Desde cientos de años antes de Cristo, muchos habitantes de la península de Anatolia, la actual Turquía, habitaron en decenas de ciudades subterráneas.
La razón por la que se construyeron estas ciudades bajo el suelo fue puramente defensiva: la zona fue objeto de sucesivas invasiones a lo largo de siglos, por lo que vivir bajo tierra era más seguro.
Una de las más famosas ciudades subterráneas de Turquía está en la región de Capadocia, en el centro de la península de Anatolia, y se llama Derinkuyu, conocida por los griegos como Malakopea y que es la ciudad subterránea más grande del país.
Derinkuyu fue construida bajo un área de unos 650 metros cuadrados, con 11 niveles distintos y llegando a una profundidad de 85 metros. La ciudad se desarrolló principalmente en la época del Imperio Bizantino: muchos cristianos la usaron para ocultarse en los años de las invasiones musulmanas que empezaron en la Alta Edad Media (ya la habían usado para el mismo fin en la época romana, durante las primeras persecuciones contra los cristianos).
La ciudad subterránea tenía todos lo necesario para la vida de quienes habitaban allí: viviendas, cocinas, iglesias, tiendas de alimentos, prensas de vino y aceite, pozos de agua, hasta 52 pozos de ventilación y una escuela religiosa.
Se estima que esta ciudad llegó a servir de refugio a una población de 20.000 personas en su época de máximo auge. Siguió utilizándose durante mucho tiempo, hasta comienzos del siglo XX, cuando sirvió de escondrijo para los cristianos que sufrieron la persecución del Imperio Otomano.
La ciudad no sólo tenía estancias y galerías subterráneas para albergar a sus habitantes, sino que disponía de un túnel de 8 km para comunicarse con la vecina ciudad subterránea de Derinkuyu (llegó a haber más de 200 ciudades de este tipo en Turquía). La entrada a Derinkuyu se hacía por tres túneles que podían ser fácilmente bloqueados para impedir el acceso a los visitantes hostiles.
La ciudad fue abandonada en 1923, cuando 1,1 millones de griegos fueron expulsados de Turquía. Y así es como aquella ciudad pasó al olvido durante décadas, si bien algunas de sus estancias superiores continuando siendo utilizadas como sótanos y almacenes por los habitantes de la ciudad superficial de Derinkuyu.
Derinkuyu habría quedado oculta y olvidada por el mundo si no fuese por una casualidad. En 1963, un turco derribó una pared de su sótano y descubrió la ciudad subterránea. Seis años más tarde, parte del recinto fue abierto al público, convirtiéndose hoy en día en un atractivo turístico del país.
A día de hoy sólo el 10% de la antigua ciudad subterránea es accesible para los turistas. El resto sigue siendo objeto de excavaciones arqueológicas o incluye riesgos que no hacen aconsejable la visita. Derinkuyu es hoy un testimonio de lo que es capaz el ser humano para sobrevivir en momentos de persecución.
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Fotos: Ahmet Kaynarpunar / Nevit Dilmen
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Comentarios:
wladimir
interesante…
incluso se dice de acuerdo con los investigadores que…fue construido en el periodo antes de ultima glaciacion…
21:10 | 13/02/22
El Peregrino Gris
Si no lo veo no lo creo…
Lo más cercano que hay a vivir como un enano de ESDLA. Tiene que ser un espectáculo ver esta ciudad llena de vida.
5:08 | 14/02/22
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