Una jornada para una perogrullada

De mi etapa escolar tengo grabadas en la memoria muchas imágenes. En una de ellas el profesor nos mandaba hacer lecturas y buscar en el diccionario las palabras que no entendíamos. Al día siguiente todo el mundo venía pertrechado de las palabras que no había entendido. Podías no buscar ninguna y arriesgarte a que el profesor te preguntase alguna y te pillase en blanco. También había el caso contrario: uno de los niños más listos de mi clase, de los que mejores notas sacaban, siempre buscaba un montón de palabras cuyo significado conocíamos todos pero que él siempre cuestionaba. Fue entonces cuando aprendí una palabra que me hacía gracia: perogrullada. Por su sonoridad yo me imaginaba a un gallo tirando pedradas, pero nada de eso. Según el Diccionario de la Real Academia Española perogrullada significa "verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla.".

El voto femenino, "reaccionario", y la maternidad, propia de ultras

A medida que pasan los años, he ido recordando las perogrulladas de aquel niño primero con una sonrisa y después hasta con cierta nostalgia. Y es que conforme pasa el tiempo, las llamadas "Verdades de Perogrullo" empiezan a parecer perlas de sabiduría al lado del sistemático cuestionamiento de las cosas más evidentes. Hay que decir que la ceguera ante la evidencia no es nueva. En el pasado se llegó a negar que personas de determinadas razas fuesen seres humanos racionales, iguales a los demás y libres como ellos. Hasta ya entrada la década de 1930, en España buena parte de la izquierda se opuso al voto femenino. Rafael Guerra del Río, del Partido Radical, propuso en 1931, meses después de proclamarse la Segunda República, que se estableciese la edad mínima para votar en 23 años para los hombres y 45 para las mujeres, "dada la debilidad psíquica y de voluntad e inteligencia de las mujeres antes de esa edad". Una diputada del PSOE, Margarita Nelken, hoy considerada una "feminista", llegó a afirmar en las Cortes ese mismo año lo siguiente: "Poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar uno de los mayores anhelos del elemento reaccionario". Uno de los más poderosos dirigentes del PSOE en aquel momento, Indalecio Prieto, tachó la aprobación del voto femenino de "puñalada trapera a la República". De la misma escudería política salen hoy cosas como decir que un feto de 13 semanas es un ser vivo pero no un ser humano "porque eso no tiene ninguna base científica", o incluso equiparar a los niños no nacidos con los vegetales de las ensaladas. Es más: alguna lumbrera aún más atrevida ha llegado a cuestionar que un niño no nacido esté vivo. Por si fuera poco, recientemente querían convencernos de que la maternidad es algo propio de ultraderechistas.

Obligados a defender perogrulladas frente a tanto absurdo

Hoy es el Día Internacional de la Vida. Dedicar un día a la vida debería ser tan perogrullesco como dedicárselo a la rojez del color rojo. El problema es que nadie cuestiona la rojez del rojo. Y aunque lo hiciese, no haría daño a nadie. Sin embargo, nunca hasta ahora se logró tal aceptación social del desprecio por las vidas más inocentes. Desde el escenario político unos las maltratan con sus leyes, y otros las ignoran por pereza o cobardía, llegando en algunos casos a defender las mismas tesis que los promuertes. No es la primera vez que la vulneración de un derecho humano es asumida por sectores tan diversos en una sociedad que se dice democrática: eso mismo ocurrió con la esclavitud en los EEUU, si bien entonces era la libertad lo que se negaba, mientras que hoy se niega un cimiento aún más profundo : el respeto por la vida propio de una sociedad civilizada. Por mucho que creamos que vivimos en una época que ha alcanzado el cénit del pensamiento humano, no es así. La verdad sigue necesitando personas que la defiendan frente a los enormes intereses creados en torno a un negocio monstruoso como el del aborto, un negocio que compra voluntades y anestesia muchas conciencias, igual que hace siglos lo hacía el millonario negocio de la trata de esclavos. Hemos de recordar, además, que a todos nosotros, incluso a los abortistas, nos dejaron nacer y no podemos negar ese derecho a los que vienen detrás, ni podemos ignorar su violación, a menos que queramos volver -por acción o dejadez- a concepciones del derecho y a unos cánones sociales propios de la siniestra época de la esclavitud.

Mañana sábado nos vemos en las calles para defender la vida:

- Manifestación en Madrid a las 12:00h, entre Cibeles y la Puerta del Sol
- Concentraciones en 78 ciudades de toda España y de otros países
- En Vigo, concentración a las 12:30h ante el Ayuntamiento

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Comentarios:

  1. Es cierto. Parece mentira que tengamos que defender algo tan evidente.

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