El éxito de ETA: unas elecciones sin libertad y en las que faltan más de 180.000 vascos

Elentir EN Dom 21·4·2024 · 9:08 4

Este domingo se celebran elecciones en la comunidad autónoma vasca. Unas elecciones que siguen marcadas por el terrorismo de ETA.

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Aunque esa banda terrorista ya no mata, sus simpatizantes siguen imponiendo la ley del miedo en las provincias vascas por medio de las amenazas y la violencia, como se ha podido ver en esta campaña electoral, en la que una vez más hemos podido contemplar los actos de acoso contra Vox que no han sido condenados por ninguno de los otros partidos. Estos actos de acoso dejan patente hasta qué punto la situación en esa región española está muy lejos de ser la propia de una democracia. El separatismo ha degradado las libertades en esa región con prácticas propias de la mafia siciliana.

A esta anormalidad hay que añadir un fraude sistemático que se da en todas las elecciones vascas desde hace décadas. Un fraude que se añade a la ley del miedo que llega hasta los colegios electorales de muchos pueblos pequeños dominados por los simpatizantes de ETA. Ese fraude consiste en la expulsión de su tierra, y por tanto del censo electoral regional, de más de 180.000 vascos, según datos publicados en un informe de CEU-CEFAS. Ésa es la cifra de vascos que tuvieron que abandonar su tierra a causa del terror de ETA y de la falta de libertad impuesta por el separatismo entre 1977 y 2022.

No es una cifra definitiva. A esos 180.000 vascos exiliados por culpa del separatismo habría que sumarles decenas de miles de descendientes, que en condiciones normales habrían seguido viviendo y podrían seguir votando en la tierra natal de sus padres si no les hubiesen echado de ella. El informe de CEU-CEFAS calcula que ya sólo esos 180.000 exiliados representan el 9% de la población vasca de 1977.

Aunque ETA ha dejado de matar, esa banda terrorista ha obtenido el gran éxito de modelar a su gusto un censo electoral del que ha expulsado a casi la décima parte de la población por medio de los asesinatos, los secuestros, las extorsiones y las amenazas. En noviembre de 2023, Vox presentó una iniciativa en el Parlamento Vasco para facilitar el retorno de esos exiliados, reclamando un estudio para identificar a las personas que huyeron, conocer su situación y ofrecer ayudas para que volviesen a su tierra. Sólo Vox, el Partido Popular y Ciudadanos apoyaron esa iniciativa.

Igual que en Cataluña, el PSOE y los ultraizquierdistas de Elkarrekin Podemos-IU votaron en contra junto a los separatistas del PNV y Bildu. Como viene ocurriendo desde hace años, los socialistas y los comunistas han creado un frente común con el separatismo para blindar un fraude electoral logrado mediante la expulsión de su tierra de muchas personas de derechas, una expulsión obtenida mediante la violencia. Tristemente, en esta campaña electoral el Partido Popular se ha ofrecido a pactar con el PNV y el PSOE, es decir, con los mismos que se oponen a reparar la anormalidad antidemocrática perpetrada por ETA.

Recordemos que entre 2012 y 2023, el PP y el PSOE se opusieron a tres peticiones de ilegalizar a Bildu (una presentada por UPyD y dos presentadas por Vox). Por si alguien aún no se ha enterado, Bildu es un partido que nunca ha condenado el terrorismo de ETA ni ninguno de sus 853 asesinatos, incluidos los de 22 niños y bebés.

Beneficiándose de ello, ahora los herederos de ETA tienen la oportunidad de gobernar una región de la que echaron a 180.000 vascos. Espero que nadie cometa hoy la infamia de referirse a estas elecciones como "la fiesta de la democracia", como muchos medios hacen con otras convocatorias electorales. Lo que ha hecho el separatismo en las provincias vascas es enterrar la democracia, y no organizarle una fiesta. Mientras esa región siga controlada por quienes se sirven de prácticas mafiosas para imponer su voluntad, no se podrá decir que allí hay normalidad democrática ni unas elecciones limpias.