La exploración de la Antártida ha sido un gran reto desde hace muchos años, un reto que ha precisado de vehículos especiales.
En 1939, unos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, la Expedición del Servicio Antártico de los Estados Unidos, una iniciativa de la Marina y de varios departamentos del gobierno de EEUU, proyectó la construcción de un vehículo que permitiese explorar ese continente gélido y al mismo tiempo sirviese de vivienda de cuatro exploradores en los paisajes inhóspitos de esa región polar. La expedición sería liderada por Richard Evelyn Byrd Jr. (1888-1957), explorador y oficial de la Marina de EEUU.
Ese vehículo, denominado Antarctic Snow Cruiser, fue construido en un tiempo récord (sólo 11 semanas) por el Armour Institute of Technology de Chicago. Su construcción se inició el 8 de agosto de 1939 y el vehículo fue probado por primera vez el 24 de octubre.
Cuando fue llevado a Boston para ser embarcado a bordo del buque USCGC North Star de la Guardia Costera de EEUU, el vehículo provocó grandes atascos de tráfico por todos los sitios por los que circuló, debido a sus grandes dimensiones: 17 metros de largo, 6 metros de ancho y casi 5 metros de alto, con grandes ruedas de 3 metros de diámetro. Sobre el vehículo estaba previsto llevar un avión, concretamente un monomotor Beechcraft Model 17 Staggerwing, con el fin de hacer vuelos de reconocimiento sobre los lugares en los que debería circular el vehículo.
El gran tamaño del vehículo se debía a que era una vivienda móvil de color rojo. En su interior había cuatro camas, una cocina (que también funcionaba como cuarto oscuro para el revelado de fotos y filmaciones), un almacén de víveres y un laboratorio. En la parte trasera había dos ruedas de repuesto. También tenía un gran depósito de combustible con suficiente capacidad como para no tener que repostar en toda su travesía en la Antártida sin que sus dos motores diésel Cummins H-6 de 150 caballos llegasen a quedarse sin alimento. El vehículo costó 150.000 dólares de la época, unos 2,5 millones de dólares al cambio actual.
El vehículo era tan grande que al ser subido al barco que lo tenía que transportar hasta la Antártida hubo que cortar hasta tres metros de su parte trasera para que entrase en el navío. Su llegada a la Antártida a comienzos de enero de 1940, concretamente a la Bahía de las Ballenas, fue muy problemática. El vehículo, conocido como "El Pingüino", pesaba 35 toneladas, y las rampas de madera improvisadas para descargarlo no fueron suficientes, por lo que estuvo a punto de caer al agua.
Cuando por fin fue desembarcado, los miembros de la expedición se encontraron con otro problema. Los grandes neumáticos Goodyear habían sido proyectados para ser de gran dureza y soportar las terribles condiciones de la Antártida, pero no tenían bandas de rodadura. Eran completamente lisos, de modo que el Antarctic Snow Cruiser patinaba sobre la nieve y el hielo, lo cual provocaba que su velocidad fuese mucho más lenta de lo que inicialmente habían previsto (unos 48 km/h). Se colocaron las dos ruedas de repuesto junto a las ruedas delanteras y también cadenas, en un intento de solucionar el problema, pero no sirvió de nada.
Irónicamente, resultó que el vehículo era más rápido marcha atrás que hacia adelante. Llegó a recorrer unos 160 kilómetros por la Antártida circulando hacia atrás. Finalmente, a finales de enero de 1940 la expedición abandonó el vehículo y regresó a EEUU. La entrada de este país en la Segunda Guerra Mundial en diciembre de 1941 llevó al gran vehículo rojo a estar durante cinco años.
Una vez terminada la guerra, Byrd regresó a la Antártida a finales de 1946: el vehículo estaba donde había sido abandonado, pero con una pequeña capa de nieve (la foto que veis sobre estas líneas fue tomada durante esa expedición). Tras cargar sus baterías, se llevaron la sorpresa de que el Antarctic Snow Cruiser funcionaba perfectamente. Esa expedición volvió a dejar abandonado el vehículo en el continente helado.
La siguiente expedición de EEUU que localizó el Antarctic Snow Cruiser se llevó a cabo en 1958. Para entonces, el vehículo estaba casi completamente enterrado por la nieve. Aquella expedición colocó palos de bambú sobre el vehículo para indicar su posición. Fue la última vez que se vio a ese gran "Pingüino" metálico rojo. En 1962 se confirmó que la plataforma de hielo en la que el vehículo había sido abandonado se había partido en varios trozos.
En 1963, un buque rompehielos de la Marina de EEUU, el USS Edisto (AG-89), vio los palos de bambú que indicaban el lugar donde fue el vehículo fue abandonado junto a una base polar americana (cuyos restos podemos ver sobre estas líneas), pero no fue capaz de tomar fotos del vehículo. Desde entonces el paradero del Antarctic Snow Cruiser ha sido un completo misterio. Algunos afirman que el vehículo fue hallado por alguna expedición soviética y que se lo habrían llevado a la URSS. Otros especulan con la posibilidad de que acabase en el fondo del mar, aunque también es posible que siga allí todavía, enterrado bajo una capa de varios metros de nieve.
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Fotos: United States Antarctic Service / C.C. Shirley / A.J. Carroll.
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Comentarios:
wladimir
un relato interesante….
que para quien cuente (o quienes en grupo puedan contar) con los recursos suficientes para llevarla a cabo podria ser motivo para una curiosa busqueda historica a fin de resolver el misterio de este vehiculo perdido….
2:35 | 21/11/24
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