Están intentando vendernos un discurso netamente racista como 'antirracismo'

El asalto a la democracia que se oculta en el nuevo racismo que impulsa la izquierda

Las corrientes ideológicas del último siglo podrían clasificarse en dos grandes grupos: las que centran su atención en la persona y las que lo centran en los colectivos.

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Individualismo frente a colectivismo

El liberalismo y el conservadurismo pertenecen al primer grupo. En ambos casos se trata de ideologías que consideran al individuo como el centro de la sociedad. Para ellos, la persona es un sujeto de derechos que constituyen un dique frente a los abusos de las mayorías y del Estado. El socialismo internacionalista y el nacionalista pertenecen al segundo grupo de ideologías. Para nazis y comunistas, lo importante no es el individuo sino el colectivo. Abogan por suprimir los derechos individuales y tratar a las personas en función del colectivo al que pertenecen. Aspiran a eliminar a ciertos colectivos a los que culpan de todos los males (burgueses y judíos), culpando a sus miembros no por sus actos, sino por su condición. Significativamente, los dos totalitarismos hicieron algo parecido: uno promovió la lucha de clases (proletarios contra burgueses) y el otro promovió la lucha de razas (arios contra judíos).

El fracaso del socialismo nacionalista e internacionalista

Afortunadamente, la Segunda Guerra Mundial acabó con la derrota del nazismo en los campos de batalla. Por desgracia, el comunismo tardó casi medio siglo en caer. La caída del Muro de Berlín fue la confirmación del fracaso de la tesis marxista de la lucha de clases. El Occidente democrático había logrado formar una amplia clase media, alcanzando unas cotas de prosperidad que habían borrado de un plumazo la vieja distinción entre burgueses y proletarios. Pero los comunistas no se dieron por vencidos y apostaron por trasladar su análisis ideológico a otros colectivos.

¿Los oprimidos estamos en las democracias y no en las dictaduras comunistas?

La base sobre la que los comunistas construyeron su nuevo discurso seguía siendo la misma de antes: la idea de que el mundo se divide entre opresores y oprimidos. Pero como he señalado al comienzo, no se trata de una idea de la opresión en la que ésta se produce por el aplastamiento de los derechos individuales, pues el comunismo no cree en el individuo. Antes bien, la idea de opresión que defiende el comunismo sostiene que lo que nos oprime es la desigualdad, y no la falta de libertad.

Así pues, y según ese concepto falso y tramposo de opresión, para los comunistas los verdaderamente oprimidos no son los súbditos de dictaduras como Cuba, China o Corea del Norte, sino los ciudadanos libres de los países democráticos, aunque en ambos casos exista la desigualdad (las élites políticas de las dictaduras comunistas disfrutan de unos lujos de los que carecen los súbditos de esos regímenes).

Engañando a la gente mediante la envidia y el victimismo

Pero ¿cómo convencer al ciudadano de un país libre que su situación es peor que la del súbdito de una dictadura comunista? Para ello, el comunismo sigue recurriendo a la promoción de la envidia y del victimismo, intentando convencer a millones de personas de que si son menos afortunadas que otras no es por sus méritos, sino por su condición. Ahora los opresores son los hombres, los heterosexuales, los cristianos y los blancos, y los oprimidos son las mujeres, los homosexuales, los musulmanes y las demás razas. La izquierda moderada e incluso una parte de la derecha han asumido estos disparates, que se difunden a diario en medios de comunicación de todo tipo, tachando al discrepante como machista, racista, homófobo, xenófobo e islamófobo. Han cerrado la puerta a todo razonamiento en contra: el que lo intenta se le acusa sistemáticamente de sostener un "discurso de odio", y no hay más que hablar.

La izquierda y su nuevo racismo disfrazado de 'antirracismo'

En esa maquiavélica forma de enfrentar a la sociedad se enmarcan gestos como arrodillarse para pedir perdón por ser un blanco privilegiado. Es un acto de contrición que implica una penitencia colectiva. Medios izquierdistas ya advierten que no basta con ser "no racista", sino que hay que ser "antirracista", palabra que ellos usan no para referirse a la oposición al racismo (entendido como el hecho de odiar o discriminar a una persona por ser de otra raza), sino a estigmatizar a la raza privilegiada.

Para la izquierda postcomunista, ser "antirracista" implica pedir perdón por ser blanco, es decir, privilegiado y opresor: un nuevo racismo cínicamente disfrazado de antirracismo, igual que llamaron "democracias populares" a brutales dictaduras. Ese racismo considera que el color de tu piel te hace responsable de todo lo malo que haya hecho o haga algún blanco contra personas de otras razas. Una colectivización de la culpa que la izquierda no admite con los musulmanes que cometen atentados o con los negros que matan a policías. Si es injusto generalizar en estos casos (que lo es), ¿por qué no lo es culpar a todos los blancos por lo que hacen algunos?

El objetivo: instaurar el socialismo donde ahora hay democracia

El objetivo de ese tramposo discurso sigue siendo el mismo que el del viejo comunismo: conseguir que renunciemos a nuestras libertades a cambio de la promesa de una utopía igualitaria, un paraíso en el que nadie sentiría envidia de nadie porque todos tendríamos lo mismo, y en el que tampoco existiría el crimen, ya que el marxismo lo considera motivado por la desigualdad. Por supuesto, es un colosal engaño para catapultar a unos charlatanes al poder, como ya ocurrió con las dictaduras comunistas, cuyos desastrosos resultados se esfuerza por ocultar esa izquierda para que no fracase su nuevo timo. Una izquierda sin escrúpulos, que promueve la violencia y el caos y que demoniza a millones de personas por su raza, con la misma finalidad que cuando criminalizaba a muchas personas por su clase social: asaltar el poder para instaurar el socialismo donde ahora hay democracia.

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Comentarios:

  1. Luis Carlos

    El éxito de la propaganda de izquierdas es que ha conseguido apelar a las pasiones (miedo, orgullo, rencor, deseo, envidia, culpa y vergüenza) para manipular a las masas, dispuesta a tragar explicaciones sencillas que se ajustaran a sus gustos. El obrero acabó creyendo que por culpa de la burguesía durante la revolución industrial pasó a ser visto como una simple pieza de maquinaria, dejando de ser persona, y que la única manera de recuperar su dignidad era mediante la revolución contra los ricos, sin darse cuenta que el remedio era aún peor que la enfermedad, porque se quitaba a los ricos y entonces la economía estaba monopolizada por una élite aún peor que la anterior, porque ni podía ni quería gestionar mejor, no tendría que esforzarse en ser competitiva para evitar que la competencia le robara clientes, ni preocuparse en sufrir en sus propias carnes las consecuencias de sus acciones porque los demás seríamos los pringados que pagaríamos por los platos rotos.

    Tras la segunda guerra mundial la revolución sexual de los 60 fue el gran cebo para atraer a las nuevas generaciones (pero en su casa verían la promiscuidad como un rasgo de la decadencia moral de la buerguesía bohemia). Muchos tragaron que si querían disfrutar del sexo fuera del matrimonio entonces tendrían que rechazar la moral cristiana, la fe religiosa. Así fue muy fácil extender la idea de que el creyente es un fanático con piel de cordero.

    Pero los fanáticos se ponen en evidencia cuando alguien se atreve a llevarle la contraria. Un verdadero intelectual librepensador no se pone nervioso, ni se muestra agresivo, sino que disfruta de los debates como un desafío para su mente y una oportunidad de mostrar sus conocimientos. En cambio las personas tóxicas intentan humillar, pisotear, maltratar psicológicamente como una forma de castigo contra el discrepante para obligar a los demás a que le den la razón y le sigan la corriente como a los locos.

    Se está olvidando algo muy importante y es que sin el respeto a la dignidad humana la lucha contra la injusticia y la opresión se vuelve hipocresía, porque el que se rebela contra la autoridad una vez con poder se convierte en un nuevo tirano, a veces aún peor que el anterior.

    ¿Qué podemos hacer contra el racismo? Por un lado dejar claro que hay que tener cuidado, porque después del blanco contra negros puede acabar con «odio africano», como los hutus contra tutsis en Ruanda, donde se mataban no por el color de la piel, sino por los rasgos faciales que lo identificaban como miembros de la otra etnia. Denunciar el racismo no es suficiente. No se trata de respeto y dignidad para los miembros de otras etnias, sino una relación de mutua confianza entre todos, y esta confianza no se puede exigir, todos nos la tenemos que ganar.

    ¡POR EL AMOR DE DIOS! ¿Alguien se acuerda de los conflictos entre sajones y normandos en tiempos de Robin Hood? Cuando los visigodos llegaron a España, poco después de la caída del imperio romano, y se hicieron con el poder, la relación entre godos y latinos no era buena. Ambos tenían diferentes códigos legales, y el matrimonio mixto estaba prohibido. Poco a poco se empezó a hacer la vista gorda con esto último, y al final ambos pueblos se volvieron uno sólo, los españoles.

    Me parecen legítimas las protestas pacíficas ante un caso de violencia policial, pero resulta un poco hipócrita si no se protesta porque en Nigeria grupos radicales islamistas cometen masacres, alguna vez incluso una aldea entera, literalmente, contra cristianos negroafricanos. ¿cómo se debería reaccionar si se diera un caso de un negroafricano asesinado en EE.UU, no por un policía, sino un radicalista islámico, por ejemplo una de esas patrulas «por la virtud y contra el vicio» que acosan a las mujeres que no llevan velo, entonces se atreverían a escribir «black lives matter» en las fachadas de las mezquitas?

  2. Dardo

    Todo un lujo poder leer a diario sus reflexiones tan certeras y ponderadas. Tiene un blog de mucha calidad intelectual. Enhorabuena.

  3. wladimir

    Deinitivamente esta claramente analizado en este articulo el oscuro y tenebroso trasfondo ideologico de estas nuevas tendencias doctrinarias del viejo comunismo ahora disfrazado de doctrinas como el antirracismo,defensa de las minorias,feminismo de genero, colectivismo y un largo etc de otros muchas ideas similares….mas claro no pudo haber sido expresado….

  4. Julio Tuñón

    Pienso que este mal llamado gobierno no lo va tener facil. Tenemos algo muy grande en España, y eso se llama Ejército español y un rey. El Ejército español jamás traicionará, ni a España, ni al rey ni a los españoles, pienso que nunca se dividirá en dos bandos, porque eso supondría una hipotética guerra civil, y eso se descartaría, ya tuvimos una y ya vimos lo que ocurrió, no, tanto el Ejército como la Guardia Civil siempre estarán al lado de la Democrácia y de la Libertad, esta pandilla de usurpadores, de vagos, maleanates y de piojosos les está saliendo el tiro por la culata, lo que si que estos no tienen huevos es a nacionalizar el sistema, lo primero que hicieron los bolcheviques en Rusia fue nacionalizar la tierra, los bancos y seguros, siguiendo por la gran industria acabando con la pequeña, y estando en el poder, estos están en el poder y no tienen cojones a nacionalizar nada, solamente son vendedores de humo intentando meter miedo para seguir en la poltrona a consta de decretos, eso si, cortando la libertad de los individuos, esperemos no me equivoque, como dijo Federico Los Santos, estos merecen un 23-F pero pequeñito, exacto.

  5. James G. Skinnner

    Enhorabuena. Lastima que (creo) una gran mayoría de nuestras nuevas generaciones están sumergidos en su propio mundo de La La Land con horas tecleando el móvil vía Whatsapp. O sea. No se enteran de nada y no les importa.

  6. Luis Carlos

    Huyen hacia adelante, y son capaces de recurrir al chantaje y a las amenazas para irse de rositas. Están en la lista negra de Donald Trump, y aunque sea por razones relativamente egoístas no van a permitir que un enclave estratégico, puente entre tres continentes, centro del hemisferio norte occidental y puerta del narcotráfico hacia Europa, se convierta en un satélite de una potencia enemiga.

    No tienen escrúpulos morales, y encima la situación les puede empujar a medidas desesperadas, pero saben que no cuentan con el suficiente apoyo de la población. El rey cuenta con la lealtad de veteranos en el Juego de Tronos y no van a soportar la humillación ante semejante mamarrachos. Soros es un padrino muy poderoso y sin este es muy posible que Pedro Sánchez no haya llegado tan lejos, sin embargo Trump se la tiene jurada a Soros, y quizás le interese hacer caer a Falconetti para sacar a la luz las miserias de las cloacas del estado. Y hay muchos que no van a apoyar a Pedro Sánchez aunque sea por puro pragmatismo al ver que es el caballo perdedor por el que no conviene apostar.

    Hay mucha gente que no se entera, pero con internet la cosa empieza a cambiar. Todavía queda mucho, pero ya están las grietas anunciando el futuro desplome.

  7. pacococo

    Aquí no se mueve nadie a la espera de la jugada de Trump. si Trump no hace la jugada, porque no pueda o por otros motivos, estamos perdidos porque cualquier actuación está condenada al fracaso. Los padrinos de estos son tan poderoso que es casi imposible echarlos.

    Si Trump juega, puede como dice Luís Carlos, utilizar a estos para derribar a Soros o simplemente derribar a Soros y entonces estos no tienen ni un telediario.

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