos nos dicen que debemos procurar la unidad de la "derecha" o del "centro-derecha", y eso suena muy bien. Pero la pregunta que debemos hacernos cuando se plantea esa cuestión es: ¿y a qué llamamos "derecha"? Digo esto porque hace ya tiempo que algunos incluyen en ese saco a políticos y medios de comunicación que defienden planteamientos que no se distinguen de los dogmas de la izquierda, como la defensa del aborto, de la ideología de género y de la renuncia de nuestra soberanía nacional en favor de organismos internacionales cada vez menos democráticos.

De hecho, hay partidos que se declaran "centristas" y que ya sólo se acuerdan de la palabra "derecha" a la hora de pedir el voto. Básicamente, pretenden que los votantes de izquierdas les apoyen por sus ideas y que los votantes de derechas les apoyen por sus siglas, como ocurre con el PP en España.

El de la derecha no es un caso único. A veces nos hablan también sobre supuestos "conservadores" que en realidad no lo son, identificando indiscriminadamente con ese término a todos los que no son susceptibles de ser etiquetados como "progresistas", aunque en realidad adopten planteamientos propios de la izquierda. Peor aún es el caso del término "liberal", que se ha convertido en un cajón en el que cabe de todo y que usan sin recato muchos que apoyan recetas antiliberales que atentan contra derechos fundamentales como la libertad de educación y la libertad religiosa.

Obviamente, el uso de etiquetas políticas nos puede servir de orientación, pero no debe llevarnos a aceptar que nos den gato por liebre. Llamar "derecha" a un partido que defiende el aborto o la ideología de género simplemente porque el propio partido así lo da a entender, sería tan absurdo como creer que la República Democrática de Alemania era en realidad un país democrático, cuando en verdad era una brutal dictadura comunista.

En estos tiempos en los que el relativismo lo embrolla todo hemos de hacer un esfuerzo por no dejarnos engañar por la manipulación que se hace de ciertas palabras. Y al mismo tiempo, debemos tener en cuenta de que a veces es más importante el contenido que las etiquetas. Siendo de derechas y declarándome liberal-conservador, yo me sentiría más en sintonía con un socialista que rechace el aborto que con un supuesto conservador que apoye esa atrocidad. De igual forma, me sentiría más en sintonía con un tradicionalista que respete y defienda los derechos fundamentales que con un supuesto "liberal" que apoya el aborto y las leyes que sirven para imponer la ideología de género.

De igual forma, me considero un patriota, pero no me siento afín sin más a cualquiera que se declare así, sobre todo si, por ejemplo, ese patriota apoya que Rusia viole la soberanía de un país independiente como Ucrania. De la misma forma, ser anticomunista no me hace simpatizar ni por asomo con fascistas o nazis que también usan esa etiqueta, y que defienden ideas tan alejadas de mis planteamientos como lo están las ideas comunistas.

En resumidas cuentas: debemos empezar a prestar más atención a los principios, las ideas y las propuestas que a las etiquetas. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de que nos utilicen, nos engañen y nos traicionen como ya han hecho tantas veces algunos políticos, partidos y medios de comunicación.

---

Foto: Robert Ruggiero / Unsplash.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. wladimir

    es cierto…

    hay que prestarle atencion a las etiquetas de derecha..porque se pueden malinterpretar en muchos sentidos….

  2. Lucusaugusti

    Al «moderadito» PP se lo cargó Rajoy en el congreso de Elche, cuando afirmó: «si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya» (https://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/19/espana/1208606734.html). Y así ocurrió: Se crearon dos partidos nuevos Ciudadanos y Vox. ¿En que se ha convertido el PP? pues en lo que se ve a simple vista: un sucedáneo de los partidos socialdemócratas de corte europeo. En 2011 llegó al poder «el señor del puro» y, con una mayoría absoluta no derogó ninguna de las leyes ideológicas de ZP. E incumplió varias promesas, como lo de bajar impuestos que le hizo perder más de 500.000 votos en las elecciones de Andalucía, con respecto a las generales. Y encima Celia Villalobos afirmó: «En el PP no caben quienes dicen «no al aborto». Olé. Que se quiten las máscaras de una vez y se presenten como lo que son.

  3. Alberto77

    Declaraciones a la prensa del líder del único partido de la oposición al gobierno de Sánchez en Cibeles

    https://www.youtube.com/watch?v=rD7vvNVsoxE

  4. Anacrusa

    «Básicamente, pretenden que los votantes de izquierdas les apoyen por sus ideas y que los votantes de derechas les apoyen por sus siglas, como ocurre con el PP en España».
    Te felicito, Elentir. Esta frase es antológica. Deberíamos exponerla en todos los carteles de publicidad que hay por las carreteras de España.
    Bravo.

  5. Creo que deberíamos redefinir el término «conservador» por aquellos mindundis acomplejados que se dedican, cual cipayos entregados, a «conservar» los «avances y progresos» zurdos. Simplemente se convierten, de facto, en «progresistas» que van con el freno de mano echado, frente a los lobos comunistas disfrazados con piel de oveja «progresista» que van con la larga puesta todo el rato.
    Estos «conservadores» no deberíamos llamarlos «derecha» porque ni son liberales ni son de derechas en su sentido tradicional de defensa de la Fé, la familia y la patria. Creo que estos tres puntales son el centro neurálgico que identifica biunívocamente a la gente de «derechas»; y por ese orden.

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.