El gesto de mala educación de Pablo Iglesias ante una incómoda referencia a Venezuela

Ayer, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, se produjo un hecho llamativo y que ha dado lugar a multitud de comentarios.

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Una pregunta de Vox que iba dirigida a Pablo Iglesias

Ese hecho se produjo después de que la diputada de Vox Mireia Borrás formulase la siguiente pregunta al ejecutivo: "¿Comparte el Gobierno la posición del expresidente Zapatero respecto al régimen dictatorial de Venezuela?" Como señaló la diputada, la pregunta iba inicialmente dirigida al vicepresidente Pablo Iglesias, pero el Gobierno decidió que contestase la ministra de Asuntos Exteriores, algo que Borrás comentó señalando: "Ya vemos que ni siquiera ustedes se fían de su segundo vicepresidente del Gobierno para contestar a esa pregunta".

El desplante de Iglesias a la ministra de Asuntos Exteriores

La ministra Arancha González Laya, sentada al lado del líder de Podemos -que leía su móvil como si aquello no fuese con él- respondió: "Señoría, la posición del Gobierno de España con respecto a Venezuela la fija el Gobierno de España, es decir, el presidente del Gobierno de España con la ministra de Asuntos Exteriores de España". Parece que al dirigente de extrema izquierda le molestó que se omitiese toda referencia a él en relación a una dictadura a la que ha apoyado tantas veces, porque cuando la ministra acabó de pronunciar esas palabras, Pablo Iglesias se levantó y abandonó el hemiciclo. Aquí el vídeo:

Como se aprecia en el vídeo, la espantada de Iglesias dio lugar a murmullos entre los diputados. No es para menos: que se levantase y se largase justo en ese momento, no antes ni después, fue un desplante y un gesto de mala educación hacia la propia ministra. El jefe de Podemos sabía perfectamente cómo iba a ser interpretado ese desplante, y tal vez por eso lo hizo.

Una actitud propia de un niño caprichoso y consentido

Lo que evidencia Iglesias con ese gesto es, en primer lugar, su actitud de niño caprichoso y consentido dentro del propio ejecutivo, que no tiene reparos en hacer un numerito en público como el de ayer si no se le menciona como competente en asuntos que no se incluyen entre las funciones de su vicepresidencia. Y en segundo lugar, el gesto evidencia, una vez más, a quién debe obediencia Pablo Iglesias, cuyo partido lleva años actuando como la embajada oficiosa del chavismo venezolano en España, habiéndose negado a condenar los crímenes de la dictadura de Maduro en varias votaciones parlamentarias tanto en Madrid como en Bruselas.