La mala salud de un sistema democrático es un problema que no sólo se debe a una ideología determinada, pero algunos quieren que lo creamos.
El jueves, la Fundación Tui de Alemania publicó una encuesta que afirma que el 53% de los jóvenes europeos prefiere la democracia a cualquier otra forma de gobierno, mientras que una quinta parte (21%) de los encuestados prefiere una forma de gobierno autoritaria a una democrática en determinadas circunstancias. Significativamente, en Alemania, donde la izquierda vive horas muy bajas, sólo el 15% de los jóvenes abren la puerta a un modelo autoritario.
Sin embargo, la Fundación Tui afirma: "entre los jóvenes que se posicionan políticamente a la derecha y se sienten económicamente desfavorecidos, el apoyo a la democracia se reduce a tan solo un tercio". Eso ha llevado a algunos medios (como El Mundo, la Cadena SER y Antena 3) a vincular ese aumento del autoritarismo con la derecha.
Cabe preguntarse qué pasaría si esa encuesta, en vez de preguntar por el autoritarismo, preguntase sobre ciertas medidas autoritarias pero disfrazándolas de tal forma que no lo parezcan. Pensemos, por ejemplo, que la izquierda española lleva décadas atacando la independencia judicial, un signo claro de autoritarismo, bajo la creencia de que lo realmente democrático sería que el Poder Judicial fuese elegido por el Parlamento, una politización de la Justicia que es incompatible con uno de los pilares de la democracia, que es la separación de poderes.
Así mismo, la izquierda está promoviendo un discurso cada vez más hostil a la libertad de expresión, bajo el pretexto de combatir los "discursos de odio", un término que aplica de forma indiscriminada a cualquier planteamiento que no se ajuste a sus dogmas ideológicos.
Algo parecido ocurre con la libertad de educación y la libertad religiosa, cada vez más erosionadas por los proyectos de adoctrinamiento de la izquierda, que insiste en imponer a los niños la ideología de género y las más aberrantes tesis en materia sexual, violando abiertamente el derecho de los padres a que sus hijos reciban una formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, un derecho reconocido por el Artículo 27 de la Constitución Española pero que la izquierda no ha respetado nunca.
En mayo ya vimos aquí que en el arco parlamentario español hay seis partidos que apoyan a dictaduras y los seis son de izquierdas, una situación muy similar a la que se da en otros países europeos. Pensemos, sin ir más lejos, que en la Internacional Socialista hay 11 partidos que fueron partidos únicos de dictaduras comunistas, y 7 de ellos son partidos europeos. Sin embargo, en la derecha parlamentaria europea no hay ningún partido que haya estado en esa situación.
A pesar de lo anterior, muchos medios de comunicación, asociaciones y entidades académicas insisten en ignorar el autoritarismo izquierdista, tal vez porque el estatismo promovido desde ese margen del mapa político (una doctrina política que, al igual que el fascismo, considera que el Estado debe controlar todos los aspectos de nuestras vidas) sigue siendo un disfraz muy eficaz para ser autoritario y no recibir reproches, incluso cuando la quinta parte de la humanidad sigue sometida a dictaduras socialistas y comunistas como China, Cuba, Corea del Norte, Venezuela, Vietnam, Nicaragua, Laos y Eritrea.
De hecho, cabe preguntarse hasta qué punto el uso de un disfraz democrático por parte ese autorismo izquierdista (algo que el comunismo ya hizo denominando cínicamente como "República Democrática de Alemania" a una brutal dictadura) acaba provocando rechazo entre muchos jóvenes, no sólo hacia esa izquierda, sino también hacia su disfraz. Obviamente, muchos jóvenes no tienen la madurez intelectual suficiente para distinguir una cosa de la otra. Los que tenemos más experiencia en la vida debemos ayudarles a distinguir lo uno de lo otro, pero esa labor resulta difícil con una izquierda que envuelve cínicamente sus abusos en la bandera de la democracia, ensuciándola y desprestigiándola, para desgracia de todos.
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Comentarios:
AlbertoAG
Alguien que sea de verdad de derechas debe combatir con todas sus fuerzas contra el estatismo, el cuál es parte del nefasto legado de la Revolución Francesa.
9:40 | 5/07/25
Lunaa
Establecer en una encuesta una diferencia entre democracia y autoritarismo esconde el sesgo de no reconocer que la democracia puede manipularse para encerrar formas muy autoritarias. No hace mucho apunté que no debemos ser ilusos y tomar lo que debiera ser en forma ideal por lo que existe.
También resulta irónico que se contemplen demasiado encuestas de opinión sobre decadencia de la democracia cuando cabe suponer que este efecto conlleva el desprecio a lo que opine la mayoría o dudas sobre la capacitación para opinar.
Encuentro en el fondo una apreciación personal de cada ciudadano sobre otra que es colectiva y además de presuponer unos parámetros muchas veces inexistentes pretende una coyuntura falsa, en donde todo lo que no sea democracia es casi delito, necesariamente malo y corrupto (la monarquía, por ejemplo) y todo lo que sea votar es mejorar lo mejor cada vez más.
Tenemos en España un régimen muy curioso que nos ilustra con la situación actual. Nuestro Jefe de Estado es un rey que manda pero no gobierna y paralelamente tenemos un Parlamento que podríamos entender como la república de toda la vida, cosa que parece la evidencia más acallada de nuestra nación.
Ni el rey es tirano, autócrata o injusto, ni nuestra democracia lo es demasiado cuando en el fondo funcionamos por mangoneos y apaños de Sánchez y el PSOE, en sociedad con algunos partidos que rayan lo criminal.
Sí tenemos una democracia en España, no vayamos a decir que como no es la que nos gustaría no es democracia. Pero por su culpa (insisto en que puede haber democracias muy malas y otras buenas) nos impusieron el aborto y la eutanasia, no se puede rezar en la calle por la salud y decisiones de una madre embarazada, una camarilla cerró el Parlamento cuando el COVID, o puso unas restricciones y confinamientos anticonstitucionales. Y se indulta a un partido por prevaricación,ETA está en el Parlamento y tiene todos nuestros datos personales, cada día es imputado un nuevo socialista en casos de corrupción… Ahora que ha dejado de ser que cada día batíamos un record histórico del precio de la electricidad.
Sí, estamos en una democracia y llevo unos cuarenta años contemplándola, sin que haya encontrado todavía que sea ideal, como no creí que fuera a serlo cuando hubo el cambio de régimen. Pero entonces no se me pasaba por la cabeza que decisiones de la mayor importancia las tomará el Consejo De ministros sin consultar al pueblo español, que fuéramos a tener un presidente que no ganó las elecciones y se ha enquistado en el líder, que cayera el Poder Judicial secuestrado por los corruptos, ni que se pretendiera que su principal función fuera la de prevaricar. (Y agradezco a los jueces su valor y la forma en que tantos de ellos ejercen sin dejarse intimidar).
Si en democracia se nos escucha, oídme: Yo no quiero una democracia así. Y sí que quiero democracia, pero otra que no sea culpable de tanto mal y tanto desgobierno, que no basta con que aquí pueda escribir esto y en Corea o China no. No sé si hará falta más democracia que esta pero lo que sí necesito es que sea mejor.
12:33 | 5/07/25
isanchezgil
La confusión de democracia y autoritarismo la tenemos en la historia más temprana: en Roma, en la época de la República (no posteriormente durante el Imperio), se nombraba un Dictador en momentos de extrema necesidad, PERO ESTA DICTADURA DURABA UNO, COMO MÁXIMO, DOS AÑOS, después de los cuales se volvía al régimen normal de comicios.
Este saludable sistema duró poco siendo sustituido por la dictadura del Emperador que no tenía plazo. En la actualidad, y muy acertadamente, George Orwell habla de la Neolengua o Nueva Habla, con la que se disfraza el autoritarismo de democracia, y es el sistema que han elegido todos los regímenes totalitarios,o que aspiran a serlo (como el nuestro).
Estamos en una democracia, pero legislamos crímenes de odio, estamos en una democracia, pero llamamos acabar con una vida humana (el aborto) un derecho, somos una salvaje dictadura, pero nos autodenominamos como República Democrática (Alemania del Este), estamos en una democracia, pero las listas de futuros parlamentarios las confecciona el lïder, etc., etc.,
Y el público, o la mayoría indocumentada, tragando.
19:36 | 5/07/25
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