El caso de Ábalos y los riesgos que implican ciertas formas de hacer política y periodismo

Quienes siguen Contando Estrelas desde hace años ya habrán observado que en este blog faltan muchas cosas que abundan en otros medios.

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La prudencia necesaria ante los rumores

Una de esas cosas que algunos echarán en falta, pero que seguro que muchos otros no, son los rumores. Hay medios que dedican prácticamente toda su actividad a eso. Hace dos años ya advertí aquí contra ellos, y ya animé entonces a no creerse sin más lo que uno lea. Los medios críticos hacen tanta falta como los lectores críticos. Y como aquí quiero lectores críticos, procuro ser muy riguroso a la hora de publicar cualquier información. Por eso intento enlazar en cada entrada las fuentes de cada dato, para que los lectores podáis verificarlas. Muchas veces he dejado informaciones sin publicar por no poder verificarlas de esa forma.

Las noticias de The Objective sobre José Luis Ábalos

Digo esto a propósito de la serie de noticias que ha empezado a publicar el digital The Objective sobre el exministro socialista José Luis Ábalos. Mi opinión sobre este señor es pésima por su labor con este gobierno, como ya expuse aquí cuando señalé sus mentiras sobre la visita de Delcy Rodríguez a España. Eso sí, tengo por costumbre que lo publicado en este blog sea una crítica a la actividad o las posiciones políticas de una persona, y no una intromisión en su vida privada. Lo que haga cada uno en su intimidad, mientras no viole la ley y no se sirva de dinero público, es problema exclusivamente suyo y de su familia.

Las dos noticias proceden de fuentes anónimas del gobierno y del PSOE

Con las noticias de The Objective he empezado tomando en consideración lo mismo que hago con cualquier otra noticia: ¿cuál es la fuente? La primera noticia publicada ayer lo indica al final del primer párrafo, en negrita: "fuentes de primer nivel del Gobierno, La Moncloa y el PSOE", sin identificar a ninguna. En la segunda noticia, publicada hoy, las fuentes se indican en el segundo párrafo, y son las mismas: "fuentes de primer nivel del Gobierno, La Moncloa y el PSOE".

¿Un intento de evitar que Ábalos 'tire de la manta'?

Así pues, tenemos dos noticias que afirman acusaciones graves contra una persona, sin aportar ni una sola prueba y apelando exclusivamente a fuentes anónimas procedentes del gobierno y del PSOE. Ayer, ante estos datos, saqué una conclusión que hoy le he visto señalar a otras personas: esto apesta a un intento de la cúpula socialista de silenciar a alguien que podría tirar de la manta en asuntos muy graves, como el de la ya citada visita de Delcy Rodríguez a España, el polémico rescate de la aerolínea Plus Ultra o el espectacular "pelotazo" de una empresa de mascarillas que pasó de ingresar 0 a 53 millones de euros gracias a Ábalos, por sólo citar algunos asuntos que han afectado de cerca a ese individuo cuando era ministro. Esas cuestiones sí que son de relevancia pública y sí que merecen toda la atención de los medios.

Ábalos ayudó a engrasar la maquinaria política que hoy se vuelve en su contra

Hay que decir que el exministro socialista está soportando esas informaciones ahora porque él mismo se dedicó a alimentar al monstruo político que las fabrica. La carrera política de Ábalos en el PSOE empezó con su afiliación a ese partido en 1981. Se ha tirado 40 años contribuyendo a una maquinaria política que no ha tenido reparos en destruir las reputaciones de otras personas, empezando por la satanización de todo el que discrepa de sus dogmas ideológicos, tachándolo de ultraderechista, racista, xenófobo y otras lindezas.

En este sentido, lo que está sufriendo ahora Ábalos recuerda a los chismes sobre la vida privada de Pablo Iglesias, a los que no he dedicado ninguna atención en este blog por los mismos motivos que ya señalé al principio de esta entrada. Siendo Iglesias presidente de Podemos, este partido acusó falsamente de acoso sexual a su exabogado, José Manuel Calvente, para desacreditarle y restar credibilidad a sus denuncias sobre asuntos internos de Podemos.

Mucho cuidado con dar al poder político la capacidad de destruir reputaciones

Ciertamente, hay políticos que en el pecado llevan la penitencia, como reza el famoso dicho. Y quien dice políticos también podría decir periodistas. Pero quienes aspiramos a dignificar la política y el periodismo deberíamos advertir los riesgos que implican ciertas formas de abordar ambas cuestiones. Los infundios que un día lanzas contra otros, apelando a fuentes anónimas, mañana te los pueden lanzar a ti de la misma forma. Y si una campaña de desprestigio está alimentada nada menos que por el gobierno y por un partido, contribuir a ella es darle al poder político la capacidad de destruir la reputación de cualquiera.

De hecho, lo que más me alarma de este caso no son las acusaciones que se lanzan sobre la vida privada del exministro, de igual forma que lo más grave en otros casos no son los infundios que se lanzan contra otros personajes públicos, por ejemplo contra el Rey emérito. Lo más alarmante de todo esto es ver a un gobierno y a un partido político intentando destruir la reputación de una persona, con la inestimable ayuda de un medio de comunicación y en lo que parece, insisto, un intento de hacer callar al desprestigiado para que no abra la boca o, si la abre, haya perdido toda la credibilidad. Estamos ante un método puramente estalinista de hacer política, y es algo repugnante aunque el que lo está sufriendo sea, paradójicamente, uno de los que contribuyó a engrasar durante décadas esa maquinaria política acostumbrada a matar civilmente a todo el que estorba.

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Foto: Europa Press.