Hace ya tiempo que vengo observando un fenómeno curioso en el discurso de una parte de la derecha conservadora.
Esa diferencia se observa en su criterio para determinar sus posiciones, es decir, en el método de discernimiento para determinar qué es lo acertado en política. Hay una parte considerable de la derecha conservadora (me atrevería a decir que es la parte mayoritaria) que a la hora de determinar sus posiciones se basa en criterios de verdad, de justicia, de ética y de moral. Por supuesto, me refiero a la moral cristiana. Definir así tus posiciones tiene una gran ventaja: no dependes de lo que otros digan para saber qué es lo correcto.
Puedo poner algunos ejemplos. Yo defiendo la causa de Ucrania y apoyo su resistencia frente al imperialismo ruso, porque como cristiano y como demócrata me repugna ver a una gran potencia invadir a un país vecino sin ninguna justificación, apelando a motivos puramente nacionalistas y cometiendo toda clase de crímenes. De igual forma, rechazo el racismo y el antisemitismo, porque creo que a una persona hay que valorarla por sus actos, no por el color de su piel. Además, el odio a los judíos fue el desencadenante de un colosal genocidio en el que la dictadura de Hitler asesinó a millones de personas, y eso, como defensor de la vida, me provoca el más absoluto de los rechazos, igual que me lo provocan los genocidios perpetrados por las dictaduras comunistas.
Sin embargo, hay una parte pequeña de la derecha conservadora que está abandonando esos criterios para determinar sus posiciones, acercándose cada vez más a las coordenadas ideológicas de la extrema derecha (que no es la que a menudo dicen los medios, sino esa parte de la derecha que defiende posiciones antidemocráticas, igual que la extrema izquierda). Para esa parte de la derecha, lo importante es llevar la contraria al "sistema", con razón o sin ella. Y a menudo esa derecha identifica el sistema democrático con un cierto gobierno y sus políticas, a pesar de que no es lo mismo.
En este sentido, he visto a supuestos conservadores defender a Rusia y a la China comunista, alegando que Occidente se ha convertido en una parte decadente del mundo, como si las dos citadas dictaduras fuesen un ejemplo de moral impecable. Algunos se oponen a Ucrania simplemente porque hay centristas, liberales y socialdemócratas que la apoyan, lo que lleva a esos conservadores antisistema a adoptar una posición injustificable por un penoso diferencialismo que prescinde de la lógica, de la razón y de la verdad para fijar sus planteamientos.
En esa misma línea, algunos adoptan posiciones antisemitas simplemente porque identifican el rechazo a esas posiciones con el "sistema". Es un criterio absurdo y aberrante para determinar lo que es justo o no, una forma de pensar falaz e inmadura. Es tan disparatado como si defendieses que está bien tirarse de un puente sólo porque el "sistema" lo rechaza. Por esta línea, algunos están alcanzando unas posiciones ideológicas que ya no son conservadoras, sino todo lo contrario: una basura ideológica como el eurasianismo de Dugin, un lunático admirado por muchos simpatizantes de la dictadura de Putin.
La paradoja es que entre esa derecha antisistema hay muchos que creen que los demás estamos manipulados, como si ellos fuesen los descubridores de una verdad oculta para toda la humanidad que sólo es accesible para un puñado de iniciados. Es una forma de pensar típica de las sectas. De hecho, una persona intelectualmente madura siempre debe conservar un sentido crítico hacia sus propios planteamientos, contrastarlos con la realidad y someterlos al escrutinio de la verdad. Fundamentar tus principios en la lógica, la razón, la ética y la moral es lo que te hace menos manipulable, lo que te permite evitar que cualquier charlatán te pueda engañar formulando alguna patraña.
Movida por ese absurdo diferencialismo del "sistema", lo que esa derecha antisistema viene demostrando es, precisamente, lo manipulable que es por los peores charlatanes del mundo, entre los que figuran las dictaduras de Moscú y de Pekín, aliadas de otras dictaduras como Corea del Norte, Irán, Cuba y Venezuela. Abrazarse a quienes tienen aliados tan perversos debe ser siempre un motivo de sospecha, pero a algunos les ha cegado tanto su discurso antisistema que ya son incapaces de ver que esos regímenes antidemocráticos a los que apoyan son mucho peores que este Occidente decadente al que critican.
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Foto: Fabian Bimmer / Reuters. Una manifestración prorrusa en Hannover, Alemania.
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Comentarios:
AlbertoAG
Hay conservadores y/o tradicionalistas que, cegados por un extremo antiliberalismo, acaban cayendo en las garras del socialismo. Lo mismo ocurre con aquellos liberales a los que les da repelús cualquier rastro de conservadurismo, que también acaban defendiendo el socialismo.
Es una pena que muchas personas de derechas acaben convirtiéndose en tontos útiles del socialismo.
8:22 | 5/02/25
wladimir
exacto…
estoy totalmente de acuerdo con el articulo y me suscribo a el,esta muy bien explicado…existe una gran confusion ideologica,muchos estan buscando ideales y eso lo estan aprovechando los enemigos de la Democracia occidental y sus aliados para sumar mas aliados de entre los «confundidos» y hacerles creer que se han sumado al «verdadero» conservadurismo derechista….
liderado segun ellos nada mas ni nada menos que por el «Paladin» del conservadurismo… Vladimir Vladimirovich Putin el Grande…
10:47 | 5/02/25
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