Este viernes, la OTAN celebró una reunión extraordinaria tras la cual anunció que no es "parte del conflicto ucraniano", según Jens Stoltenberg.
El gobierno de Ucrania había solicitado que la Alianza Atlántica estableciese una zona de exclusión aérea en ese país para frenar los bombardeos rusos, que se están ensañando con la población civil, en una invasión que ya está dejando un reguero de crímenes de guerra. La posición de la OTAN ha provocado indignación en el gobiern ucraniano, que considera que la Alianza "ha dado 'luz verde' para bombardear más ciudades y pueblos ucranianos, negándose a crear una zona de exclusión aérea". Stoltenberg ha contestado: "Entendemos la desesperación, pero si hacemos eso acabaremos teniendo una guerra total en Europa, implicando a más países y generando más sufrimiento".
Sin duda, se trata de un dilema difícil y que nos devuelve a 1939, cuando Hitler invadió Checoslovaquia y británicos y franceses se lo permitieron para evitar una nueva guerra mundial. Guerra que acabó estallando unos meses después cuando Hitler, aún más crecido y aprovechando los recursos obtenidos de los checos, invadió Polonia. Una intervención de la OTAN en Ucrania no tendría que ser meramente ofensiva contra Rusia: podría dirigirse a abrir corredores humanitarios para hacer llegar ayuda a la población civil. Putin se vería en el dilema de atacar a fuerzas extranjeras en misión de paz (ésa sí que lo sería) en Ucrania, fuerzas que tendrían el permiso del propio gobierno ucraniano para estar allí. Podéis votar una encuesta al respecto:
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