Ninguna cesión contentará al separatismo catalán: esto es lo que vendría después

Elentir EN Lun 11·9·2023 · 7:01 6

Llegados a cierto punto de la vida, todos los padres ya deberían saber que es un error decir que sí a todos los caprichos de un niño.

Puigdemont hace una exigencia que impondría en España un Derecho penal al estilo nazi
Cataluña: esto es lo que casi nunca explican algunos medios españoles e internacionales

Educar a un niño en la idea de que puede obtener todo lo que desea, porque sus padres siempre acaban cediendo a sus rabietas, es la mejor garantía de que vas a criar a un niño mimado, ingrato, malecudado e insaciable. Los ejemplos son abundantes en nuestra sociedad y todos hemos conocido a alguien así. Lo más probable es que un niño criado de esa forma acabe siendo un adulto tóxico e insoportable, al estar acostumbrado a ver satisfechos todos sus deseos y al situar su voluntad siempre por encima de cualquier otra consideración.

La sucesión de caprichos del separatismo catalán desde 1979

Algo parecido ocurren con los separatismos en España. Los nacionalismos regionales surgieron como movimientos instalados en una actitud de demagogia, irracionalidad y queja permanente. Consideran que todo lo malo que ocurre en sus respectivas regiones es culpa de España, y a cambio de renunciar temporalmente a pedir la independencia, se han dedicado a pedir toda clase de caprichos. En 1979 se aprobaron los estatutos de autonomía catalán y vasco, pero el separatismo se enfadó cuando se le concedieron estatutos a otras regiones. Empezó entonces una carrera interminable por obtener nuevas competencias: policía, prisiones, educación, sanidad...

Pero eso no les bastó. Llegó entonces el Estatuto de Cataluña de 2006, que pretendía obtener lo que sólo era posible con una reforma constitucional. Como era previsible, el Tribunal Constitucional lo invalidó parcialmente en 2010 y el separatismo montó en cólera, animado por los socialistas, que habían promovido ese texto a sabiendas de que era inconstitucional. Fue el inicio de una campaña política que desembocó, finalmente, en el golpe de Estado separatista de 2017, después de que distintos gobiernos intentasen apaciguar a los separatistas con más competencias y más dinero que a otras regiones.

Ahora quiere impunidad para sus delitos y romper España

Ahora, aprovechándose de la debilidad de Pedro Sánchez, los separatistas piden la amnistía para los autores del golpe de 2017 y la inmunidad penal para el separatismo, sabiendo que se trata de medidas abiertamente inconstitucionales y antidemocráticas. Y como ven que Sánchez está dispuesto a ceder, ya adelantan su siguiente exigencia: un referéndum de autodeterminación, es decir, romper la unidad de España, que ha sido durante años su auténtico objetivo.

Lo que vendría después si se cede a las exigencias del separatismo

Hay personas ilusas que creen que bastaría con dar a los separatistas lo que piden para no tener que aguantar más sus rabietas, incluso al precio de demoler nuestro Estado de Derecho y convertir a millones de catalanes que aman a España en rehenes de unos totalitarios. Pues no. Incluso si consiguiesen la independencia, mañana los separatistas estarían pidiendo más: primero sería que España pagase las pensiones de los jubilados catalanes, después vendría la anexión de la Comunidad Valenciana y de las Islas Baleares, usando la lengua como argumento imperialista. Si consiguiesen todo esto, despues exigirían la franja oriental de Aragón y El Carche, en Murcia, que el separatismo suele englobar en su sueño colonialista llamado "Países Catalanes".

Llegados a ese punto, el separatismo ya habría hecho planes para exigir todo Aragón, toda Murcia y La Mancha, pues si algún día agota sus exigencias, por muy ridículas y absurdas que sean, habrá perdido el anzuelo nacionalista con el que mantiene idiotizados a sus seguidores. Si también lograse esos territorios, el separatismo embarcaría a Europa en un conflicto con Francia e Italia para adueñarse de Andorra (país independiente que tiene como copríncipe al presidente francés), la ciudad de Alguer (Cerdeña, Italia) y el Rosellón (Francia), territorios que los separatistas también reclaman desde hace años.

El separatismo tiene que acostumbrarse a recibir un 'no' a sus rabietas

El separatismo catalán nunca pondrá fin a sus exigencias y a sus rabietas, por el mismo motivo por el que la dictadura comunista de Corea del Norte engaña a sus ciudadanos haciéndoles creer día tras día que van a ser invadidos por los demonios americanos. El separatismo es un niño mimado, ingrato e insaciable que no sabe hacer otra cosa que tener caprichos y culpar a los demás de todo lo que pasa en Cataluña. El separatismo utiliza la bandera catalana (ahora ya no les llega ni con la bandera, por eso han inventado la "estelada") para esconder permanentemente su responsabilidad sobre los problemas de Cataluña, convertida por el separatismo en una de las regiones con más corrupción política de Europa.

Los problemas territoriales provocados por el separatismo en España sólo empezarán a resolverse de la misma forma en que sólo cabe educar correctamente a un niño. Tiene que acostumbrarse a recibir un "no" como respuesta a sus caprichos y a sus rabietas, y debe asumir también que portarse como un maleducado y como un desagradecido debe tener una penalización política implacable. No podemos permitir que la unidad de España y la convivencia entre españoles estén subordinadas a los antojos del separatismo, un movimiento político corrupto, caprichoso e insaciable que no respeta los principios democráticos ni el Estado de Derecho.

---

Foto: Europa Press.