Hace unas semanas os hablaba aquí de la montaña de estiércol que invade La Moncloa, el palacio de la presidencia del gobierno de España.
Me referí entonces a los escándalos de corrupción del gobierno socialista, del PSOE y del entorno personal de Sánchez, y los intentos de ese partido y de sus medios afines por fingir que no pasa nada. El caso Errejón que ha estallado esta semana en Sumar, los socios comunistas del gobierno de Sánchez, viene a sumarse a esa montaña de estiércol para hacer que alcance proporciones enormes.
Los líderes políticos de la izquierda española vienen teniendo una actitud soberbia desde hace muchos años, y es precisamente esa actitud la que ahora hace más dura su caída. Por el hecho de ser izquierdistas se creían con derecho a mirarnos a los demás con un aire de superioridad moral, como si los demás tuviésemos que aceptar lecciones morales de quienes tienen como aliados a los herederos de ETA y a los partidarios de las dictaduras de Cuba y Venezuela.
Obviamente, esa actitud soberbia lleva años contagiándose a la izquierda mediática, intelectual y académica, que funciona como una especie de casta sacerdotal de la religión progresista que lleva años diciéndonos cómo debemos pensar, lo que debemos comer e incluso que no debemos tener hijos porque eso, según dicen, perjudica al planeta. Ese falso moralismo izquierdista ha estallado en mil pedazos con el escándalo de esta semana, que ha dejado noqueada a una izquierda que presumía de "feminista".
A raíz de todos estos escándalos, la izquierda española está viviendo unos días horribles. No diré que me da pena porque no quiero mentir. No me dan pena los que llevan años señalándonos a todos los que no pensamos como ellos y acusándonos de fascistas, de retrógrados y de enemigos de las mujeres, entre otras lindezas. Por cosas tan normales como abrirle le puerta a una mujer y dejarla pasar primero ya eras señalado como "machista", a la vez que se les escapan comportamientos que hacen que muchos hombres sintamos vergüenza ajena, con independencia de nuestra ideología.
Con todo, estos escándalos pueden acabar provocando unos daños colaterales que sí me dan pena. A diferencia de la mentalidad que tiene la izquierda, yo no considero que el hecho de tener una determinada ideología te otorgue una superioridad moral, ni siquiera mi ideología. No sólo son tus ideas las que acreditan la clase de persona que eres, sino sobre todo tus actos. Tú puedes decir que defiendes ideas muy nobles y a la vez comportarte de una forma incoherente con esos principios.
Como cualquier otro español, tengo amigos de izquierdas desde hace muchos años. Por supuesto, ellos saben cuál es mi forma de pensar y yo sé cuál es la suya, nos respetamos mútuamente y valoramos aquello que tenemos en común. Lo que yo aprecio en esos amigos es que son buenas personas, y digo esto porque conozco sus actos y sé las buenas acciones que han hecho. Creo que cualquier español que tenga amigos con opiniones distintas a las suyas podrían decir esto mismo.
Si toda esta asquerosa situación me da pena por alguien es por esas buenas personas de izquierdas a las que conozco (y por muchas otras a las que no conozco), gente que madruga cada mañana para ir a trabajar para mantener a su familia; hombres que tratan con respeto a las mujeres y mujeres que no te miran mal porque seas un caballero con ellas; personas que tratan con respeto a sus conocidos aunque no coincidan con sus opiniones; ese tipo de gente, en fin, que hace que la palabra "convivencia" sea algo tan valioso en España.
A esas buenas personas no les deseo ningún mal y creo que se merecen políticos mejores que éstos como representantes en las instituciones. Ojalá toda esta situación sirva, al menos, para iniciar un proceso de regeneración en España que nos haga recordar que sean cuales sean tus ideas, uno debe ser crítico y exigente con los políticos a los que vota. Yo seguiré intentando ofrecer buenos argumentos no sólo para la gente de derechas, sino también para intentar hacer reflexionar a cualquier persona de izquierdas que esté dispuesta a leerme.
Hoy lo que exijo a los políticos de izquierdas, al menos, es que dejen de avergonzar a muchos de sus ya exvotantes, que son buenas personas, gente sencilla, humilde y trabajadora que no se merece esto. Convocad ya elecciones y dejad que los españoles de izquierdas tengan la oportunidad de rectificar su voto, porque habéis traicionado la confianza de quienes os apoyaron.
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Foto: Pixabay.
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Comentarios:
AlbertoAG
El problema, en parte, está en esos masoquistas que votan a quienes han votado siempre por más que les roben y engañen.
Por otra parte, el mito de la superioridad de la izquierda siempre ha sido falso. La historia pasada y los acontecimientos recientes lo demuestran.
Por último, creo que muchos que se consideran de izquierdas y son realmente buenas personas dejarían de ser de izquierdas si conocieran la totalidad de los crímenes de las izquierdas a lo largo de la historia. No creo que todos, pues entiendo que haya cosas que no les puedan convencer por esta u otra razón, pero se moderarían en sus planteamientos y dejarían de mirar con simpatía las revoluciones a partir de cuando comienzan los excesos fuertes.
8:04 | 27/10/24
jomeca
En líneas generales comparto lo escrito. Pero… ¿en el artículo, cuando habla de la gente de izquierda que le dan pena, los que madrugan, trabajan, etc., imagino que se referirá a esa gente pero a los que no votan a la actual izquierda, no? Porque si es así, a mi no solo no me dan pena sino que además los maldigo a todos y les deseo todo lo peor (con todo lo cristiano que soy, pero no cínico o hipócrita). Sería el colmo que todos aquellos que siguen alimentando a la bestia tuviese aún encima que tener compasión, pena, lástima por ellos. No, no y no. Es más, después de votar 37 años AP/PP (1977-2014) los deje de votar precisamente por coherencia con mis principios y valores como para que ahora me den pena los zurdos que siguen alimentando a la fiera (votándoles) por muy trabajadores y bla, bla, bla que sean ¡¡Qué se pudran todos, absolutamente todos los que de alguna forma mantiene todo eso, bien activamente o bien votándolos!!
11:41 | 27/10/24
Otromas
Pues a mí me cuesta mucho, pero mucho entender que «las buenas gentes de izquierda» sigan votando a esta purrela… Tienen una disonancia cognitiva, no ya moral, de libro.
Creo que ha pasado el tiempo suficiente como para que no quepa disculpa alguna…
16:42 | 27/10/24
FaramirGL
Tu bondad te lleva a pensar que las personas que apoyan el socialismo se merecen mejores dirigentes.
No es así. Se merecen la porquería que ellos eligen y fomentan.
Porque, aunque hay socialistas buenos, no hay socialismo bueno. Y nunca lo habrá. Esos votantes son responsables de todo el mal que sus criminales líderes le causan a nuestra sociedad.
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son Hambre, Peste, Guerra y Socialismo, que trae a los otros tres.
17:08 | 27/10/24
Elentir
Jomeca: «Pero… ¿en el artículo, cuando habla de la gente de izquierda que le dan pena, los que madrugan, trabajan, etc., imagino que se referirá a esa gente pero a los que no votan a la actual izquierda, no»
Lo indico en el párrafo final: «Hoy lo que exijo a los políticos de izquierdas, al menos, es que dejen de avergonzar a muchos de sus ya exvotantes».
22:22 | 27/10/24
escoces
Elentir. En otras palabras que los de izquierda no son todos malos. Ídem los de derechas. Esto es pura lógica.
10:15 | 28/10/24
wladimir
es cierto…
tal vez en la izquierda (en la base de seguidores) no todos sean malos y mas bien la dirigencia izquierdista (o al menos algunos elementos) sean los malos en este asunto…
lo cierto es que actuamente es tanto el estiercol moral que no pueden esconderlo debajo de la alfombra o debajo de la mesa o guardarlo en el closet…esta a la vista de todos para su mayor verguenza….
11:01 | 28/10/24
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