Ángel Martín y la guerra de sexos: así es como el feminismo izquierdista impone su censura

El feminismo izquierdista ya no se conforma con promover una guerra de sexos: quieren convertir nuestras democracias en dictaduras.

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La nueva lucha 'lucha de clases' que la izquierda intenta crear

Vengo advirtiendo desde hace años que la izquierda se ha apropiado del feminismo para generar conflictos sociales. Originalmente quiso apropiarse de los trabajadores creando una "lucha de clases" entre proletarios y burgueses. Como fracasó, ahora lo está intentando creando una "lucha de sexos" en la que las mujeres son las oprimidas y los hombres son los opresores. Estamos ante una ideología que te condena por ser varón, sin más. Una ideología fanática promovida por personas intolerantes que no toleran la discrepancia.

Estamos ante una forma rastrera y ruin de dividir a la sociedad en buenos y malos por haber nacido como son, culpando de todos los males a ciertas personas no por sus actos, sino por su naturaleza. No es algo nuevo: el antisemitismo lleva muchos años haciendo algo parecido con los judíos, utilizándoles como el chivo expiatorio al que culpar de cualquier problema. Es increíble que en una sociedad democrática toleremos algo así, pero es lo que pasa cuando permitimos que partidos con una mentalidad totalitaria diseñen nuestras leyes.

Un humorista critica el intento de crear una 'guerra de sexos'

Ayer tuvimos un nuevo ejemplo que ilustra la amenaza para la democracia que supone ese fanatismo feminista. El humorista español Ángel Martín, un hombre al que yo no conocía de nada hasta hace unas horas, publicó un vídeo en Twitter que ha tenido millones de visionados. En él defendía la pura lógica frente al fanatismo feminista:

"Sabemos que no todos los tíos son gilipollas ni todas las tías son imbéciles, ¿verdad? O sea, esto lo tenemos claro, ¿no? Lo pregunto porque a veces tengo la sensación de que se está intentando generar una especie de tercera guerra mundial que acabará siendo hombres contra mujeres y me preocupa un poco".

Ángel Martín añadía en el vídeo:

"Yo hay cosas que no discuto. Que hay hombres que son sacos de mierda, eso es algo que sabemos todos. Es indiscutible. Y, aunque no soy mujer, sospecho que estaremos de acuerdo que también hay tipas que es mejor tenerlas lejitos, ¿vale? Eso entiendo que estamos todos de acuerdo. Pero es que empiezo a sospechar que si seguimos radicalizando y generalizando cada vez que uno de un bando o del otro haga algo que claramente es miserable, acabaremos por crear muros tan altos que los que vengan detrás van a tener super jodido saber cómo acercarse al otro para decirle «oye, me gustas», sin miedo a recibir como respuesta de él o ella un «como te acerques te reviento»".

Ángel Martín sufre un linchamiento y ya no se atreve a opinar

Por decir algo tan lleno de sentido común, Ángel Martín ha recibido una avalancha de insultos de fanáticos de izquierdas, unas personas que creen que criminalizar a todos los extranjeros por lo que hace una minoría está muy mal (y en eso tienen razón) pero al mismo tiempo consideran que criminalizar a todos los hombres por lo que hace una minoría es algo correcto. Obviamente, el problema de esos fanáticos no es con Ángel Martín, ni siquiera con todos los que no opinamos como ellos. El problema lo tienen con la lógica, con la realidad y con el sentido común, en cuyo lugar pretenden instalar unos dogmas ideológicos irracionales y absurdos, y no toleran que nadie los discuta.

Así es como se acaba con la libertad de expresión y con la democracia. Basta con ver el siguiente vídeo publicado ayer por Ángel Martín: el humorista ya no se atrevió a expresar ninguna opinión, mientras un hombre, detrás de él, le advertía de que se iba a meter "en otro cirio".

Un fanatismo promovido desde el gobierno

Que haya una minoría de gente fanática es algo normal. Tristemente normal, quiero decir. En toda sociedad, por muy sana que sea, siempre te vas a encontrar a personas necias dispuestas a aplastar a los demás por opinar distinto. El problema llega cuando ese fanatismo se promueve desde el gobierno y desde algunos medios de comunicación, que es lo que está ocurriendo en España. Lo que tenemos entonces es cada vez más gente con el cerebro lavado por ideas irracionales, absurdas y estúpidas acerca de los hombres y de las mujeres. Por si algunos no se han dado cuenta, lo que ha pasado con Ángel Martín es un ejemplo de cómo la izquierda impone la censura mediante la violencia, porque la violencia verbal también es violencia. De hecho, es la forma de acoso y coacción más frecuente, empezando por los colegios y los institutos.

La izquierda está incentivando el acoso entre los más jóvenes

Una de las cosas más alarmantes de esto que está ocurriendo es que personas adultas están transmitiendo a niños y jóvenes el mensaje de que la violencia es un método válido para imponer tus deseos y tus opiniones a los demás. Es una forma de incentivar el acoso en los centros educativos, donde ese fenómeno ya alcanza proporciones alarmantes. Eso lo hacen personas adultas que se creen muy maduras y que incluso se creen con derecho a aleccionarnos a los demás sobre cómo ser buenos demócratas. En realidad, esta izquierda cada vez más radicalizada y fanatizada es lo más parecido que tenemos en España al verdadero fascismo del que tanto dice abominar.

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Foto: @angelmartin_nc.