La semana pasada, en Cambados, tuve la ocasión de visitar estas viejas ruinas de la Edad Media, antes conocidas como Torre de la Higuera (o de la Figueira, en gallego), por el islote en el que están situadas.
La primera fortificación de la que se tiene noticia en esa isla data del siglo X. Los restos actuales eran parte del castillo que ordenó levantar el Arzobispo de Santiago Diego Gelmírez para hacer frente a los ataques de los normandos (los famosos vikingos que por entonces asolaban las costas gallegas) en el siglo siguiente. En caso de ataque, sobre el castillo se encendía una almenara para avisar a la fortaleza de La Lanzada (de la que ya sólo quedan los escasos restos que os mostré aquí en octubre) y las Torres de Catoira (de las que os hablé en noviembre). Ya durante el siglo XV el castillo de la Higuera fue una de tantas fortificaciones que resultaron destruidas o dañadas durante la Revuelta Irmandiña contra la nobleza gallega. Poco después fue reconstruido por el Mariscal Suero Gómez de Sotomayor, hermanastro del famoso Pedro Madruga, Conde de Gondomar. Los descendientes del Mariscal conservaron su propiedad hasta el siglo XVIII como parte del Señorío de Santo Tomé. El 1 de noviembre de 1755 el castillo quedó parcialmente destruido -igual que la capilla que había en la isla- a causa del conocido como Terremoto de Lisboa, un seísmo de escala 8,7 (el mayor desastre natural sufrido en Europa) que arrasó la capital portuguesa afectando también gravemente a las costas del Norte y el Sur de España con temblores y maremotos.
La abolición definitiva de los señoríos en España en 1837 llevó al definitivo abandono de lo que quedaba del castillo. Hoy en día sólo se conservan dos lienzos de una de las torres del castillo, formada originalmente por tres cuerpos. Los restos muestran una de las ventanas de la torre y el conducto de la chimenea (lo mejor conservado de todo el conjunto), ambos en lo que era la segunda planta de dicha torre. Las ruinas están protegidas por ley como parte del patrimonio histórico español. El nombre actual de las ruinas (San Saturnino, o bien "San Sadurniño" o "San Saturniño" -según versiones-, en gallego) se debe a que la antigua capilla destruida por el terremoto estaba dedicada a ese santo. Un puente bajo y recto, de reciente construcción, comunica ahora la isla con el barrio de Santo Tomé, el barrio más antiguo de Cambados. Por si os animáis a visitar estas ruinas, os dejo aquí su ubicación en Google Maps.
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