Nacionalistólicos


Leo en Veritas -y amplío información en Terra- que un grupo de 'personalidades católicas catalanas' han firmado un documento en el que protestan contra la próxima presentación de un documento de la Conferencia Episcopal Española defendiendo la tesis, ya planteada por el Cardenal Cañizares, de que la Unidad de España es un bien moral, un tema sobre el que ya escribí en abril.

Atención a lo que dicen estas 'personalidades' para rebatir las tesis fundamentadas y autorizadas del Cardenal Cañizares. Entre otras cosas, las mencionadas 'personalidades' afirman que "unidad quiere decir uniformidad, centralismo y jacobinismo". Y sobre este disparate, que sabe desmontar cualquier alumno de la LOGSE, las 'personalidades' concluyen que una declaración de la CEE en ese sentido "supondría una imposición política", y terminan reclamando a los Obispos españoles que "no adopten una tesis política".

Así pues, tenemos que un grupo de 'personalidades católicas catalanas' consideran que la Unidad de España implica jacobinismo, a pesar de que precisamente España es uno de los países latinos de Europa donde existe menos jacobinismo (si es que existe). Sólo conozco un político que merecería ese adjetivo: Josep Borrell. Pero ni siquiera a éste se le distingue por el nacionalismo unitarista propio de los jacobinos.

Decir lo del 'centralismo' y lo de la 'uniformidad' es simplemente de risa cuando llevamos ya casi tres décadas de Estado de las Autonomías, que ha convertido a España en el Estado más descentralizado de la UE después de Alemania, y que ha generado tal respeto por la diversidad regional que en determinadas regiones, entre ellas Cataluña, lo que se persigue a estas alturas ya no es el catalán, sino el castellano y todo lo que huela a España.

En cuanto a la parida de la 'imposición política', la Iglesia podría imponer políticamente algo a alguien si tuviese poder político. Paradójicamente, algunos de los firmantes de ese libelo sí que tienen poder político y sí que se dedican a imponer sus tesis ideológicas al resto de los catalanes: mírese el nuevo Estatuto, sin ir más lejos. Y es que entre las firmas de ese documento se encuentran personajes como los nacionalistas Josep Antoni Durán i Lleida y Artur Mas (ambos de CiU), e incluso la socialista Manuela de Madre (una de las más altas dirigentes del PSC). Es especialmente curioso que una laicista radical que se distingue por su beligerancia contra la Iglesia Católica, se presente, cuando se le antoja, como 'personalidad católica'. Es más curioso todavía que los tres reprochen a la Iglesia que quiere hacer "imposiciones políticas", cuando es eso precisamente a lo que se dedican todos ellos: a imponer a todos los catalanes las tesis nacionalistas. Esto, señores, señora, ya es tomar a los catalanes y al resto de los españoles por unos idiotas.

No tengo reparos en afirmar que esa declaración de las autodenominadas 'personalidades católicas catalanas' es un ejercicio de manipulación indecente y descarado. Y aquí es donde tengo que hacer otra parada, y es que me ha parecido curioso encontrarme entre los firmantes de este libelo al Obispo emérito de Gerona Jaume Camprodon, al abad del monasterio de Montserrat Sebastiá Bardolet, y al sacerdote y ex vicario episcopal de la Archidiócesis de Barcelona Joan Batlles. Ojo, he dicho 'curioso', pero eso no quiere decir que me extrañe. A estos señores jamás les han molestado los pronunciamientos nacionalistas de una parte de la Iglesia catalana; al contrario. Por lo visto, para estos señores la Iglesia catalana no se mete en política cuando ensalza la 'nación catalana', pero ¡ay si la Iglesia española se limita a fundamentar el valor moral de la Unidad de España...!

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