Esta mañana, la Iglesia Católica ha vivido un hecho insólito: la beatificación de una familia completa, incluido un bebé por nacer.
Joseph Ulma (1900-1944) y Wiktoria Niemczak (1912-1944) eran dos católicos de Markowa, hoy en el sureste de Polonia. Contrajeron matrimonio en 1935. Él era bibliotecario y fotógrafo, y ella era ama de casa. Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial con la invasión germanosoviética de Polonia, los Ulma tenían una granja. El matrimonio Ulma tuvo seis hijos: Stanisława (1936), Barbara (1937), Władysław (1938), Franciszek (1940), Antoni (1941) y Maria (1942).
A mediados de 1942, los Ulma refugiaron en su granja a dos familias judías: los Szall (seis personas en total: el padre, la madre y sus cuatro hijos) y las dos hijas de Chaim Goldman. Los Ulma les refugiaron en el ático de la casa. Los judíos ayudaron a la familia Ulma en las labores de la granja para compensar los gastos extraordinarios que tuvo que afrontar la familia. Ayudar a los judíos estaba castigado con la muerte en la Polonia ocupada por los alemanes. Los nazis asesinaban a todos los habitantes de una casa si encontraban judíos refugiados en ella. A pesar de ello, muchas familias polacas ayudaron y refugiaron a judíos, arriesgando sus vidas y las de sus hijos.
En la noche del 24 de marzo de 1944, policías alemanes rodearon la granja de los Ulma, tras haber recibido una denuncia delatando a la familia católica por refugiar a judíos. Tras hacer salir a todos los ocupantes de la granja, los nazis asesinaron a los judíos refugiados mediante disparos en la nuca. Después, y ante vecinos que fueron testigos de aquellos hechos y que fueron obligados a presenciar los hechos para que sirviesen de escarmiento, los nazis asesinaron a Joseph y a Wiktoria, que estaba embarazada de nueve meses y a punto de dar a luz.
Al ver la terrible escena del asesinato de sus padres, los niños de la familia Ulma empezaron a gritar: ellos fueron los siguientes asesinados, ante el horror de los vecinos que contemplaron aquel brutal crimen. Unos meses después, cuando unos parientes de los Ulma desenterraron sus cuerpos para darles cristiana sepultura, descubrieron que en el momento de la ejecución, Wiktoria había empezado a dar a luz. El martirio de la familia Ulma fue una muestra de las atrocidades cometidas por los nazis en Polonia, un pueblo que sufrió unos horrores difíciles de describir por la crudeza de los hechos.
En 1995, el Yad Vashem de Israel concendió a Joseph y a Wiktoria el título de Justos entre las Naciones, que han recibido muchos gentiles de Polonia por ayudar y refugiar a judíos durante el Holocausto. En 2004, al cumplirse 60 años de su asesinato, se inauguró un monumento en Markowa dedicado a la familia Ulma, con esta inscripción:
"Salvando las vidas de otros, dieron sus propias vidas. Escondiendo en la fe a ocho hermanos mayores, fueron asesinados con ellos. ¡Que su sacrificio sea un llamado de respeto y amor a cada ser humano! Eran los hijos e hijas de esta tierra; permanecerán en nuestros corazones".
La expresión "hermanos mayores" se refiere a unas palabras de San Juan Pablo II, que se refirió así a los judíos en 1986.
Esta mañana, la Iglesia Católica ha beatificado a los nueve miembros de la familia Ulma en una Misa celebrada en Markowa, con la que reconoce su martirio como católicos a manos de los nazis. La ceremonia celebrada hoy es especialmente importante, ya que es la primera vez que la Iglesia beatifica a un niño por nacer. Este reconocimiento a la familia Ulma debe servirnos como aliciente para conocer la historia de los numerosos polacos que arriesgaron sus vidas para salvar a judíos. A día de hoy, Polonia es el país con más Justos entre las Naciones reconocidos por el Yad Vashem: 7.177 de un total de 28.217 de 51 países.
Cześć ich pamięci!
¡Honor a su memoria!
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Foto principal: Konferencja Episkopatu Polski.
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