La proeza del piloto australiano que derribó una bomba volante V1 sin un solo disparo

La defensa del Reino Unido frente a los ataques aéreos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial estuvo llena de actos de valor, y no sólo de británicos.

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Hubo muchos pilotos extranjeros que ayudaron al Reino Unido cuando combatía en solitario contra la Alemania nazi: polacos, checos, neerlandeses, estadounidenses, belgas y también personas llegadas desde los confines del Imperio Británico: australianos, canadienses, neozelandeses y sudafricanos. Uno de esos pilotos se llamaba Kenneth Roy Collier. Nació el 5 de noviembre de 1920 en Glebe, Nueva Gales del Sur, Australia.

Kenneth se alistó el 2 de diciembre de 1941, unos días antes del ataque japonés a Pearl Harbor. Después de su alistamiento, recibió dos trágicas noticias: la muerte de su padre el 14 de octubre de 1942, que era un veterano de la aviación expedicionaria australiana que combatió en la Primera Guerra Mundial, y la muerte de su madre, el 22 de agosto de 1943, cuando Kenneth estaba haciendo su adiestramiento como piloto en Canadá. Una vez en el Reino Unido, Kenneth combatió con el 91 Escuadrón de la RAF, con base en RAF Manston, en el condado de Kent, en el sudeste de Inglaterra.

El viernes 23 de junio de 1944, ya como oficial de vuelo, Kenneth pasó a la historia pilotando un caza Supermarine Spitfire Mk XIV, el NM698 (con numeral DL-F). El piloto australiano perseguía una bomba volante V1, una de las "armas de venganza" con la que Hitler desplegó su estrategia de terror contra los británicos. Kenneth se quedó sin municiones. Sabiendo que las V1 estaban guiadas con un giroscopio, el piloto australiano hizo una maniobra muy peligrosa: acercó su Spitfire a la V1 y puso la punta de su ala debajo del ala de la bomba volante, con el propósito de desestabilizarla.

El primer intento fue mal y el giroscopio de la V1 logró volver a enderezar su rumbo. Al segundo intento lo consiguió y la V1 se desestabilizó y cayó en East Grinstead sin causar víctimas. Por si una maniobra así no fuese ya bastante difícil de día, Kenneth la hizo a las 22:40 horas, con una luz muy escasa. Aquella proeza hizo famoso al piloto australiano y otros pilotos de la RAF se animaron a derribar bombas volantes del mismo modo, logrando que unas cuantas cayesen en tierra lejos de sus objetivos. Lamentablemente, esa maniobra no servía con los cohetes V2, la segunda "arma de venganza" lanzada por Hitler.

La última vez que se vio en vuelo a este valiente piloto australiano fue en la mañana del 5 de diciembre de 1944. Kenneth participaba en una misión de escolta a 94 bombarderos británicos Avro Lancaster. El regresar, se encontraron con cazas Bf-109 y Fw-190 alemanes. Kenneth fue visto lanzándose al ataque contra los aviones enemigos. No se le volvió a ver. Ese día fue declarado desaparecido. El 29 de junio de 1949 se encontraron sus restos y se supo que los alemanes le habían derribado en Scholven, en el este de Alemania. Fue enterrado en el Cementerio de Guerra de Rheinberg, en Alemania, junto a otros 239 caídos australianos y otros 3.090 combatientes aliados de la Segunda Guerra Mundial.

El canal de Youtube Yarnhub publicó ayer un interesante vídeo dedicado a los pilotos aliados que combatieron contra las bombas volantes V1. El vídeo incluye también una recreación de la proeza de Kenneth (está en inglés pero dispone de subtítulos en español, puedes activarlos en la barra inferior del reproductor):