El PP se sube al carro de la inmersión

"La inmersión es una técnica de aprendizaje extraordinaria". Esto no lo ha dicho un dirigente de CiU, de ERC o del PSC, aunque estoy seguro que cualquier mandamás de esos partidos nacionalistas lo habría firmado sin cambiar ni una coma. Son palabras de Jorge Fernández Díaz, cabeza de lista del PP catalán, en un programa de TV3. Fernández aseguró que "30 años después de aplicarse podemos decir que el balance es sin duda exitoso. El catalán tiene gran vitalidad". El diputado popular aclaró, además, que esta cuestión no será una prioridad en la campaña electoral del 20N, por parte de su partido, se entiende.

Visiblemente incapaz de desmarcarse del pensamiento único nacionalista, a lo más que llegó el señor Fernández fue a decir lo siguiente: "Quizás es el momento de una nueva etapa, para continuar con la técnica de la inmersión en catalán como lengua vehicular, pero también en castellano y sobre todo en inglés". Sólo le faltó decir: "bueno, si no os parece mal, pero no os enfadéis que no lo decía muy en serio", no vaya a ser que los nacionalistas se enojen y le riñan por atreverse a mentar el castellano. La tibieza en la que se están instalando los discursos de no pocos dirigentes del PP ya roza lo patético.

El PP desplanta a sus propias bases en Cataluña, Galicia y País Vasco

El 8 de septiembre, en los comentarios de otra entrada, repliqué a un lector que echaba la culpa del problema nacionalista a "los gallegos, catalanes o vascos en general". Expuse entonces la enorme responsabilidad que han tenido el PSOE y el PP en el auge de los nacionalismos, ante los que han cedido y cuyas tesis han ido asumiendo en muchos ámbitos, entre ellos el que nos ocupa. Como señalé ahí, a esos grandes partidos nacionales no sólo los votamos gallegos, vascos y catalanes. Antes bien, algunos desde el resto de España nos sugieren a los no nacionalistas de esas tres regiones que votemos al PP como alternativa al nacionalismo. ¿A qué PP? ¿Al de Feijóo, que rinde homenaje a un fanático nacionalista como Castelao? ¿Al de Basagoiti, que mantiene su apoyo al PSE a pesar de todos los flirteos del gobierno de Patxi López con el PNV y con Bildu? ¿O al del señor Fernández Díaz, que se muestra encantado con una inmersión que viola los más elementales derechos lingüísticos de los ciudadanos? Lo más triste de todo es que en las bases del PP vasco, catalán y gallego sí que hay gente que rechaza sin rodeos el nacionalismo, y bastante gente. ¿Por qué ese partido desplanta a sus propias bases de forma tan grosera? ¿Por qué ese partido está empeñado en dejar políticamente huérfanos a sus votantes tradicionales? ¿Alguien lo entiende?

Sólo me plantearé votar al PP el 20N si cumple tres condiciones

Al menos, por mi parte, se va aclarando el panorama electoral. Como ciudadano no me siento comprometido con ninguna sigla, sino que mi compromiso se asienta en la defensa de unos principios irrenunciables, uno de los cuales es la libertad lingüística. Después de la traición de Feijóo a su compromiso de implantar la libertad de idioma en las escuelas, la única y remota posibilidad de que votase al PP pasaba por dos condiciones: que el PP manifestase públicamente y sin lugar a la menor duda su voluntad de derogar la Ley del Aborto y su apoyo al proyecto legislativo presentado esta semana por Galicia Bilingüe y otras cuatro asociaciones. Añado ahora una tercera condición: que el señor Fernández vuelva a TV3 y se desdiga allí de su apoyo a la inmersión, y que ante las cámaras de la televisión pública catalana cumpla con sus votantes defendiendo sus libertades. Esperaré a que lo haga, pero esperaré sentado, por supuesto. A estas alturas y visto como anda el patio, está claro que tengo las mismas posibilidades de votar al PP el 20N que de convertirme en astronauta y viajar a Marte.

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Comentarios:

  1. Ameles

    Estos políticos me tienen harta. Que el PP no cuente con mi voto. Lo siento.

  2. A mí me parece fenomenal que a él la inmersión le parezca una técnica de aprendizaje extraordinaria.

    De hecho yo estoy conforme con que haya inmersión lingüística COMO OPCIÓN. Siendo opcional, la apoyo y no me parecería bien que se plantease eliminarla. Lo inaceptable es que no sea opcional sino OBLIGATORIA, que es el caso actual.

    En cuanto a lo de que la política lingüística es una competencia del gobierno y parlamento autonómicos y no de los nacionales, siendo cierto, olvida que el hacer cumplir las leyes y decisiones de los tribunales es competencia de todas las administraciones, y si la autonómica no lo hace, la nacional debe actuar para que lo haga.

  3. Suscribo tu artículo de principio a fin, excepto en lo de quedarme sin hacer nada el 20-N («Lo único que hace falta para que el mal triunfe, es que la buena gente se quede sin hacer nada»).

    ¿Que el PP no es el partido político perfecto para hacer lo que hay que hacer en España? ¿Me lo dices o me lo cuentas? Ya sabemos que el PP de «Marianico el corto» es como un descafeinado con mucha agua… ¿Y a quién votamos? ¿O nos vamos de excursión con los perroflautas del 15-M?

    Aquí la gente que somos de derechas de toda la vida (porque yo hubiera votado a Don Pelayo si hubiese vivido en su época), no tenemos ninguna opción política que votar, salvo que te apetezca tirar tu voto a la papelera de los partidos que no sacan representación. Yo no haré eso el 20-N, te lo aseguro.

    Esto de la política actual española no es blanco o negro: es una escala de grises. Hay grises muy oscuros como los partidos de izquierda y los nacionalistos (ambos traidores a España), y otros grises más claros, aunque también sucios, como el PP, que efectivamente deja mucho que desear.

    ¿Qué haré yo? Votar lo menos malo. Aunar fuerzas al único proyecto medio-decente. No dejarle el campo libre a Rubalcaba y sus amiguitos antiespañoles.

    Cuando surja un partido más presentable, más creible, más patriota y con alguna posibilidad de obtener representación, no dudes que cambiaré mi voto.

    Y todo esto dicho con el máximo cariño, porque tienes toda la razón en tu artículo: a mí también me indigna.

  4. Geheimnis, creo que Edmund Burke estaría de acuerdo conmigo en que es mejor que la buena gente vote en blanco a que vote a un partido que defiende posiciones contrarias a las libertades como la inmersión lingüística en catalán… Yo ya estoy harto de votar lo menos malo, de taparme la nariz a la hora de votar, de votar a políticos que no cumplen sus promesas, que engañan a sus votantes y que mienten con absoluto descaro. Ya voté al PP en las elecciones gallegas de 2009 fiándome de su promesa de libertad de idioma y una vez en el poder Feijóo traicionó su promesa. Y no sólo eso, sino que además nos pusieron de «radicales» a quienes pedíamos el cumplimiento de esa promesa. Estoy más que harto de tanta mentira.

    Todas las encuestas apuntan a que el PP ganará por goleada el 20N, pero no por sus propios méritos, sino por los deméritos del PSOE. Así que Rajoy, seguramente, será presidente del gobierno con una mayoría de la que no gozaba nadie en España desde 1982. Pero desde luego, visto lo visto, no llegará hasta ahí con mi voto. No quiero sentirme responsable de haber elegido a un gobierno que defiende posiciones como las expuestas en TV3 por el señor Fernández Díaz. Respeto lo que haga cada uno con su voto, pues siempre he dicho que las motivaciones de cada uno a la hora de votar son muy personales y no quiero juzgarlas, pero con mi voto no apoyarán la inmersión, lo tengo muy claro.

  5. Jandro

    Podrías haber exigido como condición para votar al PP que las ranas criaran pelo, pero has querido que sea aún menos probable.

  6. pacococo

    Creo que la cosa está clara. Yo incluso pido alguna cosilla más, pero ya me daría con un canto en los dientes si quitaran la ley del aborto y lo de la inmersión. Pero es más fácil ver una rana peluda.

    Vlacek, la inmersión es una guarrada, sea obligatoria o voluntaria. Nadie tiene derecho a coartar el desarrollo de una persona y cuando un niño no aprende el español, que es lo que ocurre con la inmersión, se están limitando sus posibilidades futuras. Y nadie tiene derecho a eso.

    Geheimis, Elentir ya ha contestado muy bien. Yo también estoy harto de lo menos malo. Votaré en blaco o a un partido que defienda dejar los escaños vacíos. Y no me quedaré en mi casa porque no quiero que digan que me da todo igual. Voy a votar contra toda la casta que nos ha llevado a la ruina, económica, pero sobre todo moral.

    Y, saben, casi prefiero que gane P. Rubalcaba, así nos hundiremos de una vez, en lugar de salir a tomar aire y volver a hunirnos. Que es justo lo que pasó con Aznar.

  7. Luna

    La cosa está muy mal en cataluña. Hoy me han banneado en un blog de la manera más estrepitosa, porque pretendían que insultaba y «mentía en nombre de Dios» (cuando no he hablado de Él para nada),en http://blogs.lavanguardia.com/in-saecula-saeculorum/author/odomingo/. Tenéis una explicación y opinión personal al respecto en http://barcelonavida.wordpress.com /Luna,cesnurado por Oriol Domingo.
    En Cataluña tenemos dos lenguas oficiales e históricas. Con esto, quiero decir que la misma historia de nuestra región se ha conformado con estas hablas. Amputar una de ellas en la pretensión de «mantener la cultura catalana» es una barbaridad, porque supone borrar parte de esta cultura.
    Se creen los nacionalistas que Cataluña es suya y de ella se pretenden apoderar, pero quiero dejar claro que es también mía (Soy catalán) y vuestra (Sois españoles).
    Se exasperan los nacionalistas cuando se pone en evidencia que su único proyecto para una «futura nació catalana» es hablar una lengua, sin ningun otro compromiso político ni social por parte de su Pueblo, porque no se ha buscado más. Y no se ha hecho, porque en el fondo tampoco se pretende, es una portura victimista y orgullosa, de contínuo chantaje y amenaza.

  8. El Partido Popular va dando una de cal y otra de arena, en cuestiones de la llamada inmersión lingüística. Pero, si alcanza el poder, como espero, y por mayoría absoluta, tendremos que estar muy atentos a su política en ese campo. Más que nada, por ver si nos encontramos con una nueva edición de la seguida por el Partido Socialista.

  9. Luna, no intentes razonar con los católicos nacionalistas. No hay forma. Trituran la doctrina católica para acomodarla a su ideología, y lo hacen con la misma irracionalidad con la que sostienen sus ideas los demás nacionalistas. Y esto no sólo ocurre con el nacionalismo catalán: pasa en mayor medida con el vasco, y también ha pasado eso con el nacionalismo español. Sin ir más lejos, la propia RAE recoge como significado coloquial de la expresión «hablar en cristiano» el hablar en castellano:
    http://buscon.rae.es/draeI/SrvltGUIBusUsual?TIPO_HTML=2&LEMA=cristiano

    Algunos parece que quieren repetir en el nacionalismo catalán esos vicios del nacionalismo español de los que se mofaban en otros tiempos…

  10. Pacococo, por un niño tiene que decidir siempre alguien. O lo hace el estado (imponiendo la inmersión ahora, prohibiéndola según tu opinión) o lo hacen los padres.

    Mi postura es que los padres deciden lo mejor para su hijo, no tú, ni yo, ni Mas, ni ningún otro.

    Y que conste que cuando digo que la apoyo es por la razón que acabo de exponer, no porque a mí me convenza. Si tuviera hijos (no los tengo) mi elección (la que reclamo para todo el mundo) sería a poder ser una línea bilingüe, y de no ser posible por sólo haber una en valenciano y otra en castellano, elegiría castellano.

  11. Luna

    Elentir:
    Una prueba de lo que dices es que la mentira de que Franco multaba a los que hablaban catalán dejó de correr de golpe. Exactamente, cuando la «inmersión lingística llegó al punto aquél en que se multaban los rótulos de comercios que estuvieran escritos en español. Dicen que «no escritos en catalán», pero los que estaban en inglés o árabe no resultaban sancionados.
    A mediados de los setenta salió un decreto-ley para favorecer el uso de lenguas autóctonas. Hoy se ignora expresamente, porque no interesa recordar que eran tiempos de Franco y contravendría a la tesis que les justifica.
    Renunciar a hechos como la Hispanidad en aras de una supuesta diferencia histórica supone cambiar la herencia por un plato de lentejas, además de la contradicción absurda de alegar que se tiene una historia y ocultar su mayoría.
    Ciertamente, llegan a desvirtuar todo aspecto religioso para apoyar sus tesis, hasta el punto en que uno se pregunta si no están creando una secta. Otra acción en apoyo de sus pretensiones es negar el Magisterio de la Iglesia. Así, un «buen catalanista» no puede ser ya un «buen cristiano». ¿De verdad merece la pena?.

  12. Es lo que tiene la campaña electoral, que te fotografías con «compañeros de cama» que nunca hubieras imaginado… Y es que Cataluña tiene muchos votos que han sido determinantes en el pasado. No hay ideología, sólo números y probabilidades estadísticas plasmados en un excel…

    Tremendo, oiga

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