El torpe argumento de la OTAN que expone a Polonia y a otros a ser los próximos invadidos

Elentir EN Sáb 5·3·2022 · 7:01 3

Este viernes hubo una reunión extraordinaria en Bruselas de los ministros de exteriores de los países miembros de la OTAN, por la invasión de Ucrania.

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La OTAN no intervendrá en Ucrania por miedo a una guerra de mayor escala

En el comunicado publicado por la OTAN tras el encuentro se afirma: "Los ministros condenaron la invasión brutal y no provocada de Rusia a Ucrania y expresaron su solidaridad y apoyo al coraje del pueblo y las fuerzas armadas ucranianas". Unas bonitas palabras que fueron seguidas de un lavado de manos al más puro estilo de Poncio Pilato: "No somos parte de este conflicto", dijo Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza Atlántica, añadiendo que la OTAN tiene "la responsabilidad de garantizar que no se intensifique y se extienda más allá de Ucrania. Eso sería aún más devastador y peligroso".

Indignación en Ucrania: «ha dado 'luz verde' para bombardear más ciudades y pueblos ucranianos»

Esta declaración de la OTAN es su respuesta a la petición del gobierno ucraniano de establecer una zona de exclusión aérea sobre ese país, que sirva para evitar que los rusos sigan bombardeando a la población civil ucraniana. Las palabras de Stoltenberg provocaron la lógica indignación de Volodímir Zelenski, que ha denunciado que la Alianza "ha dado 'luz verde' para bombardear más ciudades y pueblos ucranianos, negándose a crear una zona de exclusión aérea".

"Sabiendo que nuevos ataques y bajas son inminentes, la OTAN ha decidido deliberadamente no cerrar el cielo sobre Ucrania", lamentó el presidente ucraniano, que señaló que esa cumbre de la OTAN "demuestra que no todo el mundo tiene la lucha por la libertad como objetivo número uno". Stoltenberg ha contestado diciendo: "Entendemos la desesperación, pero si hacemos eso acabaremos teniendo una guerra total en Europa, implicando a más países y generando más sufrimiento".

Un torpe argumento que expone a Georgia, Moldavia, Finlandia y Suecia

Zelenski tiene toda la razón para sentirse indignado y defraudado con la OTAN. El torpe argumento esgrimido ayer por la Alianza no sólo deja a Ucrania a los pies de los rusos, sino también a otros países. Mañana o pasado, Putin podría hacer exactamente lo mismo con Georgia y con Moldavia, porque sabe que la Alianza se cruzará de brazos por miedo a una guerra de mayor escala. Podríamos añadir a Finlandia y Suecia a la lista de posibles víctimas de ese miedo. Ambas naciones tampoco pertenecen a la OTAN y ya han sido amenazadas por el régimen de Putin. ¿Por qué la OTAN iba a preocuparse por una masacre de finlandeses y de suecos a manos de los rusos, si ya está permitiendo una masacre de ucranianos con la excusa de que no forman parte de su club?

El miedo de la OTAN expone también a Polonia y a las repúblicas bálticas

Pero además, ese mensaje de miedo expone también a las repúblicas bálticas a ser atacadas por Rusia. Si por temor a un conflicto de mayor escala la OTAN permite a Putin aplastar Ucrania, que es uno de los países más grandes de Europa ¿quién garantiza que la OTAN adoptará una posición distinta si Putin invade países más pequeños como Lituania, Letonia o Estonia? ¿Compensaría esa invasión una guerra a gran escala? Y si no compensaría meterse en una guerra así por esas pequeñas repúblicas, ¿estaría dispuesta la OTAN a iniciar otra guerra mundial por Polonia? La última empezó con una invasión germanosoviética de ese país, y terminó con el pueblo polaco sometido al yugo de uno de esos dos invasores, Stalin, una infamia consentida por los aliados occidentales.

La Alianza parece haber olvidado la historia y sus compromisos fundacionales

Lo que resulta muy difícil de entender es esa teoría de que lo que ocurra fuera de los límites de la OTAN no afecta a la Alianza Atlántica, por mucho que ponga en tan grave peligro la seguridad de Europa como lo pone la invasión de Ucrania, después de que la OTAN interviniese oficialmente en la antigua Yugoslavia, Afganistán, Irak y Libia, países que tampoco eran miembros de la OTAN.

Esa teoría es aún más incomprensible repasando el Tratado del Atlántico Norte de 1949, la carta fundacional de la OTAN, en cuyo preámbulo sus miembros se declaraban "decididos a salvaguardar la libertad, la herencia común y la civilización de sus pueblos, basados en los principios de la democracia, las libertades individuales y el imperio de la ley". Sin embargo, llegada la hora de la verdad, la OTAN tiembla ante un tirano que amenaza la paz y la seguridad de Europa igual que lo hizo Hitler, y justifica su inacción con el mismo temor que llevó a británicos y franceses a permitir que el tirano nazi se apoderase de Austria y los Sudetes en 1938 y del resto de Checoslovaquia en 1939.

Si los aliados hubiesen frenado a Hitler a tiempo, seguramente habrían evitado la larga y sangrienta guerra mundial que vino después, cuando Alemania tenía menos territorios y menos recursos bajo su poder. Pero como señaló Churchill, "hemos preferido el deshonor a la guerra. Tendremos el deshonor y también la guerra". Ahora la OTAN ha elegido el deshonor de cruzarse de brazos ante el sufrimiento del pueblo ucraniano, como antes hizo con las invasiones rusas de Georgia (2008) y Crimea (2014), por miedo a una guerra de mayor escala que Putin acabará por declarar tarde o temprano, cuando el precio por ceder ante sus caprichos sea ya insoportable para el mundo libre. Es triste comprobar lo poco que nuestros gobernantes han aprendido de la historia.

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Foto: OTAN.