Tal día como hoy hace 125 años nacía en Bloemfontein, en el Estado Libre de Orange, uno de los escritores más influyentes de Occidente a lo largo del siglo XX: John Ronald Reuel Tolkien.
Sus obras están entre los libros más vendidos de la historia
Posiblemente más de uno pensará que afirmar esa influencia es algo atribuible al hecho de que Tolkien sea mi escritor favorito. Sin embargo, las cifras hablan solas: con unos 100 millones de ejemplares, El Hobbit es uno de los libros más vendidos de la historia, y El Señor de los Anillos figura entre las sagas literarias más difundidas: 150 millones de ejemplares.
Un escritor católico que aborrecía las alegorías
La influencia de un escritor con este volumen de ventas no sólo puede medirse por cómo sus obras entretienen a sus lectores. Tolkien era un escritor católico y aunque aborrecía las alegorías (de hecho, nunca le convencieron "Las crónicas de Narnia" se su amigo C.S. Lewis porque era una obra claramente alegórica), sus obras están impregnadas de valores cristianos. En ellas vemos elementos tan claros como el espíritu de sacrificio, la lealtad, el compromiso, la misericordia y la lucha entre el bien y el mal, que no se limita a una lucha externa, sino que empieza por uno mismo. Una lucha que exige vencer al mal por medios legítimos, una idea bien distinta del "todo vale" cada vez más predominante hoy en día. El Anillo Único representa esa tentación de recurrir a cualquier medio para vencer, y el propio Gandalf advierte en La comunidad del anillo de las consecuencias:
"Basta desear el Anillo para que el corazón se corrompa. Piensa en Saruman. Si cualquiera de los Sabios derrocara con la ayuda del Anillo al Señor de Mordor, empleando las mismas artes que él, terminaría instalándose en el trono de Sauron y un nuevo Señor Oscuro aparecería en la tierra. Y esta es otra razón por la que el Anillo tiene que ser destruido; en tanto esté en el mundo será un peligro aun para los Sabios. Pues nada es malo en un principio. Ni siquiera Sauron lo era."
Tolkien, un provida en toda regla
También encontramos una visión netamente cristiana de la salvación y del respeto por la vida. Incluso alguien tan corrupto como Gollum podría salvarse, señala Gandalf en uno de los mejores alegatos de El Señor de los Anillos, concretamente en La comunidad del anillo:
"Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos. No hay muchas esperanzas de que Gollum tenga cura antes de morir, pero creo que aún podría salvarse: está ligado al destino del Anillo."
Cuántas vidas inocentes no se habrían salvado si muchos que hoy en día anteponen su comodidad a la vida de sus hijos por nacer, leyesen seriamente esta advertencia y la siguiesen...
La muerte y la otra vida en la obra de Tolkien
Uno de los hechos más chocantes para muchos lectores que no sean creyentes es precisamente la forma en la que el propio Tolkien trataba la mortalidad de los hombres en su obra: "los hijos de los Hombres mueren en verdad, y abandonan el mundo; por lo que se los llama los Huéspedes o los Forasteros", señala en El Silmarillion. "La Muerte es su destino, el don de Ilúvatar, que hasta los mismos Poderes envidiarán con el paso del Tiempo. Pero Melkor ha arrojado su sombra sobre ella, y la ha confundido con las tinieblas, y ha hecho brotar el mal del bien, y el miedo de la esperanza." ¿Cómo puede ser la muerte un regalo, si Ilúvatar no reserva para los hombres algo aún más precioso que la vida terrenal? Fruto de esa corrupción fomentada por el maligno Melkor, a los propios hombres de la obra de Tolkien les cuesta entender ese don, y los elfos no comprenden cómo es que los hombres se consideran desdichados por la promesa de que un día serán liberados de las ataduras del mundo.
Estel: la esperanza más allá de toda esperanza
Relacionada con esa idea está una de las características más genuinamente cristianas de la obra de Tolkien: la Estel, una palabra élfica cuya traducción literal sería "esperanza", pero en un sentido más bien religioso. La Estel es una esperanza más allá de toda esperanza, es la confianza en la providencia divina, la creencia en la bondad de Dios y en el destino que nos tiene reservado. Aunque no lo haga con un sentido estrictamente religioso, la idea de la esperanza se manifiesta a lo largo de la obra de Tolkien incluso en los momentos de mayor adversidad, cuando todo parece perdido. Así ocurre, por ejemplo, cuando en plena noche, en la Batalla del Abismo de Helm, rodeados de orcos, Aragorn anima a los rohirrim afirmando que "el amanecer es siempre una esperanza para el hombre". No lo dice porque crea en una divinidad solar, sino porque el amanecer implica un orden natural creado por alguien superior a ellos. El origen de esa esperanza lo señala uno de los Valar, Ulmo, en las palabras que dirige al elfo Turgon en El Silmarillion: "Más que todos los reinos de los Eldalië soportará Gondolin contra Melkor. Pero no ames con exceso la obra de tus manos y las concepciones de tu corazón; y recuerda que la verdadera esperanza de los Noldor está en el Occidente y viene del Mar." Un sabio consejo contra el materialismo, que remite a Occidente, que en la obra de Tolkien era una referencia a las Tierras Imperecederas de los Valar.
Los libros, mucho mejores que las películas de Peter Jackson
Como ya he señalado, ni El Hobbit, ni El Señor de los Anillos ni El Silmarillion son obras alegóricas, pero están impregnadas de valores cristianos. Ciertamente, su lectura no equivale a una catequesis, pero cualquier cristiano coherente con su fe se sentirá identificado con una obra como ésta, y en el caso de los más jóvenes, leyéndola tendrán la ocasión de vivir una aventura apasionante que, además, ayuda a crecer espiritualmente. Aunque las películas de Peter Jackson han sabido respetar ese espíritu original de la obra de Tolkien, los libros son mucho mejores. Si eres cristiano y tienes amigos o hijos interesados por las historias de aventuras, entre los mejores regalos que puedes hacerles en forma de libro están los citados.
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Comentarios:
Russell
No sé si lo has visto, pero tal vez te interese:
http://www.ncregister.com/blog/rachel-zamarron/our-lord-of-the-rings-pilgrimage-to-new-zealand-begins
14:57 | 4/01/17
Francisco Herrera Sánchez
Tolkien tuvo en C.S. Lewis autor de Crónicas de Narnia un gran amigo. Lewis era cristiano de profundos valores. Lewis era protestante.
16:42 | 4/01/17
Dani
Os recomiendo el libro ‘Un camino inesperado: desvelando la parábola de El Señor de los Anillos’ de Diego Blanco, editorial Encuentro. Va desgranando el hilo argumental de la obra de Tolkien, lo que quiso transmitir y su paralelismo con el camino de la fe personal y la experiencia personal del autor. El prólogo es de Munilla.
20:07 | 10/01/17
Eras Kender
Pues las interpretaciones se pueden hacer desde muchos ángulos. En la biografía de Tolkien se escribe cómo retaba a C. S. Lewis a abordar el mismo tema desde sus propias mitologías. Ejemplo es el tratamiento del tema del sacrificio de Aslan con la Bruja blanca frente al sacrificio de Gandalf con el Balrog.
Recomiendo la lectura de https://elfondoenlinea.com/portadas/FEP/6000/FG640.jpg para un análisis de la obra de Tolkien y la biografía de Humphrey Carpenter.
0:37 | 19/03/20
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