Cuando se estudia la historia de los regímenes totalitarios del siglo XX, es normal que surja una pregunta que no tiene una respuesta fácil.
Esa pregunta es: ¿cómo millones de buenas personas pudieron consentir algo así, por qué no se rebelaron? No cuesta esbozar alguna respuesta cuando pensamos en los grupos de criminales que utilizaron la violencia para hacerse con el poder en países como Rusia en 1917 o Alemania en 1933. Los tiranos y sus secuaces sabían que el miedo atenazaría en primer lugar a aquellos que tenían una familia a la que proteger, aquellos que sentían temor por lo que les pudiese pasar a sus seres queridos si los bárbaros nazis o los bárbaros comunistas decidían tomar represalias contra cualquier intento de resistencia.
Por eso todos los aspirantes a tiranos utilizan el miedo como primera arma. Saben que no les hace falta utilizar de forma material la violencia: la mera amenaza ya hace que mucha gente que ama la libertad se calle y no ofrezca resistencia. Y por eso es especialmente admirable el valor de quienes arriesgaron la vida para enfrentarse a esos criminales, a veces sabiendo que tenían muy pocas o incluso nulas posibilidades de éxito.
Si algo deberíamos aprender de la historia es que los que amamos la libertad debemos resistirnos a los intentos de imponer una tiranía cuando aún están en su raíz, cuando los que aspiran a demoler la democracia y a pisotear las libertades aún no han desplegado toda su fuerza, que es cuando la mayoría de la gente corriente tiene más poisibilidades de frenar a los totalitarios.
En la actualidad, España está sufriendo un grave ataque a la democracia por parte del gobierno socialista de Pedro Sánchez, un gobierno cercado por los escándalos de corrupción y que está socavando el Estado de Derecho con ataques a la independencia judicial y una amnistía que otorga privilegios penales a unos delincuentes a cambio de su apoyo político: un claro abuso de poder que constituye uno de los mayores casos de corrupción de toda la historia democrática de España. Ahora es el momento de resistirnos con todas nuestras fuerzas, sin esperar a que sea demasiado tarde.
Ayer, a pesar del intenso calor que hacía en Madrid, una multitud de jueces y fiscales se manifestaron delante del Tribunal Supremo en defensa de la independencia judicial frente al ataque del gobierno de Pedro Sánchez, un ataque que busca impedir que se sigan investigando los casos de corrupción que afectan a los socialistas. Muchos ciudadanos apoyaron a jueces y fiscales en esa protesta, cuyo lema recordaba: "Sin Estado de Derecho no hay democracia".
Los jueces, los fiscales y los demás ciudadanos que se manifestaron ayer son un magnífico ejemplo del valor de la gente corriente y honrada cuando decide alzar la voz y resistirse contra un ataque a la democracia. Como ya ha ocurrido otras veces, el gobierno y sus propagandistas no han escatimado en bulos, presiones y amenazas contra esa gente honrada, en un intento de amedrentarles y callarles, para que dejen de resistirse a este nuevo intento de los socialistas de socavar uno de los pilares de nuestra democracia: la separación de poderes.
Sea cual sea su ideología, sus creencias religiosas o sus opiniones, esos valientes que se manifestaron ayer merecen todo el apoyo de la gente corriente y honrada de España, porque con las protestas que están haciendo y con la huelga judicial que preparan para el 1, 2 y 3 de julio no están velando por intereses personales: están defendiendo el dique que nos protege a todos frente a los abusos de poder, un dique que es la línea que separa la libertad de la tiranía.
Como señala la famosa frase atribuida a Edmund Burke que figura en la portada de este blog, "lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres de bien no hagan nada". Eso es lo que los socialistas esperan que hagamos: nada. Quieren que nos callemos, que agachemos la cabeza y que miremos hacia otro lado mientras ellos desmantelan nuestra democracia. No lo permitamos. Somos más que ellos y nuestra motivación es más poderosa: estamos defendiendo nuestra libertad.
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Foto principal: Europa Press.
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Comentarios:
Hrodberht
La otra mitad de la población prefiere comer m*erda antes de que gobierne la turboultraderecha…
Cada vez le funciona menos eso a la Rosa Nostra socialista, aunque todavía les vale.
12:39 | 29/06/25
isanchezgil
Hizo muchocalor, todos sudando, pero….qué gusto enfrentarse al tirano.
0:40 | 30/06/25
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