El Scattergories liberal

Navegar por la blogosfera liberal puede provocar más de un mareo a las personas menos preparadas. Los hay que consideran un líder liberal a Fernando Sabater -cuyo discurso laicista es "tan liberal" como Llamazares-, y afirman que el liberalismo es de izquierdas (basta con ver lo "liberales" que son en España formaciones como el PSOE, IU y el BNG). Otros apuestan por el "anarco-capitalismo" (¿?). Y los hay que, en nombre del liberalismo, llaman "prohibicionista" a Zapatero por no legalizar el aborto, la eutanasia y el consumo de cannabis. Esto me recuerda aquel anuncio del Scattergories en el que decían lo de "aceptamos barco como animal acuático". ¿Es acaso "liberal" todo aquello que se hace en nombre de la libertad?

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Comentarios:

  1. Teniendo en cuenta que liberalismo e izquierda son incompatibles por definición…

  2. En todo caso, Cerrajero, definiciones de izquierda y derecha hay tantas que cualquiera se pierde. Ahora bien, afirmar categóricamente que el liberalismo es de izquierdas, y ya está, sin tener en cuenta si quiera que todos los partidos de izquierdas (los que se declaran así) con representación parlamentaria en España son radicalmente estatalistas, laicistas y/o socialistas/comunistas.

    Esto me recuerda a ciertos fachas según los cuales todo el mapa político español es de izquierdas, incluído el PP, y que sólo es «derecha» lo que queda a de la ultraderecha para allá. Yo siempre digo que la política ha de afrontarse con un cierto sentido de la realidad, y me pasma comprobar lo poco que tienen eso en cuenta muchas personas.

  3. Hace tiempo, había liberales y conservadores, por lo que los liberales eran la izquierda. Más tarde, mi admirado JOSÉ ORTEGA Y GASSET decía en La rebelión de las masas: «Ser de izquierdas es, como ser de derechas, una de las maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas son formas de la HEMIPLEJÍA MORAL». Hoy en día está claro que el partido más liberal es el PP, pero porque el resto dan pena. No son ni liberales, ni españoles, ni demócratas, ni constitucionalistas, ni socialdemócratas…No me gustan las etiquetas derecha, izquierda, y tampoco me gusta la defensa del aborto en un liberal, pero tampoco me gusta la crítica de la homosexualidad en un liberal ni muchas otras iniciativas. La defensa de la libertad es muy compleja. Debatirlo es el primer paso. Hasta que no salgamos en las televisiones, nos queda mucho por pelear. Ánimo. No dejemos que nos dividan. Tenemos mucho en común. Unámonos para la batalla de las Termópilas y dsi vencemos, discutiremos nuestras diferencias. Si nos vencen, estos detalles serán minucias comparado con lo que nos espera.
    Un abrazo

  4. Drow_male

    Los conceptos izquierda y derecha han cambiado mucho a lo largo del tiempo. Yo supongo que los liberales de izquierdas están de acuerdo con la gestión macroeconómica de Solbes-Rato y la política lingüística del PP, pero en cuando a política social son más cercanos a PSOE o IU.

    Quien se para a pensar realmente lo que dicen los políticos se da cuenta de que no hay ningún partido perfecto. Podemos estar más de acuerdo con unos o con otros, podemos considerarnos liberales de corazón y estar a favor de la despenalización del aborto; o podemos ser socialistas de corazón y estar de acuerdo con la política macroeconómica de Rato… Al final el pueblo es más complicado de lo que nuestros políticos se imaginan.

    No sé quién dijo que las ideologías habían muerto…

  5. El problema, Drow, llega cuando alguien te dice que para ser liberal -o socialista- tienes que aceptar el aborto, la eutanasia, etc. He conocido a socialistas que están contra esas cosas y no por ello son menos socialistas que otros que están a favor de tales cosas.

  6. Iosumadre

    «Esto me recuerda a ciertos fachas según los cuales todo el mapa político español es de izquierdas, incluído el PP, y que sólo es “derecha” lo que queda a de la ultraderecha para allá. Yo siempre digo que la política ha de afrontarse con un cierto sentido de la realidad, y me pasma comprobar lo poco que tienen eso en cuenta muchas personas.»

    Yo creo que actualmente en el campo de la política (como en el de la filosofía, la ética y casi cualquier otro aspecto de la vida) hay demasiada construcción ideológica y, en cambio, muy poquito respeto a la verdad intrínseca de las cosas.

    Hay cosas que deberían ser evidentes para cualquiera, o al menos suscitar dudas y debate en todo el mundo, tanto de izquierdas como de derechas, y sin embargo esas obviedades se rechazan una y otra vez con increíble alegría (sea en nombre de un falso «progresismo» buenista y antisistema de izquierdas o sea en el de un postizo «libertarismo» ultraindividualista y darwinista de derechas).

    Vamos, que hay aspectos en los que lo adecuado es ser progresista (tolerancia y apertura de espíritu, eliminación de situaciones objetivas y reales de injusticia, opresión o discriminación) y otros en los que lo adecuado es ser conservador (respeto a la libertad individual, responsabilidad, firmeza en las convicciones que atañen a los principios éticos incuestionables).

    «He conocido a socialistas que están contra esas cosas y no por ello son menos socialistas que otros que están a favor de tales cosas.»

    Yo también. Y también he conocido, por otra parte, a «liberales» con una curiosa forma de interpretar la libertad que, más bien, recuerda al descarado «todo vale».

    De hecho, yo creo que cuanto más olvidamos preguntarnos por las verdades fundamentales de la existencia que nos interrogan a todos, más polarización social e ideológica se crea. Cuando todo el mundo tiene claro que hay un principio común, inviolable y éticamente objetivo que debe respetarse para bien de todos (absolutamente de todos, de ahí que deba ser un código justo, exigente a la par que respetuoso con la persona), las diferencias de sensibilidad política se afrontan y resuelven de un modo mucho más constructivo, porque parten de unos cimientos compartidos y firmemente asentados en la verdad, que sostienen a todos los individuos pese a sus (inevitables y necesarias) diferencias.

    El problema es que a mucha gente de hoy en día, acostumbrada a un empacho de relativismo, le hablas de «verdades objetivas» y les da un patatús… Uno de «izquierdas» te dirá que eres un carca pasado de moda (aunque tengas 25 años) y que «no me ralles, tío», y uno de «derechas» te dirá que la única verdad se fundamenta en la voluntad del individuo… y que «no me ralles, tío».

    Hacer de Pepito Grillo hoy día es algo muy complicado.

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