La invasión rusa de Ucrania me anima a mostraros un lugar de ese país en el que, por mucho que Putin se empeñe, ya no podrá herir ni matar a quienes lo habitan.
El lugar del que os hablo fue fundado en 1786 en Leópolis, que por entonces era la capital del Reino de Galicia y Lodomeria, perteneciente al Imperio Austríaco. Hasta unos años antes, en 1772, la ciudad había pertenecido a Polonia y volvió a formar parte de ella en 1918 y hasta la invasión soviética de 1939.
Lychakiv nació como un elegante cementerio con unas bellas estatuas de aire romántico, motivo por el cual hoy es un monumento abierto al público pero con visitas restringidas. En él fueron enterrados católicos, ortodoxos y protestantes por igual. Entre sus tumbas figuran grandes nombres de la sociedad y de la cultura polaca y ucraniana, y también héroes de sus guerras y víctimas del comunismo.
Durante la época soviética, el cementerio sufrió un gran deterioro y muchas de sus estatuas fueron destruidas, hasta que en 1975 fue declarado monumento histórico. La parte suroriental del camposanto se denomina Monumento de los Defensores de Leópolis (la foto sobre estas líneas es parte de él), y en él están enterrados unos 3.000 polacos que cayeron en la Guerra Polaco-Soviética de 1919-1921. Como podréis imaginar, para muchos polacos éste es un lugar muy especial, ya que sus antepasados están enterrados allí (la población polaca de la ciudad fue expulsada por los soviéticos tras la Segunda Guerra Mundial y reasentada en las zonas orientales de Alemania, entregadas a Polonia en compensación por la franja de Kresy que fue invadida por la URSS en 1939).
Hace tres años, en un interesante artículo sobre este cementerio, la ucraniana Marusia Bilous comentaba: "No importa lo extraño que suene, pero explorar el cementerio de Lychakiv no es una experiencia terrible. El único período en el que el cementerio se llena de una atmósfera de ansiedad y miedo es durante las lluvias de otoño. Hay árboles sin hojas entre las tumbas, los vientos deambulan y el cementerio está lleno de cuervos. De lo contrario, durante el resto del año, les sugiero que no tengan miedo y que visiten el cementerio de Lychakiv en Lviv para escuchar la voz de los caídos y comprender sus historias".
Coincido con Marusia y añado: como nos demuestra lo que está haciendo Rusia con Ucrania, aquellos a los que debemos tener miedo no están entre los muertos, sino entre los vivos. Ojalá pronto acabe esta guerra y el mundo pueda volver a disfrutar de lugares como éste, cuya población de héroes aumentará, desgraciadamente, a causa de esta criminal invasión. Os dejo sin más con este bonito vídeo del cementerio publicado hace años por Alexander Knyazyuk:
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Fotos: iStock / Palinchakjr / Prabuddharay.
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