Ante una ley injusta no caben las ambigüedades: hace falta valentía

El 13 de febrero de 1880 el Rey Alfonso XII sancionaba la Ley de Abolición de la esclavitud en España, que proscribía la posesión de esclavos en el último territorio español que aún mantenía esa lacra: Cuba. El Artículo 18 de dicha ley empezaba así: "Quedan derogadas todas las leyes, reglamentos y disposiciones que se opongan a la presente ley". Esto implicaba erradicar todas una serie de normas injustas, calificación que se merecen aquellas leyes que permiten que haya seres humanos que sean tratados como una propiedad.

Más de medio siglo después de aquello, el 20 de septiembre de 1945 se aprobaba en Alemania la Kontrollratsgesetz Nr. 1 betreffend die Aufhebung von NS-Recht (Ley nº1 del Consejo Aliado de Control relativa a la derogación de la legislación nacional-socialista). Esta ley derogaba de forma expresa 25 normas aprobadas por el régimen nazi entre el 24 de marzo de 1933 y el 19 de junio de 1944, leyes contrarias a los derechos humanos y a las libertades políticas y que habían servido, a modo de ejemplo, para considerar a los judíos ciudadanos de segunda categoría, prohibir los matrimonios e incluso las relaciones sexuales entre arios y personas de raza judía, y hasta prohibir a los judíos la participación en toda actividad económica. La Kontrollratsgesetz Nr. 1 se refería a esas leyes nazis con la expresión "werden hierdurch ausdrücklich aufgehoben", es decir, "quedan expresamente derogadas".

Tres décadas después, los españoles aprobaban en referéndum la Constitución de 1978 con el fin de amparar los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos. Como ocurrió con la Ley de Abolición de la esclavitud de 1880, la aprobación de nuestra Carta Magna implicó la supresión de una serie de leyes franquistas contrarias a esos derechos y libertades. Para ello se incluyó en la Constitución una Disposición derogatoria cuyo punto 3º afirma: "quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan a lo establecido en esta Constitución".

Podría citar otros muchos ejemplos de otros países, pero creo que los tres mencionados son lo bastante representativos de lo que procede cuando se tiene que producir un cambio real partiendo de la existencia de leyes injustas. Ni la Ley de Abolición de la esclavitud de 1880, ni la Kontrollratsgesetz Nr. 1 ni la Constitución Española usaron la palabra "cambiar" ni "modificar" para referirse a una serie de leyes injustas como las vigentes hasta entonces. Lo que procedía era derogar esas leyes injustas, sin rodeos ni ambigüedades.

¿Cabe aceptar menos claridad ante la violación del derecho a la vida?

Traigo todo esto a colación a propósito del resumen de su programa electoral que dio a conocer ayer el Partido Popular. En ese texto he observado un cambio que me ha parecido significativo. Como recordaréis, desde hace meses el PP viene hablando de "modificar" -que no derogar- la actual Ley del Aborto. Parece que la presión de la sociedad civil ha surtido cierto efecto, porque en el documento presentado ayer ya no se habla de "modificar" la citada ley. Antes bien, se afirma lo siguiente:

"Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores."

Suena bien, todo hay que decirlo, pero una vez más me parece que el PP se muestra demasiado impreciso ante un problema de tal importancia como es una ley que autoriza a matar a seres humanos inocentes e indefensos. Ante una norma tan injusta y salvaje como ésa cabe exigir más definición y valentía por parte del partido que aspira a gobernar España después del 20 de noviembre. Ayer la doctora Gádor Joya, portavoz de Derecho a Vivir, reclamaba claridad al PP: "lo que deseamos es que Rajoy se comprometa públicamente a acabar con el aborto como un derecho y a acabar con el sistema de plazos". Creo que eso es lo mínimo que ha de hacer Rajoy. Lo que me inquieta es que no lo haya hecho ya, cuando -insisto- no hablamos de una ley de segundo orden sobre tráfico o urbanismo: hablamos de una ley que viola el más básico de los derechos humanos. Yo no aceptaría tan poca concreción ante una ley que autorizara la esclavitud, que convirtiese a ciertas personas en ciudadanos de segunda por razón de su raza o que permitiese -como en el franquismo- la detención y el encarcelamiento de alguien por el mero hecho manifestar ideas contrarias a las del gobierno. Y desde luego, sigo sin aceptar esa ambigüedad cuando se trata de proteger los derechos humanos de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad.

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(Foto: Partido Popular)

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Comentarios:

  1. estremero

    El problema es que valentia es lo mas opuesto a Rajoy. Si me dicen que califique e Rubalcaba me bastan dos palabras, sectarismo y odio a todos los que el considera enemigos(fundamentalmente los movimientos ciudadanos opositores). Si tengo que calificar a Rajoy me basta con una palabra, cobardia. Un saludo Elentir.

  2. Pablo

    Empezaron con el bien posible y acabaron vendiendo a su madre si «no se nota mucho», total si no lo hará otro,…

    En las escuelas de política no socialista están muy bien formados para que nunca una ideología esté por encima de algo que suponga perder votos. Ese es el nuevo Dios y en su altar se sacrifica todo: las ideas, las convicciones, los compromisos, «lo que sea» si «compensa».

    Hay que acostumbrarse a que esto no va a cambiar. Están contentísimos de llegar al poder gracias a sustituir su ideología a un simple slogan: «lo que sea para quitar a los que están» y la masa lo aplaude.

  3. Pablo el herrero

    Amigo Elentir, lo que pides al pp es un milagro. Tengo ganas de equivocarme con el pp y seré el primero en reconocerlo, pero todo lo que tenga que ver con la reingeniería social creada por el socialismo, el pp no se atreverá a derogar ley alguna. En algunas cosas “hará como que hace”… para que todo sigua igual… o peor. Muy en concreto en el caso del aborto.

    La derecha española lleva más de ciento cincuenta años sin ser oposición ideológica a nada, sería ingenuo por parte nuestra que la vieja guardia de la derecha española que durante cuarenta años no ha modificado ley alguna de reingeniería social del psoe, ahora despertara de su letargo… y más aún cuando las jóvenes promesas de pp durante los últimos cuarenta años han sido ampliamente pasadas por la estructura adoctrinadora de la educación pública socialista.

    Por supuesto que algunas leyes retocarán para que en lo sustancial nada cambie, muy en concreto en las referidas a las leyes de aborto. A lo sumo, quitará el reglamento fasciofeminista del aborto, referido al que daba poder a las chicas mayores de 16 años para poder abortar sin consentimiento de los padres. Nunca sabremos las chicas que han abortado desde que se aprobó dicha norma, pero las abortadoras, de serlo, habrán sido aquellas chicas que en su familia no tenían padre y la madre tampoco es que estuviera cuando la hija la necesitaba. Éstas a buen seguro, si han hecho uso de dicha norma. ¡Justo las hijas de la sagrada familia monoparental femenina tan elogiada y defendida por el actual fasciofeminismo de todos los partidos!

    Y en lo que refiere a la defensa de la familia monoparental femenina, causa entre otras cosas del incesante aumento de los abortos, las feministas del pp a ultranza defienden este modelo de familia… por lo que no tengo la menor esperanza que el pp modifique la actual y hembrista ley de divorcio, a partir de la cual pudierá lograrse qeu sólo se separe la pareja pero no la familia, como la actual ley hemrista impone. Y como la fascista LVG permite que con una simple denuncia de la esposa y madre (auqnue sea falsa), ésta convierta de la noche a la mañana una familia biparental en monoparental… tampoco modificará ni un ápice esta ley de VG (es más el fasciofeminismo del pp ha prometido endurecerla).

    El imparable crecimiento del aborto tiene su origen en la destrucción de la paternidad vía leyes hembristas de divorcio. Destruida la paternidad,en todos los paises occidentles hemos ido viendo como la maternidad se ha ido autodestruyendo paulatinamente (las mujeres no quieren tener hijos, si quedan embarazadas los abortan, y lo que es peor, si los tienen no dejan de aumentar los hijos abandonados o asesinados por sus madres ¡Curioso, estos asesinatos en aumento no producen alarma social en todo el feminismo!).

    Mientras el feminismo legitime como un derecho exclusivo de las mujeres la vida de los hijos, el aborto seguirá aumentando y ello al margen de todas las consecuencias negativas que produzca… primero para los nascisturos; segundo para los padres varones sin derecho alguno sobre sus propios hijos, y tercero, para las consecuencias demográficas de los países.

    … y el fasciofeminismo pptiano, cree que la mujer tiene absolutos derechos exclusivos sobre todo ello.

    Con el pp el aborto seguirá aumentando, pues sólo modificará las razones de las tesis feministas, pero no sus objetivos finales.

    Un saludo por tu constante lucha ética.

    Pablo el herrero

  4. Jandro

    Creo que DAV se equivoca aquí al no reclamar TODO, es decir, al no exigirle que derogue completamente el aborto. Ya sabemos que los que tenemos algo de sentido común no nos vamos a conformar con la vuelta a la ley del 85, pero cuanto menos pidas menos vas a conseguir, y si ahora no exiges el total, es muy difícil que se lleguen a dar en el futuro las condiciones para pretenderlo.

  5. MRA

    No conozco a ningún familiar, amigo o vecinos de la Parroquia de mi barrio, votante de siempre del PP, que vaya a dejar de votar a este partido a pesar de que este partido se ha escurrido total y claramente del compromiso de derogar la despenalización del aborto.En democracia,los votos seguros son mas prácticos que la Fé. Estoy desolado y no espero el menor apoyo o consuelo de nadie.

  6. pacococo

    No sé por qué el aborto es un tema tabú. Siempre se va en una dirección, nunca en la contraria. Los pperos hacer florituras dialécticas para no tener que comprometerse a derogar la ley o las leyes y han alcanzado tal maestría que la mayoría de la gente cree que el aborto va a desaparecer, cuando en realidad no se comprometen a nada.

    Y ahí voy a la otra parte del asunto. ¿Por qué el aborto tiene que mantenerse a toda costa? Porque lo que es la sociedad no es conforme, si se hiciera un referendum (no se puede hacer un referendum sobre aprobar un asesinato)la mayoría diría no, porque no es una demanda mayoritaria de la gente, es una imposición de los políticos. Y ahí es donde se queda uno perplejo, porque con una población en declive, con una seguridad social al borde del colapso y que se va a colapsar, no se entiende que no se fomente de todas las formas posibles la natalidad para, al menos que el desastre no sea demasiado grande.

    Es decir, nos encontramos con una ley hecha exclusivamente por los políticos, en contra del sentir de la gente y en contra de los intereses de la nación. ¿Alguien tiene una explicación razonable?

  7. Jandro, DAV está dando pasos para llegar a esa meta de la abolición del aborto, que es lo que siempre ha defendido. El que no da los pasos es el PP, y por mucho que DAV los dé las encuestas son las que son. Bastante hace DAV con dar esa batalla casi en solitario.

    MRA, aquí tienes a uno que no votará al PP a menos que anuncie esa derogación. No admito menos. ¡Ánimo, que somos más de lis que imaginas!

  8. Jandro

    No, desde luego está claro que DAV es quien más está haciendo por restaurar este derecho irrenunciable en la conciencia de los políticos de los grandes partidos y en la sociedad. Sólo que creo que debe pedir siempre el objetivo final, dejar clara siempre la meta de su razón de ser, y no debe parecer nunca que acepta en modo alguno pequeños pasitos, habiendo, como hay, vidas en juego.

  9. Sory

    ¿Alguno habéis preguntado a las mujeres qué nos parece todo esto? Siempre veo por estos lares más hombres que mujeres opinando. Es fácil hablar de algo que no te toca ni por asomo.

    Yo soy mujer, además en edad muy fértil. No quiero tener hijos ahora mismo, quizás ni si quiera los quiera tener en el futuro, personalmente me da igual lo que hagáis con la ley del aborto española, porque si yo tuviera la mala suerte de quedarme embarazada aún poniendo los medios para que ello no ocurra, no dudaría en irme a Portugal o a Francia donde existen sistemas de plazos. Vosotros podríais congratularos y daros palmadas pensando que habéis terminado con el aborto, cuando lo único que habríais conseguido es desplazarlo de territorio o volverlo clandestino.

    A las mujeres que no queremos un parto obligatorio no podréis detenernos con un papel firmado mayoritariamente por hombres. Me entra la risa con lo de «derecho a la maternidad», a esto ya tenemos derecho cualquier mujer si biológicamente no tenemos ningún impedimento para lograr un embarazo, y un derecho en ningún caso puede ser impuesto a su titular porque entonces deja de ser un derecho para convertirse en una obligación, en este caso una obligación discriminatoria desde el momento en el que sólo puede serle exigida a la mujer.

    Un embarazo no es inócuo para ninguna mujer, entraña riesgos y supone unos cambios físicos y psicológicos que de ser impuestos, estaríamos hablando de una forma de tortura, le guste a la gente reconocerlo o no le guste.

  10. Los irlandeses lo tenían muy claro: los nasciturus son seres humanos y como tal un bien a proteger. Y a la mujer que violaba la ley, aunque fuera en otro país, se le condenaba por asesinato.
    Ya está bien de poner por delante el bienestar de la gestante (me niego a llamar madre a ciertas personas)a la vida de su hijo.
    Para comprender eso no hace falta ser médico ni filósofo, basta con tener un atisbo de humanidad.
    No espero de Mariano que llegue tan lejos, que al fin y al cabo sería lo lógico.

  11. Luna

    La verdad tiene una característica especial. Quienes luchan con ella, no tienen más que decirla donde haga falta y las veces que sea necesario, que acaban venciendo. A lo largo de la historia hemos visto que esto sucedía infinidad de veces, siendo protagonizado por personas que no tenían una especial formación o capacidades. A veces, ni siquiera liderazgo. Pero fueron valientes y sirvieron con sacrificio a lo que tenían que cambiar.
    Nadie hubiera dado un duro por Lech Walessa o por todo Solidarnosc, cuando los vimos por primera vez en España. Con un imperio en su contra, sin medios y entre constantes amenazas, supieron mantenerse firmes y por esto les secundaron: Porque llevaban la verdad donde se estaba negando por costumbre.

    Un apunte, completamente aparte: La esclavitud ya había sido abolida y prohibida por Isabel la Católica. (Por aquello del «Tanto monta», por ambos reyes.) No recuerdo el año, pero entre 1490 y 1494 rondará la cosa.

  12. Sory, comparar el embarazo con una forma de tortura es la última majadería que me faltaba por oír. Por cierto, ¿tú has pensado qué les parecen tus opiniones a los seres humanos no nacidos? Y es que hay una estadística inapelable: a todos los abortistas os han dejado nacer. La postura que adoptáis me recuerda a la de los esclavistas, que defendían un atentado contra la humanidad porque no tenían que sufrirlo ellos.

  13. Muchos no dudamos que es muy difícil encontrar a alguien que gestione peor una crisis económica como lo ha hecho Zapatero. Una crisis que ahora nos sacude con fuerza porque durante años la negó y porque sólo se ha preocupado en gobernar para aplicar sus políticas sectarias, necrófilas y liberticidas que han resucitado el enfrentamiento entre españoles. Tal como ya me he pronunciado en otros comentarios, el PSOE debería desaparecer del plano político, al día siguiente del 20N, si España fuera un país de ciudadanos reflexivos y que conservan el sentido común.

    El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es sólo un partido eficaz despilfarrando el erario público y en el tema de la propaganda, logrando que haya calado entre las masas el mensaje de que Mariano Rajoy no arrima el hombro o que nunca ha apoyado al Gobierno para sacar a España de la crisis económica.

    Para salir de la crisis no es sólo suficiente realizar diversas reformas de calado, que no se han hecho, sino que se ha echado en falta la figura de una oposición que debería haber frenado al gobierno cuando éste llevó a cabo políticas contrarias a los intereses de España o que enfrentaron a los españoles. Esa oposición no ha existido. Con mucha facilidad y sin ningún obstáculo el gobierno del PSOE, liderado por Zapatero y que no ha contado nunca con mayoría absoluta, ha sido capaz de sacar adelante todas las leyes con las que siempre ha soñado éste iluminado y sus amigos del mandil. Si el resultado de aplicar esas leyes ha sido nefasto para la economía o para la convivencia entre los españoles es porque Mariano Rajoy y su comparsa han votado a favor o, simplemente se ha abstenido, con la intención de no crispar a nadie.

    Un problema que tienen los españoles, con independencia de su credo e ideología, es su culto al poder; o sea, quieren más Estado, más poder para el que gobierna. No quieren gestores políticos, sino amos y así les va tanto a los aferrados al PP como a los lobotomizados del PSOE.

    La mayoría de la nueva hornada de dirigentes que rodean a Mariano Rajoy se les identifica fácilmente por su ánimo pastelero y pose bizcochable. No tienen arrestos para lidiar el toro de la crisis política y económica que les ha empujado, por desesperación de la ciudadanía, a tener que aceptar ganar unas elecciones en el momento menos deseado para todo político con ansias de poltrona. Son gente sin valor para deshacer las iniciativas anticonstitucionales de Zapatero. Es más, a pesar de dar una aparente imagen a su electorado de lo que no son, se sienten cómodos con las nacionalidades excluyentes cuya imbecilidad se plasma, entre otras estupideces, en el fanatismo por el uso de unas lenguas minoritarias con poco futuro y poco fuste. Lenguas que son inútiles en el momento que se traspasa unos metros los límites de la respectiva comunidad autónoma donde se fuerza a sus ciudadanos a hablarlas.

    La mayoría de los españoles son borregos amantes de su corral. Animales de granja que se encuadran ciegamente en un bando donde se sienten arropados por los “suyos”. No plantean la política como un proyecto basado en valores y principios, sino como un parapeto en el que lanzar piedras al contrario mientras preguntan ¿Qué hay de lo mío?. Ya no se trata de alcanzar el Poder y hacer lo que uno cree que es bueno para España, sino para encauzarlo en todo aquello que es bueno para el partido y, de paso, mantener la poltrona o medrar.

    Mariano Rajoy ha repetido siempre que Zapatero no tenía proyecto político. Erraba el Registrador de la Propiedad. Zapatero siempre ha tenido un proyecto político. Lo que nunca ha tenido es un proyecto democrático al igual que no lo tiene Rubalcaba, aspirante a sucederle. Ha sido un proyecto político demoledor para la integridad de España y para el futuro de los españoles. Un proyecto político que cuenta con la complicidad de los nacionalistas sectarios y de los terroristas de ETA. Un proyecto que empezó a incubarse antes de que la sangre de 200 personas se extendiera por los andenes del tren de cercanías de Madrid.

    Pero Mariano Rajoy no se ha enterado, o no ha querido enterarse, o se enteró demasiado en su viajecito a México y se asustó. Quizás Mariano Rajoy, disimuladamente, sea también cómplice de los que tratan de romper la columna vertebral de la democracia española.

    Recordemos aquel momento en el que Mariano Rajoy declaró lo siguiente: «Hoy en día es muy difícil precisar qué es ser de derechas, de centro o de izquierdas».

    Ahora recordemos otro momento, unos días antes de las últimas elecciones generales, cuando a Zapatero y Rajoy se le preguntó cuál era su periódico favorito. Zapatero respondió que El País (luego cambió, por intereses púrpuras y sectarios, a ese panfleto denominado “Público”), mientras que Mariano Rajoy afirmó que el suyo era el Marca (un diario deportivo). Uno reveló sin vergüenza alguna su tendencia política; el otro evitó tener que pronunciarse.

    Ésta actitud tan “marianil”, ha agravado los problemas de España, el único país desarrollado en el que no existe una alternativa al socialismo marxistoide. Es decir, España tiene un líder político que en lugar de presentarse como alternativa a una ideología rancia y casposa, se pierde en disquisiciones vacuas sin llegar a distinguir lo que es socialismo y lo que no es.

    La realidad es que Mariano Rajoy es bastante socialista. Sus propuestas se enmarcan en el típico estatismo de corte socialista. Mariano Rajoy sostiene que los impuestos deben bajarse siempre y cuando el poder del Estado lo permita y, sobre todo, no entre en conflicto con el Estado de Bienestar o esa forma de vivir “unos a costa del esfuerzo de otros”. Dicho de otra forma, Mariano Rajoy mantiene las rebajas instrumentales de impuestos siempre que estén al servicio del poder político. Sin embargo a medio plazo los impuestos nunca bajan, porque el Estado en manos de políticos socialistas tiende a agrandarse, es decir, aumentan los impuestos irremediablemente. Su ministrable Ruiz Gallardón es un buen ejemplo.

    Mariano Rajoy lo dejó claro sin decir nada que le comprometiera: «La única forma de mantener el Estado del Bienestar es haciendo reformas económicas y, entre ellas, las reformas fiscales». Nunca ha dicho, creyéndose lo que dice, que donde mejor está el dinero del ciudadano es en el bolsillo de éste, del ciudadano, no en los de Mariano Rajoy y su cuadrilla de políticos pisamoquetas. No nos confundamos.

    En la cabeza de Mariano Rajoy no hay sitio para devolver a la ciudadanía la responsabilidad de vivir sin “Papá Estado”, ni la de consentir que la sociedad civil se ocupe de todos los servicios que actualmente ofrece el Estado de forma coactiva. Mariano Rajoy es otro socialista al que le gusta que “Papá Estado” tutele, controle y organice todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. Esto supone estar en contra de la Libertad de los individuos, así que “el que se quiera largar al partido liberal, que se vaya”, como sentenció en el pasado Congreso del Partido Popular (PP) celebrado en Valencia. ¡Y el que crea que el pueblo de Lepe es una realidad nacional, que se quede con Arenas y Rajoy!, diría yo. Muchos españoles no están de acuerdo con el proyecto de disgregación territorial de Mariano Rajoy basado en hacer lo que convenga en cada Comunidad Autónoma, o sea, mirarse el ombligo, cada cual el suyo, para ganar unas elecciones.

    La mayoría de los votantes del PP creen en la unidad de España, la defensa de las libertades o la lucha contra el terrorismo, pero esto, Mariano Rajoy no lo tiene muy claro y diluye, entre perorata y perorata, el mensaje de los militantes y simpatizantes, sobretodo en cuestiones de la lucha antiterrorista, como hemos comprobado últimamente. No sólo ha estado dispuesto a imitar el estatuto catalán si hace falta, sino que ha estado a favor de aplicar en Galicia y Valencia políticas de enseñanza muy similares a las de los separatistas; dejando siempre claro su voluntad de entenderse con ellos para gobernar.

    El PP de Mariano Rajoy ha evitado tanto la batalla de las ideas que ha terminado quedándose sin ninguna. Hemos visto como a lo largo de 2 legislaturas Zapatero se ha burlado reiteradamente, afirmando con frecuencia lo siguiente: “ustedes siempre van a rastras de lo que nosotros hacemos, poniendo obstáculos y pegas, para terminar aceptando de mala manera nuestras iniciativas, sean los nuevos estatutos, el matrimonio homosexual, la ley de paridad o casi cualquier otra cosa. Son ustedes puramente negativos”.

    De esa forma el PP de Mariano Rajoy ha ido convirtiéndose en un partido que no defiende nada propio, salvo sus ansias de pisar moqueta ministerial alardeándose de una gestión económica mejor. Pero estos no son los tiempos de Aznar y para sacarnos de la crisis económica no va a ser sólo necesario utilizar la tijera para recortar sino que se precisará hincarla dónde haga falta. Para esto hay que echarle cojones y dudo que los tengan los marianistas de la calle Génova, según han demostrado hasta ahora, salvo para descabezar rápidamente a los que les hacen sombra dentro del partido.

    Ojala me equivoque, pero Mariano Rajoy representa a esos políticos que, cuando la situación les supera, dimiten. En España la casta política sólo dimite cuando ven muy negro el horizonte y peligra su integridad física.

    Todo pronóstico hace pensar que las futuras convulsiones y los consecuentes conflictos beligerantes entre la ciudadanía hará tirar la toalla a más de uno de éstos pisamoquetas del PP con ansias de poltrona. La historia se repite. Recordemos a muchos políticos del siglo pasado incluido el abuelo del Rey, Alfonso XIII, y cómo perdieron el culo cuando “vinieron mal dadas” y dejaron a los españoles matándose entre ellos.

    El PP debe adoptar una política de principios cuya prioridad sea la Libertad y no la coacción; el esfuerzo y el mérito, pero no el parasitismo; el interés del individuo y no de “Papá Estado”.

    Imitar las políticas manirrotas y coactivas del PSOE, así como su rendición ante los terroristas, no le va a solucionar los problemas a los españoles. Tampoco pasearse por la sectaria cadena de radio La Ser o ir al programa del Wyoming, y echarse unas risas, va a conseguir el voto del ciudadano lobotomizado por el PSOE. ¿Que pretende Sr. Rajoy? ¿Anhela el voto de Pedro Almodóvar o de Joaquín Sabina? ¿Es usted idiota? Al final va a resultar que el bobo solemne es usted. ¿Cree usted que los 10 millones de votantes del PP son votantes del PP porque se pasan noches sin dormir por la ilusión que les hace que sectarios, hipócritas y chupasangres como Almodóvar o Sabina puedan votarle? Algo que dudo. Antes estos titiriteros se meterían a curas, aunque esto también es posible si siguen las experiencias clericales del Ministro marxistoide de Educación, el hermano de Gabilondo. Eso sí que es medrar en política. Bueno, sin olvidar el caso de Valeriano Gómez, un dirigente del sindicato UGT que criticó la ineficaz política laboral de Zapatero para, a los pocos días, nombrarle éste Ministro de Trabajo con la intención de que continuara con las mismas políticas y contentar a los sindicatos, ¡y el tío tan a gusto!

    El PP es un partido político que debe basar su proyecto en las personas que conforman su militancia y siempre de acuerdo con los intereses de España. ¿Qué ha ocurrido en el PP para que se ningunee o margine a personas valiosas de la talla de Alejo Vidal Cuadras, Jaime Mayor Oreja, Manuel Pizarro, Eduardo Zaplana, María San Gil o Regina Otaola?

    El PP debe gobernar teniendo como objetivo el servicio a los ciudadanos, no por ostentar el poder sea como sea y a costa de lo que sea, sino porque democráticamente así lo quieren los españoles. Quizás ganar no sea todo. Casi 8 años sin hacer oposición ha sido más grave para España que haber perdido dos elecciones seguidas. Pero para los que sólo sueñan con carteras ministeriales esto es difícil de entender.

    Entre los pupilos predilectos de Mariano Rajoy se encuentra Ruiz Gallardón. Un tipo que, además de perder más votos cada vez que se presenta a unas elecciones, ha sentado en el banquillo a Federico Jiménez Losantos, uno de los comunicadores que más aprecian los votantes del PP. Ruiz Gallardón considera que su partido “está en uno de sus mejores momentos”, y con ello vuelve a coincidir una vez más con la visión de El País, de Público, de La Vanguardia y de El Periódico, medios que no se caracterizan por su gran afecto a los votantes del PP o por dedicarles siempre sus mejores deseos.

    Todos sabemos que lo que realmente incomoda a los sectarios del PSOE, IU y otras malas hierbas no es el PP de Rajoy, sino la Oposición. Por eso el PSOE y el grupo PRISA siempre se han obstinado en diseñar una “derecha moderna”, o sea, manejable, meliflua, esponjosa, flácida, de perfil bajo, complementaria pero no alternativa. Con líderes como Mariano Rajoy, que representan al político insustancial, ideológicamente maleable, estratégicamente errante, sociológicamente autista, moralmente adocenado y estéticamente rancio.

    Mariano Rajoy y su comparsa que lideran el PP son políticos de fogueo y plexiglás, que hacen gala de no meterse nunca en líos. No aptos para sacar adelante a España o poder enfrentarse con esa oposición sectaria y violenta que algunos están preparando.

    La política debe partir de la ética y los principios. Los políticos deben defender aquello que es bueno para todos y saber que cuando entran en política pierden más que ganan; porque si no es así, la política deja de ser política para convertirse en un negocio perverso.

    Los españoles son, en gran parte, maduros para comprender lo que se les dice cuando se les habla claro. Cuando se les comunican las cosas de forma transparente sin ningún tipo de complejos. La cuestión es buscar la forma más adecuada de hacerles ver la realidad sin necesidad de engañarles ni de andar con rodeos. Desafortunadamente Mariano Rajoy ha dejado mucho que desear en este sentido. Dudo que los que lideran hoy el PP tienen el coraje, la talla, los valores y los principios necesarios para encauzar la nueva transición que tanto precisan los españoles.

    Esta Nación que ha sido y es, por el momento, España; merece que se apueste por ella, sin complejos, con la cabeza alta y con el objetivo de que los españoles vivan iguales en Libertad y con esperanza de prosperar.

    Existen otras opciones para votar. No sólo debemos quedarnos con el bipartidismo PP y PSOE ,si aún existen incautos despistados que voten al PSOE después de lo que se ha vivido y sufrido, primero con Felipe González y luego con Zapatero. Hay otras opciones de distintas tendencias, tal como demanda la sociedad española. Hay alternativa al corrupto y liberticida PSOE, al inane y maricomplejin PP o al casposo y rancio comunismo de IU. Las alternativas son Foro de Ciudadanos y UPyD.

    Lodicecincinato.tk

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