La alternativa a una Europa decadente no puede ser la ley del más fuerte

Haciendo débil a Europa otra vez: el peligro de confundir patriotismo con nacionalismo

Eng Sáb 15·3·2025 · 22:39 2

Estoy leyendo cada vez más mensajes desde el movimiento conservador que van por unos derroteros que soy incapaz de suscribir.

Antiglobalismo, una forma de desfigurar el discurso conservador al gusto del Kremlin
Patriotas haciendo apología de la rendición: un gran éxito para los enemigos de Occidente

Un discurso que olvida nuestra historia reciente

El último de ellos lo he leído esta misma tarde. Se trata de un editorial de The European Conservative, un sitio web que sigo con gran interés desde hace tiempo. En ese texto, Mick Hume, el editor jefe del citado sitio web, habla del "el fin, ya esperado, del viejo orden mundial". Refiriéndose a la encerrona de Trump y Vance a Zelenski en la Casa Blanca, Hume añade:

"Al romper con la etiqueta diplomática aceptada en televisión en vivo, el presidente Trump también indicó a aliados y enemigos por igual que las reglas y convenciones establecidas en las relaciones internacionales ya no se aplican. La pregunta ahora es: ¿qué sigue?

Durante los 35 años transcurridos desde el fin de la Guerra Fría, los expertos occidentales y las élites políticas nos han asegurado que el orden mundial globalista había traído el fin de la historia, el fin de los grandes conflictos internacionales y el fin de la importancia de la soberanía nacional".

Este análisis pasa por alto que en la década de 1990 Europa se vio azotada por las guerras en la antigua Yugoslavia, en las que se cometieron atrocidades que no se habían visto en este continente desde la Segunda Guerra Mundial precisamente a causa del fanatismo nacionalista. Más allá de Europa, Oriente Medio se ha visto periódicamente azotado por intentos de destruir al Estado de Israel, mientras varios países de África han sufrido terribles guerras civiles. Todavía hoy hay graves conflictos armados en Etiopía, Nigeria, la República Democrática del Congo, Sudán y varios países del Sahel, debido al terrorismo islamista.

La confusión entre los dogmas 'antiglobalistas' y la realidad

Tras hacer una crítica a organizaciones internacionales como la ONU, el FMI, la OMS y la UE, Hume añade: "durante la última década, hemos presenciado una creciente brecha entre las reivindicaciones globalistas y la realidad. El antiguo orden unipolar liderado por Estados Unidos se ha visto desafiado por el surgimiento de bloques regionales con el ascenso de China, India y Rusia". Hume también señala lo siguiente:

"Ha habido un auge de partidos nacional-populistas insurreccionales en toda Europa y el mundo, una revuelta contra las élites globalistas, pues la gente exige que sus intereses sean representados y sus voces escuchadas. El intercambio de gritos entre Trump y Zelenski sentenció la muerte de un orden mundial que, de todos modos, se estaba agonizando".

Es una paradoja hablar de una "creciente brecha entre las reivindicaciones globalistas y la realidad" y, a continuación, exponer una clara confusión entre los dogmas "antiglobalistas" y la realidad. Hoy en día sólo hay partidos conservadores gobernando en tres países europeos: Italia, Hungría y República Checa. De esos tres gobiernos, sólo uno, el húngaro, suscribe planteamientos como los que expone Hume. Los gobiernos italiano y checo con reformistas, no antisistema.

Otra vez los discursos que atribuyen un pensamiento único a 'la gente'

Si algo me ha enseñado la experiencia reciente es que hay que desconfiar de los discursos que citan a "la gente" como sujero de sus planteamientos. Es el tipo de discursos que hemos escuchado desde hace años en partidos de extrema izquierda como Podemos y ahora se escuchan también al otro lado del mapa político. "La gente" tiene ideas muy diversas, que quedan plasmadas en el pluralismo político y en los resultados de las elecciones democráticas que se convocan en distintos países. Esa diversidad de opiniones es lo propio de una democracia.

Una 'revuelta nacional populista' con Trump como referente

Finalmente, Hume afirma esto:

"La verdadera esperanza de Europa aún reside en su gente, mucha de la cual ha demostrado estar harta de ver sus tradiciones y su forma de vida destrozadas por gobernantes que ocupan otro mundo. Nuestra labor ahora es hacer todo lo posible para impulsar la revuelta nacional populista".

Hume deja claro al final quién es su referente para esa "revuelta": Donald Trump. Algo que me parece muy curioso, ya que en las últimas semanas y como todo el mundo ha podido ver, Trump ha ninguneado la soberanía nacional de Ucrania y ha menospreciado el patriotismo de sus defensores, acusando a ese país de la invasión rusa y presionándole para que ceda ante el dictador Vladimir Putin.

Llego muchos años denunciando los excesos de la ONU y de la UE, y seguiré haciéndolo, no por un recelo a la existencia de organizaciones internacionales, sino porque, como liberal-conservador, desconfío de cualquier político y creo que se deben poner límites al poder, cualquiera que sea quien lo ejerza y por muy buenas intenciones que diga tener. Esto incluye a los nacionalistas.

Las palabras de San Juan Pablo II sobre el patriotismo y el nacionalismo

Llegados a este punto, quiero recordar las palabras pronunciadas por el Papa San Juan Pablo II en la ONU el 5 de octubre de 1995, señalando las diferencias entre patriotismo y nacionalismo:

"Un verdadero patriotismo nunca trata de promover el bien de la propia nación en perjuicio de otras. En efecto, esto terminaría por acarrear daño también a la propia nación, produciendo efectos perniciosos tanto para el agresor como para la víctima. El nacionalismo, especialmente en sus expresiones más radicales, se opone por tanto al verdadero patriotismo, y hoy debemos empeñarnos en hacer que el nacionalismo exacerbado no continúe proponiendo con formas nuevas las aberraciones del totalitarismo".

El nacionalismo ya prometió acabar con la decadencia de Europa... y casi acaba con Europa

En el pasado siglo, el nacionalismo fue el causante de dos guerras mundiales con millones de muertos. En la segunda de ellas, ese nacionalismo tomó la forma de un socialismo patriótico que criticaba a una Europa decadente a la que identificaba con el liberalismo y la democracia. La alternativa de Hitler resultó ser mucho peor que aquello que los nazis criticaban, mostrando al mundo hasta qué extremo puede llegar el fanatismo nacionalista, en ese caso mezclado con el antisemitismo.

Digo esto porque detrás de algunos mensajes "antiglobalistas" estoy empezando a ver un proceso muy parecido, salvando las enormes distancias que van desde esos discursos a los crímenes nazis. Una vez más se enarbola un discurso populista contra una Europa decadente a la que se le atribuyen todos males, en una lectura cuya simpleza choca con la complejidad del mundo en el que vivimos. Como varita mágica se muestra un nacionalismo que Hume vincula a un planteamiento que explica con las siguientes palabras: "una era en la que los Estados-nación deberán velar por su propia soberanía y defensa".

La alternativa a una Europa decadente no puede ser la ley del más fuerte

Dios nos libre de volver a una era así, porque Europa ya pasó por eso: la era de la ley del más fuerte, la era en la que los matones imponían su voluntad por la fuerza, una era en la que precisamente países como Polonia, Lituania, Letonia y Estonia perdieron su independencia a manos de nazis y comunistas. Ese "nacional-populismo" no traerá una Europa grande otra vez, como afirman algunos, sino una Europa más dividida y por tanto más débil, es decir, más indefensa ante matones como Vladimir Putin, que es uno de los grandes referentes que muchos que se hacen llamar "antiglobalistas".

Si las organizaciones internacionales no funcionan bien hay que reformarlas, de la misma forma que si hay un problemas en un país no se arreglan disolviéndolo. Los discursos que anuncian una "nueva era" en la que problemas graves y complejos se solucionarán por arte de magia con soluciones simples no son más que un engaño, igual que no es el socialismo. Un engaño que, por cierto, tiene poco que ver con la sensatez y el realismo propios de un discurso conservador, acercándose más a los desvaríos y la demagogia del utopismo fascista, tan peligroso como el utopismo comunista. Conociendo nuestra historia, los europeos ya deberíamos tomar con desconfianza ese tipo de discursos, pero como se está viendo últimamente tambié con el resurgimiento del antisemitismo, parece que hemos olvidado nuestra historia y nos estamos arriesgando a repetirla.

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Imagen: AlphaSystem.

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Comentarios:

  1. Andronico

    El mejor fin puede ser arrasado por el uso de medios despreciables. El punto clave que cita ud es el regreso a la ley del más fuerte. Desde 1945 ha habido muchas guerras y conflictos, en ocasiones como en la guerra Irak-Irán por temas territoriales. Pero al final el principio «las fronteras no se tocan» ha sido tan fuerte, que incluso en pocos casos (el último Nagorno-Karabah donde se está a punto de firmar la paz) ese triunfo se impone. Salvo los movimientos separatistas que juegan otra liga, no ha habido cambios territoriales por las armas.
    Trump lo ha dinamitado todo, dando el visto bueno al admirador de Stalin… y amenazando a Groenlandia y a Canadá.
    La gravedad de esto es tal, que destruye todo lo bueno que no dudo tenga. Luego como ud dice, la ausencia de límites, una diplomacia y medidas económicas basadas en impulsos que al final son contraproducentes como vemos en el caso de las ventas de armas por la «ideica» de desactivar armas pagadas que habían sido donadas a Ucrania. ¿Y luego nos cuentan que Trump defiende su país? Ja.
    No soy muy conservador, más bien un huérfano del extremo centro, pero coincido con usted plenamente. No se puede comprar el pack completo como lo está haciendo gente que respetaba al margen de divergencias, de políticas que no es que tengan aristas, tienen bombas de relojería que nos explotarán a todos y que a los primeros que devorarán son a los liberales conservadores.

  2. wladimir

    es cierto….

    estoy de acuerdo con este comentario y es verdad que ni podemos dejarnos llevar por cantos de sirena que presenten soluciones faciles con varitas magicas instantaneas e inmediatas como lo estan haciendo ciertos politicos actualmente….porque esos cantos ya fueron escuechado hace mucho tiempo y ya sabeomos como termino aquello…

    seguir esas malas recomendaciones solo harian a Europa mas debil y desunida para faciliarle las cosas a los que quieren imponer la ley del mas fuerte como lo es la Rusia de Putin , la China Comunista y el Islamismo Radical..divide y venceras (divide et impera)

    debemos evitar caer en el nacionalismo extremo el nos podrian llevar a repetir aquella historia reciente…o estaremos condenados a volver a vivier aquella situacion otra vez…..

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