La crisis nerviosa política y mediática por la moción de censura de Vox y lo que hay detrás

Este lunes, Vox registró la moción de censura que encabezará Ramón Tamames en el Congreso de los Diputados. Y como otros días, volvieron a llover las críticas.

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Obviamente, una moción de censura no es un dogma de fe. Cada uno es muy libre de opinar si es un método adecuado para obligar a un gobierno a rendir cuentas por sus actos (en todo caso, si alguien cree que no es así, ¿qué otro medio sería más adecuado?), y por supuesto es del todo legítimo criticar la moción, al candidato y al partido. Lo que no se entiende es la crisis nerviosa de algunos ante un instrumento parlamentario previsto por la Constitución.

En estas últimas horas se han leído y escuchado memeces como calificar a Vox de "partido antisistema" por recurrir a un mecanismo constitucional para exigir responsabilidades al gobierno. ¿Y qué tiene eso de "antisistema"? Lo antisistema sería rodear el Congreso para amedrentar a los diputados, como hizo Podemos en 2016. Lo que ha hecho Vox es ejercer un derecho democrático que tiene la oposición parlamentaria. Presentar eso como una forma de extremismo es una soberana estupidez. ¿Es que hay personas que no dedican siquiera medio minuto a pensar antes de ponerse a soltar exabruptos?

Los disparates que se están leyendo sobre la edad de Tamames también resultan difíciles de entender, viendo algunos precedentes. George Soros tiene 93 años, 3 más que Tamames, y no he visto a los que critican al catedrático español pidiendo al magnate húngaro que se retire y deje ya de presionar a gobiernos para someterlos a su agenda ideológica y se tome un merecido descanso.

Tampoco puedo olvidar que el PP puso a Manuel Fraga a encabezar una campaña electoral en Galicia con 83 años (en 2005), con un cartel burdamente retocado para hacerle parecer más joven, en un intento de conseguir un quinto mandato para el de Villalba al frente de la Xunta en las elecciones gallegas de 2005. Feijóo, el que le dijo a Tamames que si fuese su padre no le dejaría hacer esto, era entonces el vicepresidente primero de la Xunta, y no le vi declarando nada parecido sobre su jefe en ningún medio, a pesar de que Fraga ya por entonces tenía claros signos de cansancio después de 15 años al frente del gobierno gallego, un cargo que asumió a los 68 años, ya pasada la edad de jubilación.

También se ha dicho, sobre todo desde el PP y su entorno, que esta moción de censura será un balón de oxígeno para Sánchez, por el mero hecho de que Vox no cuenta con apoyos suficientes para que la moción triunfe. El auténtico balón de oxígeno se lo dio el PP a Sánchez al votar a su favor en la anterior moción de censura, y también se lo va a dar absteniéndose -como ha anunciado Feijóo- ante esta nueva moción, cuyo fin no es defender el programa de Vox (si fuese así, la encabezaría Abascal, como él mismo señaló ayer), sino pedir explicaciones al gobierno y reclamar elecciones ya.

Hay que recordar, además, que el PP ha presentado docenas de iniciativas parlamentarias en esta legislatura, casi todas condenadas al fracaso, ya que ese partido carece de apoyos suficientes para que lleguen a ser aprobadas. Si aplicamos a esto la citada crítica del PP a la moción de censura, ¿el PP ha venido presentando esas iniciativas para dar oxígeno a Sánchez, acaso?

En esto de las mociones de censura, el PP actúa como el perro del hortelano: ni come ni deja comer. El PP no quiere presentar ninguna moción de censura porque, como ya pasada en tiempos de Rajoy, está instalado en la creencia de que no hay que dar la batalla de las ideas frente a la izquierda y hay que esperar a que haya suerte y el PSOE se desgaste él solo. Tal vez en Génova 13 no se dan cuenta de la penosa idea del parlamentarismo que da con esa estrategia, y es que para el PP, la labor de oposición consiste en no hacer oposición, no vaya a ser que la izquierda se enfade y les llame "fachas", algo que pone nerviosos y no deja dormir a los dirigentes peperos, que sueñan con recibir palmaditas y credenciales democráticas de los mismos medios que aplauden a un PSOE aliado con comunistas, proetarras y golpistas, sin ningún pudor.

Al final, la razón de ser de las críticas del PP y de sus medios afines a la moción de censura de Vox se reducen a eso, o incluso a algo peor. Como viene demostrando desde hace tiempo, el PP parece empeñado en mimetizarse con la izquierda, asumiendo sus dogmas ideológicos uno tras otro (el más reciente e infame de ellos ha sido el aborto). Feijóo no ha explicado si lo hace por mera estrategia (es decir, por captar votos de izquierdas) o por convicción (es decir, porque ideológicamente es de izquierdas), pero a efectos prácticos es lo mismo.

En esa deriva progre, ¿cómo va el PP a enfrentarse a los partidos progres en un debate que puede sacar a la luz sus planteamientos políticos? Eso dejaría en evidencia el tremendo vacío ideológico que el PP ha ido llenando con los mantras de la izquierda. El PP ya no tiene un discurso alternativo al del PSOE, y eso le dejaría políticamente en cueros en una moción de censura. De ahí tanto nerviosismo por parte del PP y de sus medios afines.

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Foto: Vox Congreso.