Los motivos del prestigio de la Monarquía en España y las razones para seguir apoyándola

Hoy la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, cumple 18 años y alcanza la mayoría de edad. Y hoy también ha jurado la Constitución.

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Leonor ya podría ser Reina de España

Este acto de juramento tiene una gran importancia, porque desde este momento, en caso de ausencia del Rey, Leonor podría ya ejercer como Reina de España. Como era previsible, los enemigos de España y de la Monarquía (unos y otros coinciden en gran medida) han intentado reventar esta jornada solemne, intentando arrebatar a la Princesa de Asturias el protagonismo que le corresponde en este día. Me niego a caer en su juego y a prestarles una atención que no se merecen. Tienen todos los demás días del año para importunarnos con sus tonterías. Hoy no es su día. Bastante les aguantamos ya el resto del año.

10 de los 20 países más libres del mundo son monarquías

Hay que señalar que la Monarquía goza de un considerable prestigio en España. Es una de las instituciones mejor valoradas del país, algo que seguramente explica gran parte de la animadversión de ciertos políticos (la clase política, de hecho, está entre las instituciones peor valoradas de España). España es una monarquía parlamentaria, una forma de gobierno en la que coincide con algunos de los países más libres y democráticos del mundo, como Noruega, Nueva Zelanda, Suecia, Dinamarca, Australia, Países Bajos, Canadá, Luxemburgo, Japón y Reino Unido, y eso sólo citando los que figuran entre los 20 países más libres del Índice de Democracia del Economist Group (España figura en el puesto 22, a pesar de todos los esfuerzos del gobierno de Sánchez por erosionar nuestra democracia y nuestras libertades).

La creencia de que tener una república hace más libre y democrático a un país es un gran error. Entre los 20 países más libres del mundo hay 10 monarquías, y de lo 20 países menos libres 18 son repúblicas (las dos únicas monarquías de esos 20 son países islámicos: Arabia Saudí y Afganistán). El debate entre Monarquía y República es una de las mayores trampas políticas que hay, porque quienes más lo promueven (la extrema izquierda, particularmente) nunca dicen qué clase de república quieren. Casualmente, las repúblicas vinculadas a la ultraizquierda española (Cuba, Irán, Venezuela y Rusia) son todas dictaduras y están entre los países menos libres del mundo.

Las razones del éxito de la Monarquía en España

Entre las razones del prestigio de la Monarquía española podríamos encontrar prácticamente las mismas que en el caso de otros países que comparten esta forma de Estado:

• La Monarquía es una institución tradicional que da continuidad a la Nación y representa su unidad. Por eso el Artículo 56 de la Constitución, que habla sobre la Corona, empieza afirmando: "El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia". Mucha gente no se da cuenta de la importancia de esto, pero la permanencia en el tiempo de una institución es un éxito de España como Nación.
• La experiencia de España con la Monarquía ha sido mucho mejor que con la República. Con todos los defectos que pueda tener la institución monárquica (al fin y al cabo, no hay ninguna forma de Estado perfecta), los mayores fracasos institucionales de nuestro país llegaron de la mano de dos efímeras repúblicas que acabaron en duros enfrentamientos civiles provocados por los propios republicanos. La izquierda trata de blanquear la última república presentándola como la panacea de la democracia, pero es mentira: la propia izquierda se encargó de que es República se acabase convirtiendo de hecho en una dictadura socialista. Cuando la ultraizquierda pide una República lo que quiere es algo como Cuba o Venezuela, que nadie se deje engañar.
• La Corona es una institución que está al margen de las pugnas políticas. Su propia naturaleza en una Monarquía parlamentaria convierte a la Corona es una institución que "arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones", como señala la Constitución, pero sin entrar en el debate político. Es una institución mucho más transversal que las presidencias republicanas, que siempre recaen en un político de un cierto partido. La propia Justicia, que también debería estar al margen de las pugnas políticas, está viendo recortada su independencia por parte de los mismos que sienten rechazo por la Monarquía, algo que no favorece nada a nuestra democracia.
• La Familia Real ha demostrado una preparación, una entrega y un compromiso con España incomparablemente mayores que los de cualquier político. Ésta es una razón de peso. Los Reyes de España son personas que se forman durante décadas para ocupar su cargo, incluyendo una formación como oficiales en las Fuerzas Armadas, asumiendo unos deberes que cumplen mucho mejor que los políticos. La alternativa a esto sería tener como presidentes de la república a personas como Pedro Sánchez, Zapatero, Pablo Iglesias, Irene Montero o Ione Belarra, que han exhibido un grado de sectarismo, un desprecio por nuestras instituciones y un radicalismo político que parecen no tener otro fin que sembrar la discordia y poner en peligro la convivencia entre españoles.

El afán por transplantar a España los modelos de otros países

Alguien podrá alegar que hay repúblicas que sí funcionan. No se lo voy a negar. Estados Unidos, Finlandia, Alemania, Polonia o Suiza son ejemplos de repúblicas que funcionan bien y donde seguramente no son muchos los que echan de menos tener una Monarquía. Pero a la hora de considerar asimilables esos modelos por España, algunos pasan por alto un importante detalle: España no es Estados Unidos, Finlandia, Alemania, Polonia ni Suiza. No tiene el pasado, ni las costumbres ni las tradiciones de esos países. España tampoco ha vivido una historia tan turbulenta como algunos de ellos, en gran parte gracias a la continuidad y a la unidad que le dio su Monarquía.

Recordemos, por ejemplo, que Polonia era una Monarquía cuando desapareció literalmente del mapa, sometida a una partición por las potencias que la rodeaban. Cuando Polonia reapareció, ya no había Rey. Con todo, hoy el Águila Blanca de Polonia sigue ostentando la corona real del país, y sus reyes de antaño siguen siendo una parte de su historia que los polacos admiran. Pretender trasplantar una forma de Estado de otro país, que es fruto de una historia muy concreta, a otro, es tan absurdo como creer que los españoles seríamos mejores si fuésemos todos eslavos, orientales o germánicos.

Las causas del odio de la ultraizquierda y del separatismo a la Monarquía

Por lo demás, a estas alturas es más que evidente que cuando la extrema izquierda o el separatismo atacan a la Monarquía española no lo hacen por amor a la democracia. No cabe atribuir ese amor a quienes sienten admiración por dictaduras como Cuba y Venezuela, a quienes se relacionan con regímenes terroristas como Irán y a quienes intentaron reventar nuestra democracia mediante un golpe separatista en 2017.

Si odian a la Monarquía es precisamente porque representa uno de los mayores osbtáculos para sus aspiraciones: la imposición de una dictadura al estilo de Cuba o Venezuela, en el caso de la extrema izquierda, y la rotura de la unidad de España, en el caso de los separatistas. Estas dos razones ya son más que suficientes para que cualquiera que ame España y la democracia se sienta llamado a apoyar la Monarquía.

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Foto: Ministerio de Defensa.