Defendiendo el derecho a la vida de los no nacidos desde una óptica liberal

El aborto en los tiempos de 1984

La Ilustración Liberal ha publicado un articulo de Santiago Navajas que me deja a cuadros. Su autor hace una larga disertación sobre el aborto, rematada con esta afirmación: "Bienvenidos al fascinante mundo de los argumentos racionales y no de las falacias". Y precisamente las falacias, y no los argumentos racionales, abundan en los párrafos precedentes.

Aborto y liberalismo: 16 argumentos liberales contra 16 falacias abortistas
Lo disfrazan de liberalismo o progresismo, pero abortar es matar a los hijos por nacer

Santiago empieza su artículo marcando distancias entre las posiciones habituales de providas y abortistas, una equidistancia imposible en la que al final él toma partido por los segundos: "el problema de consideración ontológica del feto en realidad se proyecta sobre el ser humano en cualquiera de sus modos", afirma, para añadir esta cita en el párrafo siguiente:

"La cuestión del aborto nos problematiza nuestra mismidad humana y nuestra radical contingencia. Y, en términos de necesidades sociales, de nuestra no menos radical prescindibilidad debido a ajustes compensatorios de nuestros circunstanciales intereses humanos (demasiado humanos)."

Santiago pone como ejemplo de lo anterior una situación en que la raza humana estuviese prácticamente extinguida, lo que llevaría a prohibir de forma absoluta el aborto por una cuestión de supervivencia de la especie, y la contrapone a un escenario malthusiano como el que expone la película "Cuando el destino nos alcance" (1973). Me choca que desde una óptica liberal, supuestamente individualista, se pueda defender una concepción del ser humano puramente colectivista, donde el valor de la vida de un individuo y la vigencia de sus derechos depende del número de individuos, como si a la vida de un ser humano se le pudiese aplicar la máxima económica de que el valor de las cosas radica en su escasez. Uno de los pilares del Estado liberal son los derechos humanos, derechos que todos poseemos por el hecho de existir y de ser miembros de la especie humana, haya más o menos humanos. Como liberal me repugna que se pretenda devaluar el más básico de todos los derechos, que es el derecho a vivir, en aras de una supuesta necesidad colectiva de regular el número de individuos.

Una necesidad colectiva que, por supuesto, tiene su expresión en el poder político y en las leyes que éste crea para el llamado control de la población. No es ninguna casualidad, en este sentido, que el auge del movimiento abortista en el siglo XX fuera parejo al del alarmismo ante un supuesto riesgo de superpoblación, y que también haya ido de la mano de una tremenda erosión en materia de derechos fundamentales en los países democráticos que han asumido las tesis abortistas. Ironías de la vida, muchos de esos países, entre ellos España, están ahora atravesando un envejecimiento demográfico sobre cuyas consecuencias han dado la alerta dos eminentes autores liberales españoles: Alejandro Macarrón y Francisco José Contreras.

Pero volviendo al artículo de Santiago Navajas, lo que más atónito me ha dejado es lo siguiente que escribe:

"La mujer podrá abortar libremente siempre y cuando se haya resuelto anteriormente el problema conceptual planteado sobre el huevo y la gallina, lo que en las hembras vivíparas, como es el caso de las humanas, se complica por la existencia del cordón umbilical, que hace que sea discutido y discutible señalar si son una única entidad con subapartados o dos. Más que con el nacimiento en sí, lo que nos hace ser definitivamente nosotros mismos y no una extensión de nuestra madre es el corte de esa vía de conexión entre ambas entidades. Entre los romanos era el corte del cordón umbilical y no el nacimiento lo que hacía considerar al recién nacido poseedor de una personalidad. Hoy en día discutimos sobre un cordón umbilical metafórico que al cortarlo haría considerar al feto como una persona con nombre propio y no como "una parte de otra persona"."

Se da la casualidad de que esta semana he visitado a una amiga que dio a luz hace unos días. Viendo a la niña que llevaba en el vientre hasta hace poco uno se puede hacer una idea de lo frágil que es un recién nacido, incluso después de ese corte del cordón umbilical en el que Santiago Navajas sitúa la diferencia entre no ser persona y empezar a serlo. Esa niña tiene que comer cada tres horas. Necesita cuidados constantes para poder sobrevivir. Quienes consideran que una mujer puede disponer de la vida de sus hijos por el mero hecho de tener éstos una relación de dependencia hacia ella, tendrán que asumir entonces planteamientos como que una madre pueda abandonar a un recién nacido, o a un bebé de dos o tres meses, aunque la consecuencia inmediata sea que éste muera de hambre o frío. Si tanto se afanan en disociar libertad de responsabilidad, ¿qué impide legalizar también esa monstruosidad? Obvia decir que un recién nacido es el mismo ser humano que minutos antes del parto, el mismo que a las 3 semanas de gestación o que a los 60 años de vida. Se trata de distintas etapas de la vida de un mismo ser humano, y en todas ellas existen relaciones -a menudo de dependencia- con otras personas, desde el acto de alimentar a un bebé hasta el hecho de cuidar a un anciano o de conducir de forma responsable cuando llevas a tus hijos en el coche, a fin de que no mueran en un accidente. Aunque este debate le parezca prescindible a Santiago Navajas, la vida humana no se inicia con el parto ni con el corte del cordón umbilical. Si cortamos el cordón umbilical que une la vida humana con los derechos que tiene todo ser humano por serlo, lo que tendremos es una sociedad en la que se puede legalizar cualquier crimen en nombre del consenso.

De hecho, Santiago Navajas adopta una postura calcada a la de los dirigentes del PP y del PSOE al afirmar que "a pesar de los berrinches a uno y otro lado de la barricada política, el consenso en nuestra sociedad sobre la cuestión está bastante asentado". Es decir, que como los políticos ya han reducido a cenizas el derecho a vivir de los no nacidos, y Santiago Navajas está conforme con ello, no procede remover más el tema, aunque ese consenso se base en la mentira y la injusticia. En la mentira, porque como bien recordarán los lectores de este blog, en 2010 y para justificar la Ley del aborto hoy vigente el gobierno socialista negó que abortar sea acabar con una vida humana, afirmación que desde el punto de vista científico sólo puede reputarse como falsa. Y en la injusticia, porque una ley que se basa en una falsedad para autorizar la liquidación de más de 100.000 inocentes al año en España no puede sino calificarse como un grave insulto a la Justicia y al Derecho. ¿Aceptaría Navajas que en nombre de ese consenso se redujese a escombros la libertad de expresión, de manifestación y de prensa? Porque si el consenso es aceptable para cercenar la piedra angular de los derechos humanos, que es el derecho que ampara nuestra existencia, ¿en qué quedan los demás derechos?

Finalmente, no puedo considerar sino falaz -como mínimo- la forma en que Santiago Navajas reparte motes a la hora de calificar una u otra posición en este debate. Así, por ejemplo, habla de "la distopía prohibicionista de Rouco Varela" para referirse a las tesis providas, como si la defensa de la vida sin excepciones de edad fuese un escenario hipotético indeseable, como si amparar el derecho a vivir fuese algo criticable desde una óptica liberal (en la retórica de ciertos liberales parece que toda prohibición es criticable, lo cual es un completo absurdo) y como si el citado cardenal fuese el único provida de España. Por supuesto, desde la óptica de la propaganda es más fácil para un abortista decir eso que hablar de una sociedad civilizada que proteja a los inocentes como pide la doctora Gádor Joya. En contraposición a su caricatura de la causa provida, Navajas habla de la "utopía abortista de Izquierda Unida". ¡Curioso! Aquí ya no habla de distopía -escenario indeseable-, sino de utopía, escenario deseable. El artículo de Santiago abunda así en la manipulación del lenguaje que viene desarrollando el movimiento abortista desde hace décadas, una manipulación en la que los defensores de la vida somos ancianos prohibicionistas que defendemos un mundo para amargados, y los que defienden la eliminación de los más débiles son gente que a fin de cuentas buscan un mundo mejor. Esa manipulación se hace bajo la tesis de que si se cambia el sentido de las palabras, se cambian los conceptos y así se manipulan las conciencias. Esto ya no es que me recuerde a "Gattaca", la película que pone en su título Santiago Navajas. Esa manipulación del lenguaje parece más próxima del "1984" de Orwell, donde libertad y esclavitud venían a ser lo mismo: bastaba con insistir en ello.

No te pierdas las novedades y contenidos que te interesan. Recibe gratis el boletín diario en tu correo electrónico:

Comentarios:

  1. Russell

    Sin olvidar la neolengua tan propia de 1984: «derecho a decidir», «interrupción del embarazo».,..

  2. Tantas vueltas para negar la evidencia, que un feto es un ser humano.

  3. Una vez mas estos confunden el control de la humanidad (aumento de población sin control) que debería ser siempre con programas de anti-concepción y no con el aborto. Se ha luchado ferozmente contra el machismo como si la violencia de genero fuese el único acto criminal en la sociedad (Hay mas muertes por atropellos en pasos de peatones que mujeres asesinadas por su pareja). ¿Por qué no se vuelcan con el mismo furor propagandístico contra la fecundación no deseada después de tanto cachondeo sexual que existe hoy entre las generaciones mas liberales. ¿O no?

  4. zuppi

    Ya, en el colmo de la contaminación del lenguaje, decían el otro día con ocasión de la muerte de la Reina Fabiola en El Mundo: «Una católica ferviente que no pudo tener hijos y sufrió, como ella misma recordaba con dolor en unas declaraciones en 2008, hasta cinco interrupciones no deseadas».
    http://www.elmundo.es/loc/2014/12/06/548223f622601d7d568b457a.html

  5. Alfonso

    Pregunta para los tipos que hablan de superpoblación : “La respuesta a cualquiera que hable de exceso de población es preguntarle si él mismo es parte de ese exceso de población, o si no lo es, cómo sabe que no lo es” .

    Chesterton

  6. Rafa

    ¿Consenso de la sociedad? ¿De qué consenso habla? A mí nadie me ha preguntado abiertamente si deseo o no legalizar el aborto. Como tantas cosas en España, los legisladores se han arrogado un derecho que no les corresponde. ¿Por qué tanto miedo a un referendum sobre el aborto? Porque saben que saldría que no, porque la mayoría de los ciudadanos pensamos que es un crimen (incluso desde la óptica liberal porque es OTRO SER HUMANO DIFERENTE) y porque los argumentos de los proabortistas son tan peregrinos como los que desarrolla el tal Navajas (nombre muy apropiado) en este artículo. Por cierto, no es el primero: ya escribió uno semejante en LD.

  7. Carlos

    La máxima de esta gente es: «disfruta del sexo sin cortapisas, el aborto soluciona los problemas…» triste planteamiento que, cada vez, siguen más los jóvenes.

  8. Russell

    Un argumento que gustan mucho de soltar es ese de que el ser humano es el único animal (a veces incluyen a los delfines) que mantiene relaciones sexuales por placer. Como si una pareja de bisontes en la pradera se dijesen: vamos a tener un retoño, que crezca en esta inmensa pradera y que un día sea un bisonte de provecho y felíz. La realidad es exactamente la contraria: se desencadenan determinados mecanismos físicos involuntarios que hacen que la bisonta esté receptiva se lo haga saber al bisonte, no son conscientes y uno de esos mecanismos que tiene la naturaleza es el del placer (y es muy poderoso, ¡qué se lo digan al macho de la mantis religiosa o a los salmones!); mientras que los seres humanos pueden dejarse llevar por el instinto y mantener relaciones buscando solo el placer (con la ventaja tecnológica que no tienen los animales de poder evitar el tener descendencia) o buscar descendencia de manera consciente y responsable.

    Supongo que es más fácil manejar animales a los que se les enseña que lo bueno es dejarse llevar por los instintos, que no pasa nada, que papáestado y la técnica velarán porque no haya consecuencias no deseadas, que tratar de manejar seres humanos responsables guiados por la razón y por unos determinados valores entre los que están derechos fundamentales como el de vivir.

  9. Sharovarov

    Rafa, someter a referéndum el derecho a la vida es una barbaridad. Además, saldría una mayoría favorable al aborto; los que estamos en contra del aborto somos minoría. Llevamos razón, pero somos minoría.

  10. JFM

    Corto y pego dos respuestas ligeramente corregidas al post de Navajas.

    Perdona pero el que no quiera concebir que se ponga un preservativo o que tome la pildora y si no le gusta pues que se joda.

    Yo no veo ninguna razon de consentir que el bebé sea despedazado vivo porque no te ha dado la gana de tomarte esa molestia.

    Tu libertad se acaba donde empieza la del otro incluso si no ha nacido o si ha nacido pero todavia no habla, ya que recordemos que el Pais ha abierto sus columnas a (creo) Jaime Mayor Zaragoza para que este defendiese el infanticidio de bebés con el argumento que todavia voluntad propia

    Y ahora el segundo texto.

    Con lo de que «Que se joda» lo que hé hecho ha sido esxepresar de una forma un tanto abrupto lo siguiente: ya no estamos en los anyos cuarenta en los que a una madre soltera la echaban de casa, quedaba marcada de por vida y su padre se moria de una ataque cardiaco al enterarse. En cuanto a usar a Ayn Randt como argumento de autoridad pues muchas personas muy inteligentes soin lamentables fuera de su esfera (cf Einstein en politica). Pero de todas formas el mundo ha cambiado radicalmente desde Ayn Randt con la «despenalizacion» del embarazon ilegitimo y la difusion de anticon ceptivos. Hoy en dia simplemente no se puede plantear el aborto como un tema de libertad (mi cuerpo es mio) sino como uno de neglidengia y despreocupacion: f… sin ninguna precaucion y si resulta en un embarazo se descuartiza vivo al feto ya ya esta. Asunto solucionado.

    Recuerdo un debate en la television francesa. Una mujer, no una pobre ignorante que no sabe ni lo que es la pildora, sino una de clase media, con estudios y con un puesto bastente elevado en una empresa que habia abortado seis veces. Y como solo tenia treinta anyos seguro que hubo muchos mas en los anyos siguientes. Pues ella etaba encantada de haberse conocido. Seis seres humanos, algunos de ellos ya con sistema nervioso, descuartizados porque a ella no le habia dado la gana de tomar medidas para no concebir. Porque seis son demasiados para ser olvidos. Ni pildora, ni presarvativo, ni nada! A la cama y si hay embarazo a descuartizar!

    Pero esto no para aqui.

    En EEUU donde hasta el 2003 se podia matar a un bebé hasta que no hubiese salido por entero y donde ahora se le provoca un paro cardiaco en el vientre de la madre hasta la salida a algunos eso todavia les parece poco. Dicen y tambien lo dijo Mayor Zaragoza (espero no equivocarme en la atribucion) en el Pais (o sea que le abrieron sus columnas) que puesto que el recién nacido todavia no tiene conciencia propia se le deberia poder aplicarle el «aborto retardado». O sea que en vez de hacerle cuchi-cuchi seria legal estrangularlo. Todo con tal de poder f..r sin molestarse en usar metodos contraceptivos.

Opina sobre esta entrada:

Debes iniciar sesión para comentar. Pulsa aquí para iniciar sesión. Si aún no te has registrado, pulsa aquí para registrarte.