La caballería no ha muerto: el ejemplo de las Unidades Montadas del Ejército de Colombia

Durante siglos, la caballería fue una de las armas más populares, decisivas y versátiles de los ejércitos, hasta que pareció llegar a su fin con la Segunda Guerra Mundial.

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Después de que la caballería fuese determinante para la victoria polaca en la Batalla de Varsovia de 1920, en 1939 ese arma del Ejército Polaco se vio desbordada por las ofensivas alemana y soviética. Aunque la caballería polaca aún llevó a cabo una exitosa carga el 1 de marzo de 1945 en Schoenfeld (hoy Żeńsko, Polonia), la guerra montada a caballo parecía llegar a su fin. A partir de aquella contienda, el uso de caballos se fue limitando cada vez más a funciones ceremoniales, de vigilancia y de escolta, y el término "caballería" pasó a designar a unidades acorazadas (a menudo especializadas en labores de reconocimiento) y también a unidades de infantería helitransportada (la llamada "caballería aérea" popularizada por la Guerra de Vietnam).

La caballería pareció resurgir después de los atentados del 11-S, cuando operadores de las Fuerzas Especiales de EEUU y miembros de la Alianza del Norte, todos ellos a caballo o en camello, consiguieron derrotar a fuerzas de los talibanes en la Batalla de Mazar-i-Sarif, Afganistán, en noviembre de 2001. Aquel combate demostró una vez más la versatilidad de la caballería y su eficacia en zonas montañosas. En algunos países montañosos parecen haber tomado nota de aquella experiencia: en octubre de 2017 el Ejército de Colombia anunció la activación de pelotones montados a caballo en zonas rurales de Arauca y Cravo Norte. De su adiestramiento se encarga la Escuela de Unidades Montadas y Equitación, a la que hoy ha dedicado un interesante vídeo el canal de Youtube de las Fuerzas Militares de Colombia: