Defender Europa frente a la amenaza rusa es una cuestión de vidas, no de ideologías

Cada vez me siento más perplejo leyendo ciertos mensajes en algunos medios y en algunas cuentas en las redes sociales.

Haciendo débil a Europa otra vez: el peligro de confundir patriotismo con nacionalismo
Las manipulaciones que algunos vienen haciendo sobre la invasión rusa de Ucrania

Un mensaje que estoy viendo con cierta frecuencia es el que afirma la idea de que Europa no puede defenderse o no merece ser defendida porque sufre una crisis de valores. Yo vengo criticando esa crisis de valores desde hace años, pero francamente no entiendo ese argumento: es tan absurdo como afirmar que España no merece ser defendida frente a una amenaza por su crisis de valores, que es muy aguda.

Me da la sensación de que esa forma de pensar es más frecuente en aquellos países que, por su distancia geográfica, perciben la amenaza rusa como más distante y ajena a sus problemas diarios. En países como Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia todo esto lo tienen más claro, porque tienen la desgracia de compartir frontera con Rusia. En el siglo pasado esos países padecieron invasiones rusas durante la época soviética. En el caso de los países bálticos y Polonia, esas invasiones vinieron acompañadas de deportaciones masivas a Siberia.

Basta con ver lo que Rusia viene haciendo desde hace tres años contra uno de sus países vecinos para comprender lo poco que le importa al Kremlin la ideología de los agredidos. En Ucrania, civiles desarmados de distintas ideologías y creencias han sufrido y siguen sufriendo los crímenes de guerra rusos. Al ejército de Putin le importa muy poco si los ucranianos masacrados son conservadores, liberales o socialistas, o si son cristianos ortodoxos, católicos, judíos o ateos. Si algún europeo pretende que Rusia le perdone la vida por su ideología o su religión en caso de una invasión, ya se puede ir olvidando. Le basta con preguntar a cualquier ucraniano.

Preparar la defensa de Europa frente a la amenaza rusa es una cuestión de salvar vidas, sea cual sea la condición de las personas que haya que salvar. Todas las vidas humanas son importantes. Si alguien me dijese que sólo está dispuesto a defender a los españoles de su ideología o de su religión en caso de que España sufra un invasión extranjera, le diría que es cualquier cosa menos un patriota, porque españoles somos todos, sea cual sea nuestra forma de pensar.

Lo mismo podemos decir de Europa. Ahora mismo, nuestro continente tiene un problema común que no se había dado desde la Segunda Guerra Mundial: una potencia militar dirigida por un matón que cree que tiene derecho a invadir a sus vecinos, un matón que lleva varios años profiriendo amenazas contra varios países europeos para obligarles a hacer lo que él quiera. Este problema nos afecta a todos.

Lo que también deben hacer las instituciones europeas es dejar de perder el tiempo en estupideces ideológicas que sólo nos dividen y nos debilitan. Mientras nos rearmamos y nos preparamos para nuevas agresiones (basta con seguir los medios estatales rusos para saber cuáles son los próximos objetivos a batir), es absurdo que la cúpula de la Unión Europea siga implementando políticas que dañan nuestra economía, precisamente cuando más necesitamos tener las condiciones económicas óptimas para preparar nuestra defensa.

Los que siguen creyendo en utopías verdes y decrecentistas deben empezar a cambiar de mentalidad, porque si en condiciones normales era inmoral desarrollar esas políticas, con una Europa bajo amenaza aún es menos comprensible estar haciendo esas cosas, a menos que quieran ofrecer una gran ventaja al imperialismo ruso.

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Foto: Eurocorps. Soldados del Eurocuerpo en un ejercicio de tiro con fusiles de asalto FN SCAR.