Montrove, los datos del informe del peor accidente aéreo de la historia de Galicia

@DefensaAviacion EN Dom 13·8·2023 · 19:03 1

El 13 de agosto de 1973, hace 50 años, Galicia vivió el peor accidente aéreo de su historia, ocurrido en Montrove, cerca de La Coruña.

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Ese día, un turborreactor Sud Aviation SE-210 10R Caravelle de la compañía española Aviaco, con matrícula EC-BIC, número de construcción 225 y bautizado como "Emilio Arrieta", el honor al compositor navarro. Según Aviation Safety, el avión hizo su primer vuelo el 19 de junio de 1967. Fue comprado por Iberia y fue inicialmente alquilado por Aviaco en marzo de 1972, que finalmente compró el avión el 17 de mayo de ese año.

Según los Archivos de la Oficina de Accidentes de Aeronaves, el vuelo AO-118 de Aviaco despegó del Aeropuerto de Barajas, en Madrid, a las 08:30 GMT (09:30 hora peninsular española) con destino al Aeropuerto de Alvedro, en La Coruña. Llevaba a abordo 6 tripulantes y 79 pasajeros. A las 09:14 GMT el avión tomó contacto con la torre de La Coruña y fue informado de que el clima en el aeropuerto estaba por debajo de los mínimos, debido a la niebla.

A las 09:21 GTM la torre de La Coruña informó al EC-BIC que la visibilidad en el aeropuerto era de sólo 350 metros. El avión estaba entonces a 3.000 pies (914 metros) de altitud, iniciando la aproximación. A las 09:23 GTM la torre informó de una visibilidad de 600 metros. Un minuto después, el piloto del EC-BIC informó que intentaría aterrizar. El avión estaba entonces a 2.200 pies (670 metros).

A las 09:28 GMT la torre informó de una visibilidad de 800 metros, pero con una ligera brisa que hacía que la niebla volviese a cerrarse desde el mar. Como no se veía el suelo, la primera aproximación se frustró y el avión pasó a situación de espera a 6.000 pies (1.828 metros). A las 09:34 GMT, la torre informó de una visibilidad de 400 metros. A las 09:36 GTM el avión ya había iniciado una segunda aproximación, pero la torre avisó que había niebla acumulada en el umbral de la pista. La segunda aproximación fue abortada y el avión volvió a situación de espera.

A las 10:20 GTM, la torre informó de una mejoría en el tiempo con una visibilidad horizontal de 1.500 metros y una visibilidad vertical de 150 metros, que mejoró a 250-300 metros tres minutos después. A las 10:32 GMT el piloto informó de la descontinuación de la tercera aproximación A las 10:38 GTM, el piloto comunicó el inicio de una cuarta aproximación. A las 10:39 GTM el piloto preguntó a la torre por el estado del viento, y le contestaron que estaba en calma total. El piloto confirmó la aproximación y desde la torre le contestaron que estaban a la espera de ver avión. A las 10:40 GMT llegó el último mensaje del piloto del EC-BIC: "Roger" (recibido). Después se hizo el silencio.

A las 10:41 GMT, la torre informó de que el viento estaba aumentando ligeramente, pero ya no obtuvo respuesta, a pesar de sucesivos intentos de comunicar con el avión. A las 10:46 GTM, la torre fue informada por el jefe del aeropuerto de que el avión se había estrellado en Montrove, en la localidad de Oleiros (La Coruña), a 3 kilómetros de la pista 22 del Aeropuerto de Alvedro, en las coordenadas 43º18'N 08º23'W. El accidente tuvo lugar aproximadamente a las 10:40 GMT, las 11:40 hora local.

A 300 metros del lugar donde aparecieron los restos de la aeronave, el avión derribó tres eucaliptos y cortó la parte superior de 23 más. El estabilizador derecho del avión fue hallado incrustado entre los árboles. El avión quedó incrustado en los techos de tres viviendas de la finca de Pazo del Río, en Oleiros.

A causa del impacto, la cabina, que no se incendió, quedó separada del fuselaje, quedando a 10 metros del resto del avión. El estabilizador izquierdo y el cono trasero del avión quedaron arrancados. El estabilizador izquierdo quedó a 10 metros del avión y el tren de aterrizaje derecho quedó a 50 metros. Debido al impacto, el fuselaje registró tres explosiones menores y se incendió, quedando destruido. El incendio fue rápidamente controlado por los bomberos.

El informe de la Dirección General de Seguridad sobre el accidente fue desclasificado 41 años después, en 2014. Debido a que en 1973 no existían las pruebas de ADN, muchos de los cadáveres no pudieron ser identificados y acabaron en una fosa común en el cementerio de San Amaro, en La Coruña. Los enterrados sin nombre tardaron 40 años en ser identificados. El último informe sobre los cuerpos recogidos en el lugar del accidente señaló lo siguiente: "han sido recuperados 82 cadáveres del accidente aéreo, repartidos de la siguiente forma: hembras: 22; varones: 34; niños: 3; niñas: 5; sin identificar: 18".

Hubo un solo superviviente de este accidente, que fue llevado al Hospital Juan Canalejo de La Coruña, donde falleció unas horas más tarde. Además, murió un obrero que estaba trabajando en la zona cuando ocurrió el accidente. La desgracia pudo haber sido mayor, ya que el avión destruyó dos casas, pero ambas estaban deshabitadas.

El informe oficial de la Organización de Aviación Civil Internacional (ver PDF) señaló que el avión volaba muy bajo y a una velocidad baja cuando el estabilizador derecho chocó con los eucaliptos. El piloto probablemente intentó acelerar para evitar la colisión pero ya era demasiado tarde. El informe señaló lo siguiente como causa probable del accidente: "Infracción por parte del piloto de las normas e instrucciones que rigen el vuelo sobre territorio nacional, y de las normas internacionales vigentes en España".

En el momento del accidente, el comandante del EC-BIC llevaba acumuladas 304 horas de vuelo en Caravelle y 8.610 horas de vuelo en total. El copiloto llevaba 997 horas de vuelo en Caravelle y 6.283 horas de vuelo en total. El EC-BIC acumulaba 13.118 horas de vuelo y 9.380 aterrizajes. El avión estaba en buen estado. Los Caravelle fueron operados por Aviaco como una solución temporal a la espera de recibir los más modernos McDonnell Douglas DC-9.

El del EC-BIC no fue el único accidente que tuvo la compañía con estos aviones. Unos meses antes, el 5 de marzo de 1973, Aviaco había perdido otro Caravelle, el EC-BID "Tomás Bretón", en un accidente en el que murieron sus tres tripulantes, durante un vuelo de posicionamiento.

Por entonces, las compañías aéreas incentivaban económicamente a los pilotos que hacían aterrizajes en condiciones meteorológicas arriesgadas para evitar tener que desviarse a otro aeropuerto, lo que implicaba gastos adicionales a las compañías al tener que proporcionar un transporte por tierra a los pasajeros hasta el aeropuerto de destino. El accidente de Montrove sirvió para poner fin a esa práctica.

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Foto principal: Udo K. Haafke.