La Armada Española es una de las más antiguas del mundo, y en todos sus siglos de historia ha protagonizado grandes hazañas. Una de ellas la protagonizó uno de sus navíos de línea en 1747.
El navío en cuestión, llamado San Ignacio de Loyola y apodado 'El Glorioso', había zarpado del puerto de Veracruz, en el Virreinato de la Nueva España (actual México) con un gran cargamento de oro y plata. Era, así pues, un presa ambicionada para los buques de la Corona de Inglaterra, que se hallaba en guerra con España desde 1739 (la llamada Guerra del Asiento). Su destino era Corcubión (La Coruña), donde debía depositar su preciosa carga. El navío español había sido botado en La Habana siete años antes y disponía de 70 cañones.
Las cuatro humillaciones del Glorioso a los ingleses
El primer intento de apresar al Glorioso se produjo el 25 de julio al norte de las Islas Azores, cuando el navío español se topó con una flota de diez barcos ingleses encabezada por el navío Warwick, de 60 cañones. En ese primer combate, y a pesar de su inferioridad numérica, el Glorioso escupió más de 900 cañonazos contra los ingleses, desarbolando y hundiendo a la fragata Lark y dañando gravemente al Warwick. Fue una humillación total para los ingleses, que le costó un consejo de guerra al capitán de la fragata Lark, John Crookshanks, y su expulsión de la Royal Navy.
El 14 de agosto, ya aproximándose a las costas gallegas de Finisterre, otros tres buques ingleses, encabezados por el navío Oxford, de 50 cañones, salieron al encuentro del Glorioso. Gracias a la audacia y a la habilidad del capitán del navío español, Pedro Mesía de la Cerda, el San Ignacio de Loyola volvió a salir victorioso. Esta nueva humillación inglesa le costó también un consejo de guerra a Smith Callis, capitán del Oxford, aunque en su caso no le costó la expulsión de la Armada británica. El 18 de agosto el Glorioso arribó a Corcubión, donde depositó su carga.
El Glorioso pasó casi dos meses al abrigo de la Ría de Corcubión, reparando los daños causados por los dos combates contra los ingleses, reponiendo tripulación y zarpando después en demanda del Ferrol, aunque sin haber repuesto toda la munición y la pólvora necesarias. El 5 de octubre se topó con una nueva escuadra británica, ésta de 15 barcos, por lo que decidió regresar a Corcubión, zarpando unos días más tarde en dirección a Cádiz. El 17 de octubre se topó con una escuadra de seis fragatas británicas. Tres de ellas se decidieron a presentar batalla. El navío español obsequió una buena ración de plomo a la fragata King George, teniendo que acudir en su auxilio la Prince Frederick, que empezó a recibir fuego del buque español. El encuentro acabó con la tercera victoria del Glorioso.
El 18 de octubre el Glorioso se topó con otros tres barcos ingleses, uno de las cuales, el Darmouth, un navío de 50 cañones, intentó hacerse pasar por danesa izando la bandera de ese reino. El capitán Pedro Mesía de la Cerda no picó el anzuelo. El encuentro entre el Glorioso y el Darmouth acabó con el barco inglés estallando en mil pedazos y yéndose a pique, con muy pocos supervivientes. Era ya la cuarta humillación que el buque español infligía a la Marina del Rey Jorge II.
La quinta y última batalla del Glorioso y su rendición a los ingleses
Ese mismo 18 de octubre, con el navío español ya exhausto después de tantos combates, ya con las municiones bajo mínimos, una nueva flota inglesa, encabezada por el navío Russell, de 80 cañones, se aproximó al Glorioso. El combate entre el San Ignacio de Loyola y el buque inglés fue encarnizado: los españoles dispararon todo lo que tenían a borto. Agotadas las municiones y con un gran número de bajas, Pedro Mesía de la Cerda rindió el barco, ya deshecho y desarbolado. Al subir al Russel y comprobar los enormes daños, el capitán español se dio cuenta de lo cerca que había estado de vencer a los ingleses, y seguramente lamentó la munición y la pólvora de menos que no le fue suministrada en Corcubión antes de su partida. Este quinto y último combate del Glorioso fue una pírrica victoria para los ingleses, que habían sido sucesivamente humillados por un único navío en lucha desigual contra varias escuadras enemigas. Su hazaña como capitán del San Ignacio de Loyola llevaron a Pedro Mesía de la Cerda a ser colmado de honores a su regreso a España, siendo ascendido al rango de jefe de escuadra, llegando a ser Teniente General en 1757 de la Armada y Virrey de Nueva Granada en 1760. Falleció en Madrid en 1783.
Podéis ver a continuación un vídeo publicado ayer por el siempre interesante canal de Youtube Memorias de Pez sobre las hazañas de ese navío español:
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Imagen principal: Cuadro 'El último combate del Glorioso' de Augusto Ferrer-Dalmau.
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Comentarios:
Alvaro
Gran artículo y que bonito guion para una película.
Saludos.
22:23 | 22/01/20
Fernando
Y buen libro que recoge desde su construcción hasta su fin. Pasando por las batallas de este otro buen articulo.
22:56 | 7/10/20
Raúl Péreda Perez
Es un placer para mi haber leído esta hisustoria heroica de vuestra armada, yo soy cubano, amo mucho a mi país, Cuba y España tuvieron en el pasado una guerra muy sangrienta, pero los sentimientos no hay guerra que los separe, Graciás y quisiera seguir leyendo mas historias como esta y tales en algún momento colaborar con ustedes
0:41 | 22/01/21
Jorge Antonio Jimenez
Me resultó muy interesante la historia del Glorioso , no la conocia y espero seguir sobre este sitio para aprender nuevas partes de nuestra rica historia .
14:17 | 23/01/21
wladimir
interesante…
una verdadera e interesante historia la de este buque,el Glorioso…digna para hacer un guion de cine o una mini serie….
estos temas historicos no son comunes en la historia escolar…algo como esto deberian enseñarlo,es una muestra del coraje y valentia de la Armada Española…
4:27 | 28/01/21
Otromas
Impresionante. Me avergüenza no conocer esta gloria de nuestra historia, pero más vale tarde que nunca… Muchas gracias.
15:31 | 22/01/24
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