La gran diferencia entre Macarena Olona y quienes intentan utilizarla para dañar a Vox

Hoy hace un mes que conocimos la decisión de Macarena Olona de abandonar la política por razones médicas, una decisión triste pero comprensible.

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Como habréis observado los lectores de Contando Estrelas, la última entrada en la que hablé sobre ella fue precisamente la de ese día, en la que le envié un abrazo, mi agradecimiento y mis deseos de una pronta recuperación. Hoy vuelvo a hablar de ella por dos motivos. El primero es que este lunes Macarena ha empezado el Camino de Santiago desde Sarria, en la provincia de Lugo. Como gallego, es un honor saber que Macarena está por mi tierriña y no puedo hacer menos que darle la bienvenida a Galicia y desearle un buen camino.

El segundo motivo que me lleva a escribir esta entrada es el que adelanto en su título. A lo largo de este último mes, algunos medios, tanto grandes como pequeños, han desplegado una amplia gama de dimes y diretes sobre Macarena, extendiendo rumores y haciendo toda clase de especulaciones.

Hace ya años que me marqué la norma de no publicar rumores en Contando Estrelas, porque eso es información envenenada, que no sabes de dónde sale y, por tanto, no puedes contrastar. Y si algo no pienso hacer es molestar a una persona con problemas médicos y que decidió regresar a su vida privada para consultarle si los mil rumores que algunos esparcen sobre ella son ciertos. Y tampoco me da la gana de preguntar por ello a los que son acusados por esos rumores, porque sería dar por buena la "prueba diabólica", en la que alguien acusa sin pruebas y es el acusado el que tiene que probar su inocencia.

Ante un rumor, al no poder determinarse su procedencia, siempre es difícil saber la intención de quien lo puso en circulación. Personalmente no tiendo a presumir buenas intenciones a quien recurre a ese tipo de métodos. Lo que con el paso del tiempo no es difícil adivinar es las intenciones de quienes ayudan a extenderlo, sobre todo porque a menudo esas intenciones se ven de lejos. En el caso que nos ocupa, ha sido significativo observar como medios hostiles a Vox y que apenas suelen hacerse eco de sus iniciativas, tal vez con el propósito de que la gente no sepa lo que Vox es en realidad y se quede con las falsas acusaciones que ellos lanzan, han intentado utilizar la marcha de Macarena para erosionar a su partido, dividirlo e incluso firmar su acta de defunción.

Este fenómeno no es algo nuevo. Algunos medios que demuestran unas enormes tragaderas con lo que hacen otros partidos, han aprovechado cualquier desliz de Vox -obviamente, este partido está formado por seres humanos y lo propio de los humanos es que cometemos errores- para intentar desgastarlo e incluso para demonizarlo de la peor forma. Los motivos de esta saña no son difíciles de adivinar, conociendo los planteamientos de Vox y la afinidad de esos medios hacia sus rivales políticos. Tema aparte es el caso de los medios que se han dedicado a propagar esos dimes y diretes para conseguir visitas (es decir, ingresos por publicidad), una forma de entender el periodismo en la que parece que todo vale para captar la atención de la gente y ganar algún dinero.

Esos medios deben estar desesperados ante un hecho que demuestra la calidad humana de la exdiputada de Vox, y es que en todo este último mes, Macarena no ha escrito ni un solo tuiteo dando pábulo a esos rumores ni criticando a Vox. Los únicos y escasos mensajes que ha publicado han sido para agradecer las muestras de apoyo y hablar de su camino a Santiago. Con esto, y mal que les pese a quienes intentan utilizarla para dañar a Vox, Macarena ha demostrado su gran diferencia con ellos: su sentido del honor. Un sentido que la ha guiado en todo el tiempo que se ha dedicado a la política y que la ha retratado como una persona noble y leal. Es eso lo que ha llevado a muchos -me incluyo entre ellos- a lamentar su abandono de la política, porque personas así son muy necesarias en España.

Por mi parte, vuelvo a enviarle un abrazo a Macarena y a reiterarle mis deseos de pronta recuperación, y además, quiero agradecerle la nobleza que sigue demostrando. Y en cuanto a Vox, mi voto seguirá siendo para este partido, porque mi apoyo a él no depende de unas siglas, de tal o cual color corporativo o de que tal o cual persona valiosa entre o salga de él, por los motivos que sean. Si voto a Vox es por sus planteamientos, que no defiende ningún otro partido del arco parlamentario. Si Vox dejase de existir (o si abandonase esos principios), yo me quedaría huérfano políticamente hablando, como lo estuve hasta la aparición de Vox, y volvería a votar en blanco. Así que mientras Vox exista y continúe como hasta ahora, seguirá teniendo mi apoyo. Vox es la última esperanza que tenemos muchos españoles de que muchas cosas empiecen a cambiar para mejor en nuestra Patria, y ante eso, algunos pueden coger sus rumores y meterlos en un baúl, porque a mí me resbalan como una pastilla de jabón.

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Foto: Vox.