Distraen sumas millonarias que deberían servir para proteger a las víctimas

Izquierda y feminismo: desvelando un negocio político cuyo fin no es proteger a las mujeres

Desde hace años, cada vez que se ha demostrado el fracaso del comunismo en cualquier parte del mundo, la respuesta de los comunistas siempre es la misma.

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Una izquierda incapaz de reconocer sus fracasos

Básicamente, el discurso de la extrema izquierda consiste en hacernos creer que si el comunismo ha fracasado es porque no se implementó en la medida suficiente. Es decir, que para los comunistas la solución al fracaso del comunismo es más comunismo. Es decir, más opresión, más pisoteo de la propiedad privada y más represión de los que se resistan. Nunca reconocerán su error. La culpa de sus fracasos siempre es de los demás.

El disparate de querer combatir un crimen prejuzgando ideológicamente sus causas

Con la lucha contra la llamada "violencia de género" ocurre lo mismo. La izquierda se inventó ese término para juzgar a priori los casos de violencia contra las mujeres, interpretándolos como un signo de opresión por parte de los hombres. ¿Os parece un análisis exagerado? Basta con leer la ley española de violencia de género de 2004, promovida por los socialistas del PSOE, cuya exposición de motivos define la "violencia de género" como "una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres".

A la hora de investigar cualquier asesinato, uno de los retos de los investigadores es averiguar el móvil del crimen, es decir, el motivo que movió al criminal a cometer ese acto. A algunos les puede parecer irrelevante, pero este dato es muy importante a la hora de combatir el crimen, pues no es lo mismo combatir una serie de crímenes que tengan causas sentimentales, que sean motivados por la venganza, que tengan causas sexuales, que sean fruto de la enajenación mental, el resultado de una riña o incluso que se hayan producido de forma accidental o en legítima defensa. Para combatir en serio un crimen hay que conocer su causa.

Sin embargo, en los crímenes que son etiquetados como "violencia de género", la causa del crimen es prejuzgada sin tener en cuenta los hechos y catalogada como un signo de opresión de las mujeres. De hecho, este tipo de crímenes son los únicos que se prejuzgan por sistema en el Derecho penal. En todos los demás crímenes los móviles son conocidos como resultado de una investigación. Si en los crímenes de "género" hay una excepción es porque la izquierda ha decidido que en este tipo de actos no hay nada que investigar. Es algo tan absurdo como si todo asesinato de un español a manos de un extranjero se catalogase como crimen de "hispanofobia", sin molestarse en investigar sus causas reales.

Lesionando la igualdad ante la ley y la presunción de inocencia

Obviamente, el problema de no investigar los móviles reales de un tipo de crímenes es que así no hay quien los combata con eficacia. Es más: prejuzgar los crímenes y establecer una legislación penal que criminaliza al hombre por el hecho de serlo (en España la citada ley de "violencia de género" establece penas distintas en función del sexo del autor de un delito, una aberración jurídica que choca con el derecho constitucional a la igualdad ante la ley). Es más: se viola sistemáticamente la presunción de inocencia del varón, un derecho constitucional contra el que famosas feministas han arremetido alegando que las mujeres tienen que ser creídas siempre, como si fuesen incapaces de mentir.

Un sistema perverso y corrupto cuyo fin no es proteger a las mujeres

El resultado es un auténtico disparate jurídico en el que el sistema judicial acaba rechazando la amplia mayoría de las denuncias por archivo, por sobreseimiento o por tratarse de denuncias falsas. Sin embargo, esa violación de la presunción de inocencia del varón ha servido para que las denuncias por violencia de género sean algo frecuente en procesos de divorcio, como medio para obtener ventajas para la mujer, aunque en realidad el varón no haya cometido ningún maltrato. Se genera así un sistema perverso y corrupto que no tiene como fin proteger a las mujeres maltratadas (que por supuesto las hay, y muchas), sino generar una guerra de sexos de la misma forma que la izquierda quería antaño promover una lucha de clases. Han cambiado el viejo esquema de proletarios contra burgueses por mujeres contra hombres para mantener un negocio político que se nutre de cuantiosas subvenciones públicas.

La dura realidad que intenta tapar el discurso de la izquierda

Teniendo en cuenta que es imposible combatir con eficacia un crimen si se prejuzgan sus causas sobre premisas ideológicas abiertamente falsas, la pregunta que cabría hacerse es: ¿de verdad la izquierda quería proteger a las mujeres? Durante años, la izquierda ha vendido un discurso utópico en el que habla de la erradicación del "patriarcado" y del "machismo" en la misma clave irreal en la que el viejo marxismo hablaba de la erradicación de las clases sociales. Pero recordemos que todas las dictaduras comunistas han reproducido ese esquema clasista que decían que querían erradicar, con la élite comunista ocupando el sitio que antes ocupaba la burguesía. El discurso de la izquierda es del todo irreal: lamentablemente, siempre va a haber maltratos, asesinatos, robos, estafas y otros delitos, y el que te diga lo contrario está totalmente alejado de la realidad.

La existencia de delitos no es el resultado de ninguna forma de opresión de una clase contra otra o de un sexo contra otro. Si existen los crímenes es porque existe el mal, aquello que nos lleva a hacer daño a otra persona para obtener algo a cambio. Y también hay problemas mentales y estados de enajenación que llevan a cometer delitos, y no hay ninguna agenda ideológica capaz de erradicar eso. Lo que puede hacer un Estado es intentar prevenir los crímenes y castigar a los criminales, pero erradicar todos los crímenes es una utopía.

Un negocio político que distrae dinero que debería servir para proteger a las víctimas

El problema llega cuando en la sociedad surgen desaprensivos que pretenden hacer negocio con esa utopía, haciendo creer a la sociedad que tienen una varita mágica para erradicar los crímenes. Se ha generado una auténtica industria política en torno a la "violencia de género" que mueve subvenciones millonarias, un dineral del que sólo una mínima parte sirve para proteger a las mujeres, si es que de verdad ése es el fin real de muchas organizaciones subvencionadas que dicen luchar por las mujeres. Obviamente, regar con millones a esas entidades y lesionar derechos fundamentales no hace que los asesinatos de mujeres desaparezcan. Para lo único que sirve eso es para seguir generando una industria política que distrae cada vez más fondos públicos del fin al que deberían estar destinados: proteger a las mujeres -y también a cualquier hombre, niño o anciano- que hayan sido víctimas de malos tratos.

Veamos dos ejemplos. En 2019 se conoció que sólo el 9% de las subvenciones del gobierno de España a grupos feministas sirven para cubrir a las víctimas de maltrato, unas subvenciones que rondan los 30 millones de euros al año. Ese mismo año se supo también que sólo el 3% de las subvenciones del Instituto Andaluz de la Mujer va a víctimas de maltrato. Hablamos de una entidad que en 2018 manejó un presupuesto de 43 millones de euros. Todo ello, además, mientras se generan todo tipo de incentivos jurídicos y económicos para presentar denuncias falsas que acaban saturando los juzgados e impidiendo que éstos ofrezcan una ayuda eficaz a las mujeres que sufren malos tratos.

Un fracaso que el feminismo izquierdista se niega a reconocer: es su negocio

Como ha ocurrido tantas veces, el feminismo izquierdista nunca reconocerá el fracaso de sus políticas, entre otras cosas porque reconocerlo les haría perder una enorme fuente de ingresos a costa de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos. En lugar de eso, su receta siempre será más subvenciones y más derechos lesionados en la búsqueda de un fin imposible como es la desaparición del crimen. Se crea así el mismo círculo vicioso que con el comunismo: si el comunismo fracasa, su solución es más comunismo. Una agenda política absolutamente cínica e incapaz de reconocer ningún error en su planteamiento.

Algunos podrán pensar que es legítimo intentarlo y que vale la pena todo ese enorme sacrificio de dinero y de derechos fundamentales sin con ello se consigue salvar a algunas mujeres. Lo que no piensan es que muy posiblemente se podría salvar a más mujeres si las cantidades astronómicas dedicadas a ese negocio político se dedicasen a proteger de verdad a las víctimas. Y es que los desaprensivos que viven de ese negocio no están protegiendo a las mujeres: al contrario: están enriqueciéndose con el dinero que debería servir para proteger a las víctimas de los malos tratos.

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Foto: Francisco Seco

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Comentarios:

  1. Berto

    Y Fakejóo diciendo que no tocará la Ley Viogen, el origen de todo este desaguisado.

    No se podía saber con ese progre azul, nooo.

    En Galicia lo conocemos bien…

  2. FaramirGL

    La versión más actual de esa inmensa estafa llamada socialismo.

    «No se podía saber», «no era auténtico feminismo», «esta vez saldrá bien», «no se ha implantado lo suficiente», «la culpa es del sistema que no nos deja desarrollar nuestras ideas», etc etc etc.

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