Algunos consejos útiles para aquellos padres que desean criar a unos pequeños monstruos

Una de las grandes riquezas de un país es la educación, y en eso, como en otras cosas, nuestra sociedad demuestra estar en crisis.

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La educación es en gran medida un proceso de transmisión de valores, un proceso en el que se enseña a los niños a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, un proceso cuyo mayor aliado es el buen ejemplo, es decir, los valores que transmitimos a los demás con nuestro comportamiento diario. Una sociedad que está adentrándose en un enorme vacío de valores difícilmente puede asumir el reto de educar a los niños con unas ciertas garantías de éxito.

Con todo, y como algunos padres estarán buscando referencias al respecto, me animo a escribir estas líneas cargadas de corrosiva ironía gallega para indicar algunos consejos que se deben seguir si en vez de hijos bien educados deseas tener unos pequeños monstruos, en la esperanza de que los antiejemplos sean más poderosos que los ejemplos:

• Di que sí a todo lo que te pida y cede a todos sus caprichos. Así aprenderá a creer que sus deseos son órdenes y que los demás están para servirle, y se convertirá en una persona intolerante que no soporta que alguien le contradiga.
• No le transmitas códigos morales ni éticos y dile cosas como que nada está bien ni está mal, que todo depende del cristal con que se mira. Además de evitar ser tachado de conservador y retrógrado, tu hijo aprenderá que todo vale para obtener lo que desea, incluso hacer daño a los demás, porque a fin de cuentas, nada está mal.
• Nunca le impongas ninguna clase de castigo, ni el más leve. Así aprenderá que las malas acciones no tienen consecuencias y no sabrá distinguirlas de las buenas acciones.
• Discúlpale y defiéndele ante los demás si alguna vez hace algo malo. Así aprenderá que apruebas sus malas acciones por el mero hecho de ser tu hijo y eso le incentivará a seguir portándose mal.
• Nunca te enfades si te falta al respeto. Así aprenderá a no respetar a sus mayores, ya sean sus padres, sus abuelos o sus profesores y a tratarlos como si fuesen basura.
• Permítele molestar a tus vecinos dando gritos y haciendo ruidos molestos. Así aprenderá que las normas de convivencia están para saltárselas, salvo cuando algo le moleste a él.
• No le impongas normas a la hora de comer. Deja que coma todo lo que le dé la gana, permítele comer a la hora que quiera y cuantas veces quiera. Así pensará que sus deseos son lo único importante a la hora de comer, y no su salud ni la convivencia familiar.
• No seas exigente con sus estudios y permítele que no haga sus deberes. Así pensará que la enseñanza es una pérdida de tiempo y que es mejor ser un ignorante.
• Si alguna vez hace algo malo, busca a otro culpable: sus profesores, sus amigos, la televisión... Así tu hijo aprenderá a no asumir nunca su responsabilidad sobre sus malas acciones y adquirirá la costumbre de culpar siempre a otros de todas las cosas malas que le pasen, aunque sean provocadas por él mismo.

Sé que estos consejos parecerán surrealistas para muchos. Como he dicho al comienzo, los he escrito con absoluta ironía y con el propósito de que algunos comprendan el gran error que están cometiendo.

Lamentablemente, así es como algunos padres parecen entender que deben educar a sus hijos, o más bien renunciar a educarlos, sin darse cuenta de que están criando a pequeños monstruos, a personas que van a ser incapaces de tener una convivencia sana con quienes les rodean y que posiblemente acaben actuando como unos indeseables con los demás, empezando por sus propios padres.

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Foto: Zachary Kadolph.