La diferencia entre Puigdemont y los falsos ultraderechistas que limpian calles

Vosotros sois muy jóvenes, pero yo recuerdo aquellos lejanos tiempos del mes de agosto en el que ocurrió una situación surrealista en España.

La Guardia Civil desmiente el bulo del gobierno sobre la protesta de Paiporta
Sánchez y Puigdemont humillan a todos los españoles y exhiben un pacto de impunidad

El gobierno permitió el regreso y la huida del prófugo Puigdemont

Hace exactamente tres meses, el 8 de agosto, un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, sobre el que pesa una orden de detención emitida por el Tribunal Supremo por un delito grave de malversación de fondos públicos (castigado con penas de dos a seis años de prisión), anunció que acudiría a un acto público en España, llegó y se marchó sin ser detenido. Fue una humillación para todos los demás españoles, que estamos obligados a respetar y cumplir la ley y que nos enfrentamos a duras consecuencias si no lo hacemos.

El gobierno de Sánchez no se hizo responsable de esa escandalosa huida e incluso defendió a la Policía catalana por haber dejado escapar a ese fugitivo de la Justicia. Aquello fue una clara exhibición del pacto de impunidad entre Sánchez y Puigdemont, un pacto suscrito a cambio del apoyo de Junts, el partido separatista dirigido por ese prófugo, a la reelección del dirigente socialista como presidente del gobierno.

El gobierno ordenó detener de forma urgente los que hicieron huir a Sánchez

La cosa cambia si hablamos de cualquier español de a pie. Hoy el diario El Mundo señala que el gobierno envió un helicóptero de urgencia con cinco agentes de élite de la Guardia Civil hasta Valencia el pasado domingo, para capturar a las personas que habían protestado en Paiporta contra Sánchez unas horas antes, una protesta ante la que el presidente del gobierno huyó como un cobarde, quedando en evidencia dentro y fuerta de nuestras fronteras.

El mismo gobierno que tardó 4 días en desplegar al Ejército tras la gota fría

Ese helicóptero fue enviado por el mismo gobierno que tardó cuatro días en desplegar al Ejército en Valencia para asistir a los afectados por la catástrofe de la gota fría, que estuvieron todo ese tiempo sin luz ni agua corriente y soportando robos y saqueos ante la escasa precencia de las Fuerzas de Seguridad. Con ese mensaje, el gobierno lanza un mensaje muy claro: las vidas de miles de valencianos le importan mucho menos que la imagen manchada de Pedro Sánchez.

El bulo de que los presuntos agresores eran 'ultraderechistas'

Además de ese despliegue policial de urgencia, el gobierno difundió el bulo de que los supuestos agresores eran "ultraderechistas", un bulo que ha sido desmentido por la Guardia Civil, que no ha encontrado a un solo activista de extrema derecha entre las personas ya detenidas y entre las que están siendo investigadas. "Los arrestados hasta ahora son gente de la zona que estaba en Paiporta trabajando como voluntarios", ha señalado la Guardia Civil. Es decir, que son los que estaban limpiando las calles y ayudando a los afectados mientras el gobierno se tomaba un descanso y miraba hacia otro lado.

Un ejemplo más de la corrupción del gobierno de Sánchez

La diferencia entre esos valencianos y Puigdemont es que Sánchez no depende del apoyo de esos limpiadores de calles para mantenerse en el poder, y por eso a ellos les persigue con el máximo rigor tres meses después de dejar escapar de forma escandalosa a su aliado separatista. Sánchez cree que el Estado es él y que puede hacer lo que quiera, abusando de su poder y privilegiando a sus aliados. Es un ejemplo más de la corrupción política en la que este gobierno está hundido hasta la coronilla, y es un motivo más para concluir que o los españoles echamos a este gobierno o Sánchez acabará instaurando aquí un régimen como el de Putin, un régimen marcado por la corrupción y los abusos de poder.

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Foto: Efe.