Algunos consejos para ser socialista en España y no tener que pasar vergüenza

Nunca he sido socialista y no tengo intención de serlo, pero reconozco que hoy siento una cierta compasión por muchos votantes socialistas.

El golpe de Sánchez a la Constitución debe tener una respuesta masiva en las calles
Hay 10 millones de culpables del escándalo de la amnistía y deberían empezar a notarlo

En España llevamos años viendo al Partido Socialista (PSOE) mintiendo a sus votantes sin pestañear, aliándose con los herederos de la banda terrorista ETA, claudicando ante los separatistas y cometiendo toda clase de infamias y de indignidades. Lo de ayer sólo fue un capítulo más: el PSOE dejándose humillar por Puigdemont, un prófugo de la Justicia, y llamándole "President", y todo para conseguir el apoyo de ese indeseable para así poder mantener a Sánchez en el poder.

Hoy no veréis a muchos socialistas criticándolo. Ésos no me dan ninguna pena. Se tragan todo lo que les diga el partido sin rechistar. Pero seguro que aún quedan socialistas que no se han enterado de qué va el socialismo, especialmente en España, con un PSOE que se parece cada vez más a la dictadura norcoreana en su obediencia ciega y su sumisión al líder, una actitud totalitaria que provoca una mezcla de vergüenza ajena, asco y alarma. Como sé que aún habrá militantes y socialistas que estarán sufriendo vergüenza por esto, por una vez voy ayudarles.

Después de mucho tiempo (ya tengo 47 años) observando a los socialistas en general y al PSOE en particular, éstos son los consejos que cabe darles a esos socialistas si no quieren pasar vergüenza, unos consejos que no daría a ninguna otra persona, y con los que me limito a plasmar en qué se ha convertido la ortodoxia socialista en España:

• Tu líder puede decirte una cosa y después decirte la contraria. Si antes de las elecciones de julio decía que la amnistía era contraria a la Constitución y ahora te dice lo contrario, lo que debes hacer es olvidarte de la primera versión. La "memoria democrática" sólo se aplica a lo que diga el líder.
• Si tu líder te prometió una cosa y después no la cumple, te aguantas. Es tu líder, sabe mejor que tú qué es lo que te conviene. Si fuiste tan iluso para creer esa promesa, la culpa es tuya, no del líder.
• Si tu líder se alía con delincuentes, terroristas o golpistas, entonces es que son buenas personas. Las malas personas son las que no apoyan a tu líder, aunque no sean delincuentes y parezcan ser buenas personas.
• Debes tener confianza ciega en tu líder y no dudar de nada de lo que te diga. Las dudas son el camino más corto para ser señalado como un mal socialista.
• No debes pensar: el líder ya piensa por ti. Tú debes limitarte a obedecerle. Si no obedeces los deseos del líder serás señalado como un mal socialista.
• El líder es más importante que tú. Si el líder te dice algo no debes discutirlo ni cuestionarlo. Tú para él no eres nadie.
• Debes pelearte con todo el que cuestione a tu líder, también tu pareja, familiares y amigos, aunque creas no tener la razón. Tu líder siempre tiene la razón y debe ser más importante para ti que todos ellos, aunque tu líder nunca te haya dirigido la palabra.

En fin, disculpad la ironía, pero es que a este paso, los miembros del PSOE acabarán gritando "¡Sánchez, Sánchez, Sánchez!" cada vez que vean a su líder, y llorarán de emoción mientras le observan, con las mismas caras de angustia con las que Mao o Stalin eran alabados por la multitud, incluyendo muchos que lo hacían por miedo a que la persona que tenían al lado les delatase por no ser lo bastante entusiastas. Al final, todas las franquicias del socialismo acaban igual. Esa ideología lleva el totalitarismo en su ADN y no puede evitar ser otra cosa.

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Foto: @felipepelaquim.