Aviso: lectura no apta para inquisidores de la lengua

En esta entrada voy a cometer lo que algunos consideran una ilegalidad

He preferido hacer la advertencia en el título de la entrada por si lo que pondré a continuación es demasiado fuerte para algunas personas que, ante el contenido de este artículo, posiblemente se pondrán como el señor de la imagen. En fin, lo mismo alguno me pone una denuncia, con la esperanza de que me impongan una multa, o qué se yo, pero como me va la marcha y en ciertos asuntos me parece casi un deber cívico ser transgresor, allá voy:

La Coruña, Orense, La Guardia, Arosa, Tuy, Bayona...

Uy, ¿será mejor que pare ya? ¿me arriesgaré a que me lapiden? ¿me estará esperando la Policía cuando salga de casa? Pues me da igual. Sigo:

... Puebla del Caramiñal, Puenteareas, Monte Aloya, Monte Santa Tecla, Porriño, Salvatierra de Miño, Puentedeume, La Mezquita, La Estrada, El Grove...

Bueno, lo dejo ahí, que tampoco se trata de abusar y algunos ya se estarán poniendo como la niña de "El Exorcista"... Hay que decir que lo que acabo de poner aquí no son más que los topónimos en español, según la Real Academia Española, de diversas localidades y lugares de Galicia. ¿Cómo es posible que usar topónimos en español en una parte de España sea algo que le puede llevar a uno a que le acusen de una ilegalidad?

Casi tres décadas de exclusión de la toponimia española en Galicia

El origen de este absurdo hay que buscarlo hace casi tres décadas. En 1983 el Parlamento gallego aprobó -con el apoyo de Alianza Popular y durante el mandato de Gerardo Fernández Albor- una "Ley de Normalización Lingüística" que en su Artículo 3 garantizaba "que nadie sea discriminado por razón de lengua", y en su Artículo 4 afirmaba que las lenguas oficiales de las administraciones autonómicas y locales de Galicia son el gallego y el castellano. Sin embargo, el Artículo 10 se saltaba todo lo anterior al afirmar: "Los topónimos de Galicia tendrán como única forma oficial la gallega." Además otorgaba al gobierno gallego el poder de determinar "los nombres oficiales de los municipios, de los territorios, de los núcleos de población, de las vías de comunicación interurbanas y de los topónimos de Galicia". Y como colofón, afirmaba: "Estas denominaciones son las legales a todos los efectos y la rotulación tendrá que concordar con ellas." Obvia decir que este último punto, muy desafortunado, no convirtió en ilegal ningún topónimo: a lo sumo en no oficial. De hecho no hay ninguna ley que prohiba usar topónimos distintos de los oficiales en nuestra vida diaria (los topónimos oficiales en gallego se impusieron por decreto, por cierto, y en ciertos casos, como en La Coruña, contra el sentir y los usos mayoritarios de la población).

Esta exclusión de la toponimia en español vino a completarse 15 años más tarde con la Ley 2/1998, que suprimió a nivel oficial las formas españolas de los nombres de las provincias de La Coruña y Orense. El PP -siempre empeñado aquí en dárselas de más galleguista que los nacionalistas- apoyó esta reforma aprobada durante el mandato de Aznar, pero 13 años después votó en contra de la misma pretensión aplicada a las provincias vascas apelando "a la realidad plurilingüe" de las mismas. ¿Y acaso el mismo argumento no podría haberse aplicado a una Galicia con dos idiomas oficiales?

Una comunidad bilingüe con una toponimia oficial monolingüe

Así pues, tenemos una comunidad con dos lenguas oficiales que han convivido juntas durante siglos. Tanto el gallego como el español han influido notablemente en la configuración de la toponimia galaica, coexistiendo en muchas ocasiones topónimos en gallego y español para un mismo lugar, e incluso recibiendo algunos topónimos influencias de ambas lenguas. Se trata de lo habitual en todo territorio bilingüe, como puede comprobar cualquiera en otros lugares del mundo en los que coexisten dos o más idiomas. Pero llegaron los políticos y decidieron que lo "normal" (de ahí lo de "normalización") era proscribir la toponimia española de Galicia, como si los gallegos hispanohablantes no fuésemos "normales" y representásemos un error que había que corregir. Pero insisto: ninguna ley puede prohibirle a nadie el uso cotidiano de un topónimo, al menos en un país democrático (lo que algunos pretenden, de hecho, es más propio de una dictadura). Es más: la RAE considera que cuando se habla en castellano ha de usarse el topónimo en castellano, salvo en lo relativo a documentos oficiales cuando el topónimo oficial no coincide con el topónimo en español. Así pues, lo que he hecho en esta entrada -para disgusto de los inquisidores del idioma- es perfectamente legal. De hecho, esa norma de la RAE es la que rige en la política de topónimos de la edición española de la Wikipedia, por poner un ejemplo.

El BNG llegó a comparar el escribir topónimos en español con robar

Pero algunos decidieron que no les bastaba con imponernos a todos -no sólo a los gallegos, sino también a los demás españoles- los topónimos en gallego como única forma oficial (lo cual ha llevado al disparate de ver en Madrid letreros que dicen "A Coruña"). La política de exclusión puesta en marcha en la toponimia oficial envalentonó a la inquisición nacionalista. A modo de ejemplo, en abril de 2007 el diputado del BNG Bieito Lobeira comparó el uso de la toponimia española de Galicia con el robo. Lo hizo tras criticar a algunos candidatos del Partido Popular que "utilizan en sus blogs topónimos ilegales de determinadas ciudades", sobre lo cual sacaba la siguiente conclusión: "Si un candidato incumple esta ley, siendo cargo público, podría incumplir cualquier otra llegando a robar dinero o a la especulación urbanística." A la hora de soltar tan enorme estupidez Lobeira debió pensar que el blog de un político es un documento oficial (lo cual no es cierto), o seguramente no lo pensó pero soltó la chorrada a ver si colaba y los del PP, a menudo acomplejados en estas cuestiones, se sometían a los caprichos autoritarios del Bloque.

'Galiza', topónimo no oficial, sí que les vale a los nacionalistas

No sería la última cafrada de ese diputado nacionalista en esta materia. En 2008 Lobeira expulsó a un diputado del PP que le reprochó que usase el topónimo no oficial "Galiza" para bautizar una comisión parlamentaria. Por lo visto, esa chorrada de los "topónimos ilegales" sólo es aplicable a los gallegos hispanohablantes, pero no a aquellos que -como hacen siempre los nacionalistas- se refieren a Galicia con un nombre que no es el oficial.

Acusan a un juez de 'apología de la ilegalidad' por decir 'La Coruña'

El último episodio de prepotencia nacionalista ocurrió -o más bien tuvo sus consecuencias- ayer. Carlos Callón, mandamás de "A Mesa pola Normalización Lingüística" (entidad famosa por sus prácticas inquisitoriales para la imposición del gallego), ha acabado ante un juzgado por acusar a un juez de hacer "apología de la ilegalidad" por el mero hecho de usar el topónimo "La Coruña" durante un juicio, habiendo defendido el magistrado su derecho a usar el topónimo en español en los términos que he indicado aquí. Los fans de Callón no tuvieron el menor reparo en convocar una concentración ante los juzgados bajo el lema de "no nos callarán en el derecho a vivir con normalidad en gallego", gesto de enorme cinismo si tenemos en cuenta que son ellos los que pretenden erradicar un idioma -el español- en Galicia, a pesar de ser lengua oficial y lengua materna y de uso habitual de muchísimos gallegos.

Una propuesta de resistencia cívica frente a la prepotencia nacionalista

Sinceramente, hace tiempo que me harté de tanta prepotencia nacionalista y decidí ejercer mi resistencia cívica a esa política de imposición de la forma más molesta para los totalitarios: usando con normalidad en este blog y en otros sitios la toponimia española de Galicia. A esto algunos visitantes del blog han respondido con rabietas e insultos entre los que he llegado a leer expresiones genuinamente xenófobas como "puto estranxeiro, españolito de merda, inmigrante delincuente", dignas de un neonazi. Lo que pretenden esos fanáticos es criminalizar el uso de topónimos en español, y ante eso la mejor forma de combatirles es usar con toda normalidad esos topónimos. Si quieren hacer el ridículo dándoselas de inquisidores, qué nos denuncien a todos los que decimos y escribimos "La Coruña" u "Orense" (y que asuman las consecuencias legales de presentar denuncias falsas y temerarias) o que dejen de darnos la gaita con sus manías totalitarias. A medida que pasa el tiempo tengo cada vez más claro que no me da la gana de ceder ante ningún fanático de los que pretenden imponerme un idioma, ni siquiera en la toponimia. Depende de cada uno de nosotros decidir si vamos a permitir que las presiones de los fans de la imposición lingüística sean más fuertes que el aprecio que sentimos por nuestra libertad. Y es que amigos míos, aquí no hablamos de defender un idioma, sino de defender nuestros derechos.

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Comentarios:

  1. La verdad es que, siendo suave, es un problema que haya problemas para hablar en español en España.
    Y ¿ves? No es tan difícil, ¿verdad?. Enhorabuena.
    A ver si se enteran de una vez.
    Un saludo.

  2. El Tíol Bastón

    Chorradas como las del Lobeira ése son las que muestran la verdadera cara de los nacionalismos y están acabando en Galicia con partidos como el BNG. En Cataluña y el País Vasco supieron disimular mejor, pero poco a poco la gente también irá cayendo de la burra.

    Por otro lado, me pregunto si esos nacionalistas irán por ahí diciendo «mañán á mañá viaxarei a London», «a miña irmá casou cun de Paguí», «gustei moito da catedral de Köln», «unha das marabillas do mundo son as pirámides de Gumhūriyyat Miṣr al-ʿArabiyyah» (por no escribir جمهوريّة مصرالعربيّة para obviamente aplicar su lenguaje a la ortografía en coherencia con la idea), y cosas por el estilo.

    En fin, que hay gustos pedantes para todo, pero por favor que no nos lo impongan a los demás.

  3. Muy claro, como el agua clara. El nacionalismo (no sé si es necesario añadir «exacerbado») da lugar a estas cosas y a otras peores aún. Y no soy «nacionalista español» (?), pero sí español y andaluz, y aprecio en lo que vale la virtud del patriotismo (no «de pandereta», o sea, «¡semoh loh mejoreh!»).

  4. JFM

    De todas maneras es de por si una gili..z que se pueda decir Nueva York, Londres y Mocú (Mockba en cyrilico, pronunciado como Maskv&aacute) y para un poblacho de mala muerte no se pueda decir su nombre en espańol. Y ojo que los regionalo-fascistas no tienen reparo en usar los nombres dialectales cuando se refieren a España o a regiones o ciudades hispanoparlantes.

  5. Tíol Bastón, puestos que mencionas varios ejemplos de exónimos, he de señalar que no he visto a ningún nacionalista, ni tampoco a la TVG, decir «Cartagena» en vez de «Cartaxena» cuando usan el gallego, siendo como es aquel el nombre oficial de esa ciudad; o decir «Getafe» en vez de «Xetafe», a pesar de que el nombre oficial es el que empieza por G. Por lo visto lo de la imposición de los nombres oficiales sólo sirve para los que hablamos en español, pero no para los que usan el gallego.

    Es más: en 2008 la Real Academia Galega contestó el uso a nivel oficial por parte del BNG del topónimo «Galiza» señalando que el único nombre oficial de esta comunidad es «Galicia», un topónimo válido tanto en español como en gallego:
    http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2008/06/08/0003_6886803.htm

    ¿Qué hicieron entonces los nacionalistas, entre ellos los de la Mesa camilla? Pues poner a caldo a la RAG:
    http://www.elcorreogallego.es/gente-y-comunicacion/ecg/criticas-nacionalistas-rag-traicion-toponimo/idEdicion-2008-06-11/idNoticia-311669/

    Lo dicho: los nombres oficiales han de ser impuestos sólo cuando ellos dicen, y cuando no les da la gana de respetarlos, pues los mandan a tomar viento y se quedan tan panchos. Así de cínicos son estos tipos.

  6. En canarias que solo se habla español hasta en la facultad de derecho se estudia las palabras guanches (pobladores pre-hispánicos de la isla), sus hechos y vidas.
    Todo bien sino fuera porque quieren establecer estas palabras para usarlas en la vida diaria.
    Es decir, se habla español pero determinadas palabras en guanche. ¿Hay más ridículo por hacer? Pues si, lo hay porque estos jerifaltes autonómicos no serían nada sin las autonomías. Estos políticos estarían viviendo de su trabajo o negocio y como mucho tendría una economía media o media alta y punto.
    Ahora visitan Francfurt, son amigos de alcaldes, viven en la ·»jetset» y a todo lujo.
    Así que conviene mantener la ·»identidad canaria» a toda pastilla, cueste lo que cueste.
    Y eso multiplicado por 17 es demasiada identidad.

  7. Si nos dejamos ya de una vez y por todas de asumir lo que unos cuantos decidieron hacer con España, entonces la soclución la tendríamos más clara.

    La división de España en parcelas llamadas «autonomías», es lo más estúpido que se le ha ocurrido a español que se considere equilibrado mentalmente, y libre de toda ideología y ambición politica.

    Estos y todos los problemas de grupos radicales se exterminarian, si desapareciaran dichas parcelas en las que viven sujetos de todos los partidos, a costa del trabajo de todos los españoles, y como es lógico, el Partido Popular no las eliminará porque ni ellos ni los socialistas quieren perder poder económico y social, manteniendo verdaderas dictaduras y perros falderos, que dominan a pequeños grupos, generando así varias españas, aunque haya un gobierno central que supuestamente tiene la sartén por el mango, pero que ni pincha ni corta en esos minigobiernos llamados autonomías.

    Lo vengo diciendo hace tiempo, pero parece que todos hemos ido tragando con esta soberana estupidez trasnochada y divisoria de los ciudadanos. Tenemos el «síndrome de Estocolmo» y no despabilamos, parece que nos gusta el morbo y el masoquismo.

  8. pacococo

    Eso de decir que en la entrada se va a cometer una ilegalidad engancha mucho y sube la audiencia por el morbo. En este caso está bien para que se entere el mayor múmero posible de personas la clase de individuos que pululan por el nacionalismo.

    Vivo en un sitio donde sólo tenemos un idioma y pienso que como lo hablamos bastante mal, no creo que nadie intente meter otro, de modo que en ese aspecto no hay problemas por aquí.

    Pero como en el fondo de lo que se trata es de llevarse la pasta, aquí no se la llevan con el asunto del idioma, pero se la llevan con otras excusas, que este país, antes llamado España, somos muy imaginativos.

  9. Marcial

    Pues sí que están mal las cosas allí…

  10. disconforme

    De esas joyas de la Mesa por la normalización lingüística no se podría esperar nada mejor… siguen creyendo que la solución para los graves problemas gallegos (paro, pérdida y envejecimiento poblacional, etc.) es que todo el mundo hable y rotule en gallego. Pero ni siquiera en gallego normativo, sino en ese engendro lusista que tanto les gusta. Y lo que más cabrea es que se arrogan la potestad de hablar por todos los gallegos, como si todos fuésemos una panda de borregos que pensamos igual. A mí, que soy tan gallego como ellos, no me representan, ni pienso tolerar que me impongan el gallego por las bravas y que aún por encima me cueste dinero, como pasa en Cataluña.

  11. Por supuesto, si hablamos español tenemos que decir los nombres en español. Es como si al hablar de Londres le llamáramos London. Ridículo.

  12. El tema de los topónimos resulta gracioso cuando se ve que sólo va contra un idioma. Hace años me llamaba la atención que en la guía telefónica, que en Baleares se distribuía en versión bilingüe, las provincias aparecían en el idioma regional en la sección en castellano, pero adecuadamente catalanizado en su versión en catalán, como A Coruña/Corunya.

    Lo gracioso es que sí traducían las provincias con nombre oficial sólo en castellano: Cádis, Saragossa, Osca…

  13. MR (Monárquico y Republicano)

    Lo de los lusistas es tan absurdo como si, por defender la identidad castellana, ya que el español recoge vocablos de toda la geografía española -por éso es más correcto llamarlo «español» que «castellano», pero correctos ambos-, los nacionalistas castellanos -que los hay, aunque por fortuna pocos-, decidieran imponer el castellano de antes de los Reyes Católicos… Par Dios, que aquesto paresceme fablar en jerigonza…
    No puedes inventarte la lengua ni resucitar el latín como habla de uso común, sólo por que otros no te entiendan y ser especial. La lengua se usa para entenderse y ser entendidos.

  14. Sauron

    Me has leído el pensamiento, Elentir.

    Ya hace tiempo que intento que algún nacionalista me ofrezca un argumento lógico de por qué en castellano no puedo decir Orense o La Coruña. Del mismo modo que Gerona o Lérida.

    Acaso se dice London, Deutchland o Beijing?

    Pero lo que menos entiendo es que el estado ESPAÑOL haya permitido que en las carreteras nacionales FUERA de la comunidad ponga A Coruña o Lleida.

    Que me den una justificación racional, a ver si la entiendo.

    (¿algún comentarista está dispuesto a hacer de abogado del diablo y ponerse en la piel de un ultranacionalista y me lo explica desde su óptica?)

  15. Muy bueno Alentir, sobre este interesante tema, considero que los verdaderos culpable de esta situación, fueron los mal llamados PADRES DE LA CONSTITUCIÓN que chalanearon y se dejaron seducir, presionar o coaccionar por la CASTA NACIONA-LISTA de la época y de aquellos polvos, tenemos estos lodos. Saludos desde La corrupción que nos invade.

  16. Pd: La foto me parece ejemplar jajaja parece uno de esos “loitadores” naciona-listos acusando de ser un caaastellanizadooo!!

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