Nunca olvides lo que algunos hicieron cuando el Partido Socialista se hundía en la corrupción

Vivimos en una sociedad en la que las noticias se suceden a tal velocidad que muchos olvidan fácilemente lo que pasó hace un mes.

El regreso del PSOE a la extrema izquierda y el error que eso puede provocar a su derecha
Así es como el socialismo reventó los frenos legales contra los abusos de poder en España

Tenemos una muestra terrible de esa tendencia al olvido: la catástrofe de la gota fría, que va abandonando poco a poco el interés de la mayoría de los medios (a pesar de que sus consecuencias siguen muy presentes en las zonas afectadas). Ocurrirá lo mismo con los escándalos de corrupción del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), un partido que viene nadando en la corrupción política desde que llegó por primera vez al gobierno en 1982. Muchas personas han olvidado lo que ocurrió hace décadas hasta el punto de limpiar la imagen de Felipe González, cuyo gobierno reventó los frenos legales contra los abusos de poder en 1985. Fue el origen de la deriva autoritaria que padecemos ahora.

Ante la nueva ola de escándalos de corrupción que salpica a ese partido, el PSOE ha apostado en su 41º congreso por aplausos y una parafernalia totalitaria, dos elementos que no sólo pretenden silenciar los procedimientos judiciales iniciados contra el gobierno de Sánchez y el Partido Socialista: su fin último es movilizar a la izquierda más sectaria, la que considera que cualquier delito es disculpable si lo comete un socialista, la que cree que es mil veces mejor estar gobernados por ladrones de izquierdas que por personas decentes que sean de derechas.

Obviamente, el PSOE no está solo en esto. Hasta ahora, todos los socios parlamentarios del PSOE (los comunistas y los separatistas) se han mostrado dispuestos a seguir apoyándole. No sólo no ven reparo algunos en hacer esto tras apoyar la llegada al poder de Sánchez en 2018 invocando la corrupción política como excusa, sino que además saben que cuanto más débil sea el gobierno de Sánchez, más podrán aprovecharse de él para obtener concesiones que en otras circunstancias serían impensables. En esta situación tan comprometida, los socialistas no tendrán reparos en avanzar hacia la demolición de nuestro Estado de Derecho con tal de mantenerse en el poder.

Ante esa situación, quienes no somos separatistas ni de izquierdas debemos hacer dos cosas: la primera es resistir, algo que nos corresponde hacer en el momento actual, apoyando toda clase de iniciativas políticas y sociales contra este gobierno, y también actuando en nuestro entorno personal mediante la palabra, dejando los complejos a un lado para hacer entender a la gente de nuestro entorno el grave momento que está viviendo España.

En segundo lugar, tenemos el debe de recordar. Y me refiero no sólo a recordar lo que ya pasó hace décadas, unos hechos que nos indican que no estamos ante una malfunción del socialismo, sino ante su deriva natural, por su propensión a destruir todos los contrapesos democráticos y a que el Estado, bajo el control de la izquierda, invada cada vez más ámbitos de nuestra sociedad. También es necesario que tomemos buena nota para el futuro, para no olvidar nada de lo que está ocurriendo y para acordarnos, el día de mañana, de lo que hicieron algunos para mantener en el poder a un gobierno corrupto y déspota.

Tenemos el debe de evitar que los responsables de esta situación gocen de la misma impunidad que exhibe el socialista Rodríguez Zapatero, un tipo despreciable que ahora se atreve a presentarse como un referente del PSOE tras haber dejado a España arruinada en 2011. Si no nos marcamos ese compromiso de no olvidar, aunque ahora consigamos echar al PSOE del poder, en el futuro todo esto volverá a ocurrir, y es posible que tengamos que iniciar nuevamente la resistencia pero en un punto todavía más difícil que el actual.

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Foto: PSOE.