El dato indignante de la crisis de gobierno de Sánchez que no critica casi ningún medio

Hoy Pedro Sánchez ha anunciado algunos cambios en su gobierno, con salidas tan llamativas como la de Carmen Calvo y José Luis Ábalos.

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Personalmente, estos cambios me importan muy poco. El peor de todos, que es el propio Pedro Sánchez, seguirá donde estaba, así que las personas que elija como comparsas son prácticamente irrelevantes. Lo que sí ha conseguido Sánchez con esos cambios es que en un sábado veraniego, en el que la actualidad informativa no suela ser muy destacada, hoy los medios estén dedicando un montón de tiempo y atención a cada uno de esos cambios.

El cambio realmente positivo en lo que respecta al gobierno sería la convocatoria de elecciones. Y ese cambio no ha llegado. Sánchez seguirá en La Moncloa gobernando a las órdenes de comunistas, proetarras y golpistas, para desgracia de España. Este personaje no tiene otro proyecto de gobierno que seguir rindiendo nuestro país ante partidos que lo odian, a cambio de que éstos le dejen seguir un día más en el cargo. Y uno de los precios fijados por ese carísimo alquiler que pagamos todos es el reparto del poder dentro del gobierno.

No se elimina ni un solo ministerio ni secretaría de Estado en plena crisis

Esto sí es lo realmente relevante de la crisis de gobierno de hoy: no desaparece ningún ministerio ni tan siquiera una secretaría de Estado, y eso a pesar de haber unos cuantos que son irrelevantes y cuya existencia no tiene otro propósito que repartirse poder y sueldos públicos entre los socialistas del PSOE y los comunistas de Podemos e Izquierda Unida. La única novedad es que habrá tres vicepresidentas en vez de cuatro. Un pobre consuelo que no nos debe hacer olvidar que seguir soportando el gobierno más grande y más caro de la democracia en un momento en que muchos españoles tienen que asumir toda clase de sacrificios a causa de una crisis agravada por la pésima gestión del ejecutivo, que no ha tenido mejor ocurrencia para salir del bache que freír a impuestos a los españoles sin reducir el gasto superficial del propio gobierno. Esto es inmoral, pero casi ningún medio lo ha señalado. ¿Tan ensimismados estamos con los cambios de poltrona que no nos damos cuenta de ese detalle?