Una libertad que se amplió en el franquismo y que ahora el socialismo pretende recortar

Hay un derecho que es común a todo el mundo libre y que el socialismo, en todas sus formas, es incapaz de entender. Ese derecho se llama propiedad privada.

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La propiedad privada y la libertad de circulación

La propiedad privada no sólo va ligada a la prosperidad, sino que facilita otras libertades. Una de ellas es la libertad que te amplía tener tu propio medio de transporte particular, ya sea un coche, una moto, una furgoneta o un todoterreno. Esa libertad nos permite desplazarnos a otros lugares cuando deseamos, desarrollando un derecho humano como es la libertad de circulación. La posibilidad de tener tu propio automóvil particular está hoy en día al alcance de mucha gente. Disfrutamos de ello gracias a la prosperidad generada por el sistema de libre mercado, que ha sido capaz de poner al alcance de todos lo que antes era un objeto de lujo al alcance de muy pocos.

La diferencia entre el franquismo y las dictaduras comunistas

Curiosamente, en España el verdadero auge del coche privado se produjo bajo el franquismo, un régimen que estrictamente era una dictadura, con la falta de libertades políticas que eso conllevaba, pero que ofrecía muchas más libertades que las dictaduras comunistas, empezando por un mucho mayor respeto a la propiedad privada, ya que mantuvo el sistema económico capitalista en España. Ya lo dijo el famoso escritor Aleksandr Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura en 1970 y superviviente del Gulag soviético durante su visita a España el 20 marzo de 1976, sólo cuatro meses después de la muerte de Franco y cuando las instituciones franquistas aún seguían intactas:

"Los españoles son absolutamente libres para residir en cualquier parte y de trasladarse a cualquier parte de España. Nosotros, los soviéticos, no podemos hacerlo. Estamos amarrados a nuestro lugar de residencia por la Propiska (registro policial). Las autoridades deciden si tengo derecho a marcharme de tal o cual población. También he podido comprobar que los españoles pueden salir libremente al extranjero. Sin duda saben ustedes que, debido a fuertes presiones ejercidas por la opinión mundial y por los Estados Unidos, se ha dejado salir de la Unión Soviética, con no pocas dificultades, a cierto número de judíos. Pero los judíos restantes y las personas de otras nacionalidades no pueden marchar al extranjero. En nuestro país estamos como encarcelados".

También lo dijo el filósofo polaco Leszek Kołakowski en 1974, que militó en las filas comunistas y acabó exiliado cuando empezó a distanciarse de esa ideología totalitaria. En una réplica al historiador marxista británico Edward Thompson sobre España (aún vivía Franco), escribió:

"Me sabe mal decirlo, pero aquel régimen, sin duda opresor y antidemocrático, ofrece a sus ciudadanos más libertad que cualquier país socialista (tal vez excepto Yugoslavia). Al decirlo, no siento ningún tipo de envidia, sino vergüenza, porque aún recuerdo el dramatismo de la guerra civil española. Los españoles tienen las fronteras abiertas (no importa por qué motivo, que en este caso son los treinta millones de turistas que cada año visitan el país), y ningún régimen totalitario puede funcionar con las fronteras abiertas".

El gobierno de Pedro Sánchez quiere restringir los automóviles particulares...

Esa libertad que se extendió en el régimen de Franco en España (aunque pueda resultar paradójico que una dictadura generalice una libertad), ahora el socialismo parece empeñado en arrebatárnosla. Como Libre Mercado señaló ayer, el decreto del "apagón" aprobado por el gobierno de Pedro Sánchez este lunes adelanta restricciones al automóvil particular, al afirmar en la parte II de su introducción que se trata de un medio de transporte que "tiene asociados una serie de costes externos muy elevados que tampoco la sociedad actual puede soportar".

... mientras Sánchez se pasea en coches, aviones y helicópteros que pagamos todos

Después de afirmar eso, el citado decreto se propone dar "un impulso al transporte público colectivo, aumentando las ayudas al ciudadano, para contribuir a fomentar el cambio a un medio de transporte más seguro, fiable, cómodo, económico y sostenible que el vehículo particular". Todo esto mientras Pedro Sánchez abusa de los helicópteros y de los aviones que le pagamos todos, incluso utilizándolos para desplazamientos cortos que podría hacer en un coche oficial o incluso en ese "transporte público colectivo" que propone a los españoles. Con esto, Sánchez imita a la élite política de las dictaduras comunistas como Cuba y Venezuela, que lleva una vida de lujo mientras mantiene en la pobreza a su pueblo.

La izquierda pretende que el coche particular sea un lujo para ricos y gobernantes

Lo que viene a decir ese decreto, sin apenas rodeos, es que un gobierno formado por socialistas y comunistas quiere que los españoles abandonemos nuestros vehículos particulares, empujándonos a usar un "transporte público colectivo" que nos restaría la independencia y la libertad de movimientos que paradójicamente generalizó el régimen de Franco al poner los coches al alcance de toda la clase media. Esta misma semana, el diario progubernamental El País se ha lanzado a proponer la bicicleta como sustituto del coche, poniendo como ejemplo una ciudad plana y de 569.000 habitantes como es Copenhague. ¿Qué pasaría si eso se hiciese en una ciudad llena de cuestas como Vigo, o en una ciudad como Madrid, con 3,3 millones de habitantes y en la que cada día mucha gente tiene que hacer largos desplazamientos para ir a trabajar?

No deja de ser curioso observar que en España el socialismo está promoviendo una sociedad en la que sólo los ricos y los gobernantes puedan permitirse el lujo de tener un coche, y eso lo está haciendo gracias al voto de muchas personas con escasos recursos que se creyeron la mentira de que la izquierda era la gran defensora de la igualdad y de los pobres. Lo que se comprueba, una vez más, es que el socialismo es el mayor generador de desigualdad y de miseria que hay en el mundo. Basta con observar lo ocurrido en países como Cuba y Venezuela, antaño ricos y que se han visto empujados a la miseria por el socialismo. Una miseria que afecta a todos menos a la casta política, tan egoísta, insensible y distante de los problemas de los ciudadanos como lo es Sánchez en España.

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Foto: Darwin Vegher.